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+ | {{:antonio_lorca_cara_2007.jpg|}}Por [[Antonio Lorca]]. **Rejoneo desangelado con seis erales** | ||
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+ | Eran toros hechos y derechos por edad —todos habían cumplidos los cuatro años— y peso —entre 569 y 689 kilos—, pero no por la cara. Por la cara, eran niños de teta. Quiere decirse que sus pitones eran más propios de erales —novilletes de dos años—, y no porque no les hubieran crecido convenientemente a lo largo de su vida, sino porque se los habían cortado más de la cuenta. | ||
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+ | Dos figuras del rejoneo no pueden presentarse en Madrid con ese material de desecho. Pudiera parecer una broma de mal gusto si no fuera un engaño en toda regla. | ||
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+ | El público del rejoneo es fácil, generoso y orejero, pero merece un respeto. A Madrid hay que venir con toros. Todo lo demás es un fraude. | ||
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+ | Para colmo de males, la corrida de San Pelayo, propiedad de El Niño de la Capea, fue una mansada indecente de principio a fin. Todos huyeron de los caballos y buscaron el refugio de las tablas; el cuarto saltó limpiamente al callejón, y lo intentó varias veces más, aunque con las fuerzas abandonadas no alcanzó de nuevo su objetivo. | ||
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+ | Por todo ello, a la corrida le faltó condimento, a pesar del interés mostrado por ambos caballeros y la categoría de sus respectivas cuadras de caballos. No hubo sensación de riesgo en el ruedo, y, en pura lógica, tampoco esa faena redonda y apoteósica que pudiera esperarse de alguno de estos dos maestros. | ||
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+ | Diego Ventura salió a hombros por la puerta grande -la decimoquinta vez que lo consigue-, pero no fue el suyo un triunfo espectacular. Es un rejoneador de altura, el número uno actual, tiene caballos deslumbrantes -el mejor, Nazarí, torerísimo, con un sentido del temple admirable- y todo su quehacer está presidido por el dominio total, el buen gusto y el clasicismo innovador. Pero… hay que verlo con un toro, y con un eral manso y sin cara. Cortó dos orejas, se lució especialmente con Nazarí, y dejó la sensación de que puede dar más, mucho más. | ||
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+ | Leonardo Hernández, otra figura, tuvo peor suerte con los rejones de muerte, y su buen hacer quedó muy desvaído. Trabajó intensamente para superar la mansedumbre de sus dos primeros toros, y se lució a lomos de Sol, un caballo torero que reta a los toros con la mirada. Consiguió embeber a su primero con Despacio, otro caballo extraordinario. Hizo lo que pudo ante el muy deslucido cuarto, al que colocó un buen par de banderillas a dos manos, y se vació ante el sexto, aunque, a causa de la precipitación, falló en dos pares de banderillas. Paseó finalmente una oreja, merecida por el empeño demostrado. | ||
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===== Las Ventas ===== | ===== Las Ventas ===== |