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PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS

Feria de Isidro

Miércoles 25 de mayo

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Video resumen AQUí

Por Alberto Bautista. PortalTaurino. Roca Rey roza el triunfo ante una bueyada de Fuente Ymbro

Quién nos iba a decir que el día anterior que nos tragamos una mansada de Valdefresno, esta tarde íbamos a repetir el guión pero esta vez con la presencia del famoseo en la quinta tarde con el “no hay billetes” colgado. Y es que una corrida cinqueña de Fuente Ymbro estaba preparada en chiqueros: los seis mansos y descastadísimos entre un amasijo de pitones y kilos como bueyes de carretas, ahora que en apenas unos días comienza El Rocío.

La tarde iba cuesta abajo y sin frenos, y aquello no se levantaba por ningún sitio hasta que Roca Rey en el quinto, pisó el acelerador y ante un manso en su querencia (o sea en chiqueros) le realizó un faenón donde volvió a emerger el Roca de la quietud, el estatismo y también el dramatismo (por qué no decirlo): el que pone el nudo en la garganta. Cinco series de gran despaciosidad fue el colofón antes del recuerdo al Maestro Bernadó por unas geniales bernardinas que rozaron la tragedia. El premio gordo se esfumó y pinchó una estimable faena de una oreja, no vayamos tampoco a desvariar…

En su primer turno, se atragantó ante un toro que desparramaba la vista. Un quite por saltilleras y un inicio sideral por estatuarios en el tercio y ahí claudicó el de Gallardo cuya corrida estuvo a años luz de la genial novillada que lidió hace apenas dos días.

Ginés Marín, fue obligado a saludar una ovación al finalizar el paseíllo tras regresar al mismo escenario donde fue herido de consideración el pasado 15 de mayo. Un gesto de hombría: cosas de toreros. Lo que no se mereció fue los dos bueyes que tuvo enfrente. El tercero que clamorosamente no se devolvió: un inválido que no se tuvo en pie. Y el sexto, otro toro de pobre condición al que aguantó a base de banderazos.

Diego Urdiales no se encontró nada cómodo con el que abrió la tarde en una faena larguísima y al que despachó de un horroroso metisaca. Desbordado ante el cuarto, que no se definió y andaba el toro con la cara a media altura y el de Arnedo en vez de emplear recursos anduvo por allí, cómo si tal cosa. Nada de nada. Ya puede atarse los machos el viernes con Talavante…

Miércoles 25 de mayo de 2022. Plaza de toros de Las Ventas - lleno de “no hay billetes” en tarde primaveral (22.869 espectadores). Feria de San Isidro. Décimo séptima de abono. Corrida de toros de Fuente Ymbro - mansos y descastados de principio a fin - (soso el primero, deslucido a menos elm segundo, inválido el tercero, exigente sin humillar el cuarto, manso encastado el quinto y  deslucido el sexto) para Diego Urdiales de verde y oro (silencio en ambos), Andrés Roca Rey de azul marino y oro (palmas y ovación con saludos) y Ginés Marín de corinto y oro (silencio en ambos). Al finalizar el paseíllo, Ginés Marín saludó una ovación desde el tercio tras cumplir con el compromiso de su segunda tarde tras sufrir una cornada de 15 cm en el muslo derecho el pasado 15 de mayo. Javier Ambel saludó una ovación tras parear al segundo

Crónicas de la prensa

Por Patricia Navarro. La Razón. Roca Rey saca brillo a los toros del olvido

Ginés Marín volvía después de una cornada que le dejó el muslo en dos. Se lo taladró para ser exactos. Orificio de entrada y de salida. Aquella tarde del 15 de mayo parecía imposible que hoy volviera. Y así ha sido. Una locura. Una gesta. Una realidad. Marín volvía a pisar el ruedo del miedo, la responsabilidad, la oportunidad y la gloria. Era un cartelazo. No una tarde cualquiera. Se debatían cuestiones fundamentales para Diego y Roca. Por tercer día consecutivo el viento seguía siendo protagonista no deseado. La muleta era un instrumento poco seguro al que aferrarse. Bien lo supo Urdiales con el primero, que repetía en el engaño sin claridad. Era difícil discernir qué ocurría en realidad. El animal acudía por dentro y la faena no llegaba a conectar. Ecuación complicada y en Madrid.

Empeoró la cosa con el derrotón y pegajoso cuarto con el que el riojano se justificó.

Cada chicuelina de Roca Rey podría haber participado en un concurso de cercanía al segundo de la tarde. Cada vez más ajustadas y con el viento arreciando el capote, pero sin minar la moral. Javier Ambel se desmonteró tras dos expuestos pares y brindó Roca al público después. Rodaban las cosas. Volcánico fue el comienzo por estatutarios y a pesar del viento se lo llevó al centro. Derrotaba el toro, en un ritmo desigual, la faena quiso ser, pero se quedó en el camino. Las cercanías al toro no le fueron bien, se vino abajo el Fuente Ymbro. Poco podía hacer Roca.

Grandón el quinto se durmió en el peto como quien supiera el tedio de la corrida. Ya llevábamos lo nuestro. Con un llenazo. Suelto, a su bola, buscando capotes ajenos y a la espera en banderillas. Roca fue a buscarlo a los terrenos del 5. Tanto paseo le sirvió para poco. Un muletazo le dio y se fue huyendo. Cerca de toriles logró coserle los muletazos, retenerlo para que no se fuera y pudiera ligar. Era más de lo que se intuía. El viento, una arrucina, otro derrote a mitad del camino o una parada, era un decálogo de lo imprevisible, porque lo que el toro quería era irse. En la puerta de chiqueros se puso al natural, entre desbandada, quietud. Exprimió al toro en las bernadinas del cierre. La gente entró en la faena no sin polémica por la división. Roca Rey lo hizo todo menos meter la espada.

El regreso de Ginés pareció una broma. Menudo Fuente Ymbro para la ocasión. Ni por presencia ni por esencia. Vacío legal. Lo único que pudo hacer es matarlo con dignidad. Y acusó recibo.

A menos fue el sexto, que repetía pero escaso de ritmo y poder. Poca cosa pudo sacar en claro Ginés más allá de hace el esfuerzo por regresar a su cita venteña. No era poco. Sólo Roca Rey pudo sacar brillo a los toros del olvido. Los de Fuente Ymbro.

Por Paco Aguado. EFE. Un nuevo fracaso ganadero deja en blanco otra tarde rodeada de expectación

El segundo fracaso ganadero consecutivo de lo que va de feria, esta vez protagonizado por los serios y mansos cinqueños de Fuente Ymbro, hundió la gran expectación creada en torno a otro de los carteles más atractivos, sin que ni el esfuerzo final de Roca Rey acabara por levantar la tarde.

La corrida de la ganadería gaditana, cuyo propietario y mayoral se dieron una sobrada vuelta a este mismo ruedo 48 horas antes tras la lidia de una dispar novillada, tuvo una muy seria presentación, con la hondura y el cuajo que le daban sus casi seis años cumplidos y, por el mismo motivo, también una mansedumbre y unas complicaciones mucho más acusadas.

Lidiados, además, entre fuertes rachas de viento, los toracos terminaron por decantarse como un arduo problema para los toreros, que intentaron sacar de donde apenas había a base de exponer más de lo aconsejable, teniendo en cuenta las pocas expectativas de éxito de su apuesta.

El peruano Roca Rey firmó, en ese sentido, los momentos de mayor mérito y emoción de la corrida, cuando se fue a terrenos de chiqueros a fajarse con el rajado y violento quinto de la tarde, justo en la típica hora del “subidón” de entusiasmo en el tendido que se repite en este tipo de corridas.

Después de haber tenido que abreviar forzosamente con el segundo, al que él mismo secó su prometedora movilidad con unos duros estatuarios de apertura que castigaron excesivamente los riñones del animal, el de Lima se dispuso a someter a su manso segundo con muletazos firmes y de mano baja que parecieron atemperarle.

Pero tras cada respiro del toro se repetían unas oledas que Roca se pasó con escalofriante ajuste, tanto en el toreo fundamental como en los efectistas alardes por la espalda, en los que estuvo a punto de ser prendido en varias ocasiones.

Esa emoción se trasladó a la masa, que reaccionó también contra las protestas del sector fundamentalista en unos instantes de confusión que acabaron por aclararse cuando Roca pinchó en dos ocasiones y perdió un más que probable premio.

Diego Urdiales no logró sacar nada en claro de un lote que agradeció poco su esfuerzo. Tanto al primero, muy atrancado en sus descastadas arrancadas, como al cuarto, que embestía vencido y soltando ásperos cabezazos, los intentó torear con sinceridad, como si fueran buenos, buscando conseguir alguna tanda o, si acaso, algún muletazo limpio, casi siempre de forma infructuosa.

Ginés Marín reaparecía solo diez días después de que un toro le atravesara el muslo derecho en esta misma feria, pero su gesto de pundonor no tuvo más recompensa que la fuerte ovación que le tributó la plaza tras el paseíllo.

No tuvo opción alguna con el tercero, un maso rajado y afligido con el que desistió pronto, pero se enfrascó en un tenaz y opaco esfuerzo ante el último de la mansada, que nunca le regaló seguidas más de dos de sus desclasadas arrancadas, negado siempre a que el extremeño consiguiera su objetivo de ligarle alguna tanda compacta.

25_mayo_22_madrid.txt · Última modificación: 2022/05/26 08:24 por Editor