Plaza de Toros Monumental. Comenzó a construirse en 1991 y permanece a medio edificar debido a una maraña de actos presuntamente fraudulentos que las autoridades no han podido desenredar.
El inmueble, que debió estar terminado hace muchos años, se ha convertido en uno de los símbolos más evidentes de fraude, en el que están envueltas unas 800 personas, embaucadas en la compra de acciones. El dinero recaudado de éstas personas serviría para la construcción del coso, que ha permanecido como “elefante blanco” durante por lo menos una década. Una veintena de socios que se constituyeron de manera legal en una asociación civil, pro construcción de la plaza, continúa siendo engañada y “le han estado robando en las narices”.
El nombre de Cándido García González figura en los listados de juicios que deberían ser investigados en la Agencia del Ministerio Público de Juchipila, por el delito de fraude, pero que todavía se desconoce si están en proceso. García se apropió del proyecto de construcción y lo hizo tan suyo que, sin el consentimiento de asamblea, se autonombró presidente de la asociación y se presume dueño de la plaza de toros. Es a él a quien desde un principio se le han entregado las regalías por la renta del espacio y, lo que es más grave, de las primeras 50 acciones foliadas que la asociación acordó vender y las resultantes (presumiblemente mil más), que de manera ilegal García ha mandado imprimir hasta enero de este año.
Los miembros de la actual mesa directiva sospechan un fraude millonario de viejos y de nuevos pesos, que Cándido García ha atesorado e incrementado durante los 15 años en que fungió como presidente de la misma, aunque con el consentimiento de los socios.
“Lo creíamos un hombre de buena fe”, dijeron, pese a que nunca citó a las asambleas mensuales ni a rendir informes de ningún tipo.
Al inicio de la asociación, los integrantes acordaron imprimir 50 acciones foliadas, que se venderían a un millón de viejos pesos viejos cada una. En total, establecieron la venta como máximo de 450 acciones, por lo que se habla de un posible fraude de 450 millones de pesos.
De esas acciones, se supo que Cándido García se quedó con 15, que posteriormente vendió a otras personas y abrió una cuenta de banco a su nombre para que ahí, los interesados, depositaran el dinero.
El talón del banco era el requisito para entregarles sus acciones y el tesorero de entonces “ni cuenta se daba” de todas las transacciones que Cándido hacía.
Hace unos años, los socios interpusieron una demanda penal por sospecha de fraude. Cándido García declaró que él no era nada ni nadie en la plaza y se deslindó del asunto. Sin embargo, continuó “haciendo de las suyas”.
En enero de 2006, los accionistas se reunieron en casa de Moctezuma Meza, quien al inicio de la asociación fungió como secretario de la mesa directiva.
A esa asamblea acudió Cándido García, quien se comprometió a entregar terrenos que compró alrededor de la plaza y acciones, “y bórrenme”, dijo, con la condición de que retiraran la demanda penal en su contra y aseguró que ya no quería saber nada del asunto.
Ese día, el consejo eligió a Moctezuma Meza como presidente de la asociación, aunque en su ausencia, pues no se encontraba en Juchipila.
Como secretario de la actual mesa está Jesús Medina Mercado y como tesorero, Juan Medina Medina.
Según la documentación que entregó García, se detectaron varias irregularidades, como la venta de acciones de manera “salteada” en su folio; por ejemplo, una que se vendió en 1990 aparece con el folio número 100 y otra vendida en 1993, tiene el número 1. Medina Mercado se encontró con la novedad de que había acciones del año 1994, que establecían que la plaza de toros ya estaba terminada.
Y todavía en el año 2006, durante el inicio de la presidencia de Moctezuma Meza, Cándido García mandó pedir a la imprenta de Juchipila, involucrada judicialmente en el caso, la impresión de mil acciones más.
De éstas, García se adjudicó más de 100; le entregó “unas cuantas” a su secretario y tesorero, así como a varios miembros de su familia; una más le fue entregada a un acarreador de materiales y dos a amigos suyos. De las restantes no se sabe nada. En febrero de 2007, un año después de que Moctezuma Meza fuera electo como presidente de la mesa directiva, Cándido García cometió un error.
Éste se fue de Juchipila y dejó como “apoderado” a Francisco Luna, cargo que legalmente es inválido, y convocó a una reunión de consejo en el que supuestamente destituyó a la actual gestión.
En el documento firmó como “administrador general”, lo que fue utilizado por los representantes para interponer una nueva denuncia en su contra, ahora sí, por delito de fraude y usurpación de funciones.
En enero de 2006, la asamblea había reelecto a Moctezuma Meza como presidente, quien dejará el cargo el 31 de diciembre de este año.
Sin embargo, en febrero de 2007, sin autoridad alguna, García convocó a esa reunión de consejo.
No obstante las pruebas entregadas a la hora de interponer la denuncia ante la agente del Ministerio Público Angélica María Hernández de Lara, ésta dijo sobre las acciones que ahí no encontró motivos para la denuncia y la pasó a la Procuraduría “a reserva”.
Consideró Hernández que cualquier empresa o persona puede hacer acciones y venderlas, según reveló Moctezuma Meza, quien se quejó de que la agente, lejos de hacer la investigación del caso, intenta resolver como juez municipal y emitir opiniones que no le competen.
Hernández de Lara aseguró que del caso de la plaza de toros hay dos averiguaciones previas, de las cuales, una está en consulta y otra en trámite.
No están resueltas, aclaró, porque a parte hay un juicio civil o mercantil respecto a las acciones, por lo que la instancia espera informes del banco.
Ya declararon las personas, dijo, y se hizo un exhorto al implicado Cándido García para que acudiera, pues tiene su domicilio en San Luis Río Colorado.
Reveló que en el caso de la plaza de toros sí hay muchas personas implicadas, “muchísimos accionistas” defraudados, pero es cuestión de tiempo para que el caso se resuelva.
El primer cambio de mesa directiva que se hizo después de esos 15 años de “mandato” de García González, fue el 1 de enero de 2003, en el que quedó al frente J. Concepción Rodríguez Jiménez. Al término de los 2 años legales de dirigencia, los socios realizan una nueva elección en sesión ordinaria en 2004, año en que queda Jesús Medina Mercado, considerado “gente” de García, quien pidió ser el administrador “para sacarse una espinita que traía clavada”.
En 2006, quedó Moctezuma Meza, que es reelecto hasta el fin de este año y quien, al darse cuenta de las anomalías, interpuso la querella.
La plaza de toros antigua era ya muy vieja; había comenzado a construirse en el año de 1900 y fue concluida en 1906. Se llamaba La Victoria y tuvo sus años de gloria, pues Juchipila se destacaba entonces por tener un aforo grande de personas, ya que “se daban en ella muy buenos espectáculos de la fiesta brava”. Las corridas de toros se celebraban en el barrio San Sebastián; la historia se remonta a la época de la colonia. La plaza fue usada por los juchipilenses hasta el 20 de enero de 1925 y quedó abandonada hasta 1988, cuando finalmente la derrumbaron.
Posteriormente, el Lienzo Charro fue utilizado para realizar las corridas, hasta que Moctezuma Meza, junto con otros amigos, entre ellos Cándido García, pensaron en construir una nueva plaza de toros y escogieron el mismo barrio de San Sebastián.
Adquirieron 4 hectáreas de terreno para edificarla. Era el año de 1991. Las gestiones comenzaron durante la gubernatura de Genaro Borrego Estrada, a quien le plantearon el proyecto, que en principio albergaría a unos 7 mil u 8 mil espectadores; luego, la ampliarían hasta terminarla, para un cupo de 13 mil asistentes.
Borrego cuestionó cómo pensaban emplear una cantidad tan desorbitante de dinero para hacer una plaza, que costaba, entonces, alrededor de 7 mil millones de pesos. El exgobernador se sorprendió cuando le dijeron que su plaza les costaría apenas entre 250 y 300 millones de viejos pesos.
La necesidad de hablar con Borrego para llevar a cabo el proyecto no era tanto para que los ayudara económicamente, sino para evitar que los charros se opusieran a la construcción, pues el lienzo charro, ante la falta de una plaza de toros, se utilizaba para todo tipo de eventos.
Los 20 socios que constituyeron la asociación reunieron 50 millones de pesos “en un rato”, dijo Moctezuma Meza. Con el dinero se hizo una explanada de 4 hectáreas, pero al ver los avances, requirieron juntar 45 millones de viejos pesos más para hacer el hoyo que asentaría el ruedo de la plaza, por lo que decidieron que el recurso se juntaría mediante la venta de acciones.
Borrego Estrada ofreció, al ser invitado a colocar la primera piedra, dar todo el cemento y varilla que se requiriera para la obra. En total fueron 200 toneladas de cemento y 40 toneladas de varilla, que no fueron utilizados en su totalidad. Suponen que Cándido García González vendió el material.
El primer tesorero de la mesa directiva se deslindó y renunció al cargo, cuando Cándido García lo obligaba a pagar a una persona 10 millones de viejos pesos por ladrillos que nunca fueron entregados. Dijo que él “no podía ser tesorero de sinvergüenzas”. García les ofreció a transportistas areneros y graveros el pago de la mitad de las entregas con dinero y la otra mitad con acciones para la causa.
En 1993, Cándido García mandó hacer acciones sin folio para manejarlas a su antojo.
Ahora lo más grave es que a la fecha se han vendido al menos 700 u 800 acciones, de 300 ó 400 que el consejo había acordado imprimir para su venta.
Se sabe que Cándido García ha vendido acciones en Jalpa, Juchipila y Apozol, y la gente las ha comprado con la intención de que, en un espectáculo taurino puedan conseguir entradas gratis, por ejemplo.
La primera vez que hubo una corrida en la media plaza, Cándido les mandó un boleto a los 20 socios, aunque nunca supieron éstos cuánto cobró por la renta de la plaza “y así siguió durante los últimos 15 años”.
Toros en Juchipila.