Spire (República Federal de Alemania), 10 de marzo de 1954
Primera novillada sin picadores: 19 de julio de 1969 en Saint-Gilles (Francia) con Alain Montcouquiol “El Nimeño”, Bernarnd Domb “Simon Casas ” y Lucien Orlewski “ Chinito ” . Novillos de André Pourquier.
Primera novillada con picadores: 17 de mayo de 1975 en Nimes con Antonio Rubio “ Macandro ” y Luis Francisco Esplá. Novillos de Matías Bernardos (En realidad había empezado en 1972 pero el Maestro ha considerado, siempre, esta novillada como su primera con picadores porque antes toreaba mas sin picadores que con los del castoreño).
Primera novillada con picadores en España: 17 de agosto de 1975 en Santisteban del Puerto con Luis Francisco Esplá y “ Niño del barrio ”. Novillos de Germán Gervás.
Presentación en Sevilla: 23 de abril de 1977 con Alfonso Martin y Jairo Antonio. Novillos de Alvaro Domecq.
Presentación en Madrid: 8 de mayo de 1977 con Pedro Somolinos y Antonio Lozano con novillos de Buendia. Corta dos orejas y abre la Gran Puerta de Las Ventas.
Alternativa: 28 de mayo de 1977 en Nîmes. Padrino: Ángel Teruel. Testigo: José Mari Manzanares. Toro: “Elegante ”, n° 60, 490 kilos de la ganadería de Torrestrella.
Presentación de matador en España: 30 de mayo de 1977 en Barcelona con Ángel Teruel y José Mari Manzanares. Toros de Matías Bernardos. Primera herida grave.
Presentación de matador en América: 29 de octubre de 1977 en Valencia (Venezuela) con Curro Girón y “ Niño de la Capea ”. Toros de Ernesto Gutierrez.
Presentación de matador en Colombia: 4 de enero de 1978 en Manizales. Una oreja.
Presentación de matador en Sevilla: 21 de abril de 1978 con Santiago Martín “ El Viti ” y Francisco Rivera “ Paquirri ” . Toros de José Luis Osborne.
Confirmación en México: 28 de enero de 1979 . Padrino: Manolo Martínez. Testigo: Dámaso González. Toro: “ Visitante ” n° 60 de Tequisquiapan.
Confirmación en Madrid: 21 de mayo de 1979. Padrino : Rafael de Paula. Testigo: Ángel Teruel. Toro: “Garbancito” de la ganadería de Luis Algarra.
Presentación de matador en Perú: 28 de octubre de 1979 en Lima. Una oreja.
Presentación de matador en Ecuador: 24 de noviembre de 1979 en Quito – Una oreja.
Presentación en Portugal: 7 de julio de 1982 en Campo Pequeño.
Sus temporadas en Europa:
Temporada 1975: 18 novilladas
Temporada 1976: 34 novilladas
Temporada 1977: 10 novilladas, 42 corridas
Temporada 1978: 38 corridas
Temporada 1979: 22 corridas
Temporada 1980: 16 corridas
Temporada 1981: 31 corridas
Temporada 1982: 23 corridas
Temporada 1983: 15 corridas
Temporada 1984: 16 corridas
Temporada 1985: 16 corridas
Temporada 1986: 14 corridas
Temporada 1987: 20 corridas
Temporada 1988: 21 corridas
Temporada 1989: 33 corridas
Tarde trágica: El 10 de septiembre de 1989 (era su corrida n° 428 desde la alternativa) hace el paseo en Arles con Víctor Mendes y Rafael Perea El Boni para estoquear toros de Eduardo Miura. Su segundo enemigo, “Pañolero”, un playero con mas de un metro de pitón a pitón le propina una voltereta de la cual Christian cae sobre las cervicales. Herido de gravedad, lucha durante muchos días contra la muerte y muchos meses para rehabilitarse; pero después de tantos meses si salva la vida queda definitivamente inútil para la profesión
Falleció: Christian decide quitarse la vida y se suicida el 25 de noviembre de 1991 en el garaje de su casa.
Otros datos: el desaparecido Christian Montcouquiol Nimeño II, hermano del novillero Alain Montcouquiol El Nimeño, queda hasta hoy como la mas grande figura del toreo que ha tenido Francia. Ayudado desde su niñez por su hermano Alain, Christian, el de Nimes quiere ser alguien en el toreo y trabaja mucho para eso. Tras su novillada del 17 de mayo de 1975 en Nîmes, obtiene la ayuda del gran apoderado Manolo Chopera y se abre puertas en España, triunfando en las plazas de importancia. Después de su alternativa Nimeño II torea con todas las figuras de su época, sumando 42 actuaciones para su primera temporada de matador y 38 en 1978. Hasta 1982 torea un buen número de corridas obteniendo importantes trofeos tanto en su país como en España y América, donde su cartel en México es importantísimo. En 1982 se separa de Manolo Chopera y eso le afecta.
Con la ayuda de su fiel hermano, Nimeño II sigue luchando y reencuentra la moral en las corridas toreados en México. Pero no consigue abrirse paso y triunfar como quiere tanto en Francia como en España. En 1989, ya apoderado por José Luis Segura, el torero por fin puede exprimirse en corridas y cosos de categoría. La baja de Víctor Mendes en un mano a mano en Nimes el 14 de mayo de 1989 le deja matar a Christian un corridón de Guardiola y salir por la Puerta de los Cónsules con el mayoral, después de una corrida de antología.
Tras su cogida toda la afición francesa sigue día a día la evolución de Christian porque quiere de manera impresionante a su torero. Pero él no soporta no poder ya enfundar el traje de luces. Cuando todos pensaban que el matador había reencontrado la moral para seguir viviendo con su familia, alejado de los ruedos, eso sí, pero siempre presente en el mundillo taurino.
El maestro tiene su estatua cerca de la plaza de toros de Nimes, donde cada año se otorga el “Trofeo Nimeño II” a un joven triunfador de las novilladas sin picadores. La plaza de Eauze lleva el nombre de Nimeño II y en las plazas de Arles, Mont de Marsan, Beziers, así como en Aguascalientes (México) hay placas o azulejos recordando momentos de triunfos de la vida de esta gran figura del toreo. En octubre de 2000 la plaza del pueblo de Caveirac, donde vivía (a algunos kilómetros de Nimes), ha sido bautizada “Plaza Christian Nimeño”.
Vida, apoteosis y muerte de Nimeño II. Alain Montcouquiol, hermano del mejor torero francés, vuelca su dolor en el libro 'Cúbrelo de luces'
El País. Lunes, 17 de junio. MIGUEL MORA
El 9 de septiembre de 1989, un toro de Miura dejó parapléjico a Christian Montcouquiol, Nimeño II, en la plaza de Arles. Fue el prematuro final de una carrera brillante y apasionada, y el prólogo a una muerte terrible: Nimeño no se recuperó lo suficiente como para volver a torear, pero pudo quitarse la vida dos años después en su casa de Nimes. Su hermano mayor, Alain, que fue novillero y le inyectó el veneno de los toros, volcó en el libro Cúbrelo de luces (Zoela) la crónica de los años que pasaron juntos. El libro, que se ha presentado estos días en Madrid, es el sorprendente alegato por la vida, la amistad y la pasión taurina (alejado de todo tópico folclórico) de un hombre, escritor y ex novillero, que no alcanza a superar su dolor y su soledad y recurre a la memoria para acercarse a la fugaz figura de su hermano menor (Alain nació en Ambert en 1945; Christian en Alemania, en 1954), un tipo de una pieza, que toreó y vivió con el único pretexto de vencer a la muerte con el arte.
Nimeño I soñó con ser torero en los años sesenta. Se escapaba de casa para torear a la luna, finalmente se vino a España y se sometió al habitual, y cruel, vía crucis de entonces: pensiones, mucha hambre y, de vez en cuando, una capea de pueblo. Llegó a novillero, pero en el momento decisivo le faltó el valor. Prefirió retirarse y cumplir su vocación acompañando a su hermano. Eso se cuenta en la primera parte del libro. A partir de ahí, el protagonismo es de Nimeño II. El pequeño y delgadísimo Christian había sacado el valor y la fuerza de un gigante. A los 15 años mató su primer novillo; a los 22 se presentó en las Arenas de Nimes con Luis Francisco Esplá: cortó dos orejas.
En 1976, dos orejas y rabo en San Fermín. Su debú en Las Ventas, que tuvo lugar en la Feria de San Isidro de 1977, acabó en salida triunfal por la puerta grande. Hasta aquel fatídico 10 de septiembre de 1989, Nimeño maravilló a la afición de España, Francia y América, casi siempre encuadrado en los carteles de los toreros-banderilleros, con Víctor Puerto y Morenito de Maracay, y con ganaderías tan duras como Victorino Martín o Miura. Fue una apoteosis continua, sólo truncada por las cogidas, varias de ellas muy graves. Pero las gestas cuentan menos que el sentimiento torero y el extraño mundo de un triunfador que nunca presumía de serlo. O quizá no tan extraño: la emoción y la lucidez del testimonio de Alain dejan claro que Christian fue simplemente un artista: adoraba la guitarra, sufría por no estar a la altura, desconocía el miedo, sólo llegaba al éxtasis toreando bien.
Como escribió François Martin en mayo de 1997, cuando el libro se editó en Francia, 'de la primera a la última línea, el relato es un intento de decir la muerte para reducirla al silencio'. Otra forma de verlo es la que da el título: lo que hace Alain al narrar los 37 años de vida de su hermano en 150 páginas es guardar su memoria, cubrirlo de luces. Hacia el final, escribe: 'Ya no me soporto escribiendo, escribiéndote estos retazos del tiempo de tu vida cuando nunca más volveré a verte. Todo me resulta irrisorio. Las corridas, los viajes, el pasado. Todos esos recuerdos que debería escribir valen menos que el trocito de uña que a veces te partías con las cuerdas de la guitarra'.