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Real Maestranza de Sevilla

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Viernes, 2 de mayo de 2014

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Fuente Ymbro (bien presentados, con diferente juego; mansos, sueltos y descastados en general; el 4º fue aplaudido en el arrastre).

Diestros:

Javier Castaño. De blanco y oro. Estocada (silencio); municipal, descabello (saludos).

Paco Ureña. De tabaco, negro y oro. Estocada (silencio); dos pinchazos, aviso, media estocada, cinco descabellos (silencio).

Esaú Fernández. De manzanilla y oro con remates negros. Estocada en su sitio, rueda sin puntillas (oreja); estocada (silencio).

Banderilleros que saludaron: Fernando Sánchez en el 1º, David Adalid en el 1º y en el 4º. De la cuadrilla de Javier Castaño.

Picadores: Vicente González, de la cuadrilla de Paco Ureña, picó bien al segundo de la tarde.

Presidente: Gabriel Fernández Rey.

Tiempo: soleado, caluroso el principio.

Entrada: casi media plaza.

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Crónicas de la prensa:

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

La de Fuente Ymbro no resultó como se esperaba. Bien presentada, eso sí, pero adoleciendo de una mansedumbre notable varios de ellos, en especial los tres primeros. Hubo algunos toros aprovechables, como el cuarto que fue bueno y estuvo por encima de Castaño, que, a pesar de ello, si no marra descaradamente con el acero, hubiera cortado orejita. Pero, en fin, la gente con Castaño va a ver a la cuadrilla y hasta sisean pidiendo silencio. Y al matador no le molesta que le echen más cuenta a la cuadrilla que a él. Es parte de su negocio, sin duda. Me gustó mucho Paco Ureña, con un sentido de la lidia y del temple extraordinario. Hizo bueno al quinto, modelándolo con su muleta. Pero la gente que había en los tendidos maestrantes - los cabales y algunos menos- no supieron apreciarlo. Debe volver a Sevilla y demostrar el buen torero que lleva dentro este diestro murciano. Esaú volvió a Sevilla tras su rentoy del año pasado. Y cortó una orejita a base de sacarle pases y medios pases a un manso pregonao, al que mató bien. Y de la gente qué les voy a decir, que había chispa más o menos, los mismos que el jueves. Pero era un cartel de preferia donde nunca hubo figuras. Mañana se va a ver lo que pasa, con un maestro Ponce, todo torería, que ha dicho “las cosas están complicadas en Sevilla, allí estoy yo aunque no vaya a tope”. Y apuesto que le van a dar una gran ovación de salida y lo van a estar apoyando toda la tarde. Ya lo verán.

Lo mejor, lo peor

Por Sandra Carbonero

Lo mejor: Esaú lo pone todo. Hemos tenido que esperar hasta el cuarto festejo de abono para poder ver pasear un trofeo a un matador. Esaú Fernández ha abierto el marcador de la Feria. Volvía a la Maestranza tras un año de ausencia y lo hizo saliendo a por todas. No dudó ni un momento y en las dos ocasiones se puso a portagayola. Peleó como un jabato contra el manso tercero. Lo toreó pegado a tablas y le arrancó tres series que calentaron los tendidos y que remató con un señor arrimón. Ureña ha dejado constancia de su buen toreo en el quinto de la tarde. Fue el único astado que se dejó un poco y el murciano lo toreó despacio y con ligazón en una faena larga y que no sentenció bien con la espada. El mismo problema tuvo Castaño en el cuarto, en el que se le esfumó la oreja tras una faena basada en la diestra. Impecable también su cuadrilla, que una vez más tanto David Adalid como Fernando Sánchez han pareado con gran acierto y lucimiento los dos toros.

Lo peor: Fuente sin agua. La tarde no salió del todo como se deseaba por culpa de los mansos de Fuente Ymbro. Se esperaba mucho más del ganado que en otras ocasiones ha triunfado o ha saltado algún buen toro al ruedo de la Maestranza.

El Mundo

Por Carlos Crivell. Premio para la decisión de Esaú

La tarde tuvo una noticia: se cortó la primera oreja de la Feria. Se la llevó Esaú Fernández por sus ganas y decisión. El espigado torero de Camas se fue a portagayola en sus dos toros. Al tercero, muy manso, lo persiguió por la plaza y lo entendió en una tanda de derechazos en la que llevó al toro prendido en su muleta. Fue todo un compendio de entrega torera. Allí siguió, cerca de las tablas, en una labor con algunas tandas de muletazos de más coraje que otra cosa. Era lo que pedía el toro. Lo mató muy bien. Y como Esaú forma parte de ese grupo de toreros que son simpáticos y encandilan al tendido, se encontró con la oreja del toro, que fue el premio a su desmedido afán de triunfo.

Esaú parecía otro torero con el sexto. Toda la decisión mostrada antes se evaporó en una labor de toques fuertes a un toro que pedía más templanza.

Hubo un toro bueno en la muleta, posiblemente el mejor en el último tercio, aunque tan manso como sus hermanos, que fue el cuarto. Un picador tan experto y brillante cono Tito Sandoval no pudo lucirse. Sin embargo, el toro metió la cara con clase y por abajo en la muleta de Castaño. Su faena fue de cuatro tandas con la derecha; hasta la cuarta no le cogió el aire al toro. Antes, los pases surgieron muy despegados y citando fuera de cacho. Con la izquierda, muy poco, apenas una tanda en la que estuvo más centrado con algún enganchón. Fiel a su antiguo estilo, Castaño se puso a dar circulares. Lo mejor de su labor fueron algunos pectorales, muy lentos y toreros. Lo mató de forma horripilante.

La cuadrilla de Castaño volvió por sus fueros. No se sabe bien si es la cuadrilla de Castaño, o si es que Castaño es el torero que mata los toros con los que se luce esta cuadrilla. Marcos Galán lidió bien en general. David Adalid puso cuatro soberanos pares de banderillas. Fernando Sánchez estuvo menos afortunado. Castaño no se entendió con el que abrió plaza.

Paco Ureña, torero de Lorca, se presentó en Sevilla con un toro manso integral. No hubo forma de fijarlo en ninguna suerte. Huyó siempre de todo el que osara acercarse a su entorno.

Con el quinto, Ureña pudo justificar su inclusión en la Feria y las esperanzas que se tienen en su futuro. Ese toro fue el más blando de la suelta. Ureña hizo una faena muy larga llena de altibajos. Por arriba, pases muy templados con gran lentitud; por abajo, enganchones a destiempo. La faena fue de larga duración. Los circulares finales llegaron con el toro, noble y flojito, ya sin fuelle. Esta labor, de pasajes meritorios, fue mancillada con la espada

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Un trofeo para Esaú Fernández

Esaú Fernández fue premiado con el único trofeo de la tarde en un espectáculo muy pobre, marcado por el mal juego de un encierro de Fuente Ymbro, en conjunto bien presentado, pero muy manso.

El camero, muy dispuesto ante su lote, recibió al manso tercero con una larga cambiada de rodillas, frente a toriles. Con la muleta, logró sujetar al animal frente a toriles, donde extrajo una serie estimable con la izquierda, con el mérito de la ligazón. Sonó la música y el torero se explayó en muletazos sueltos en una labor porfiona que llegó con facilidad al tendido. Mató al primer envite y tras petición del público, recibió la única oreja que se concedió en la tarde.

Fernández también recibió al manso sexto con otra larga de rodillas, en la que se jugó el tipo y, ya de pie, ganó terreno a la verónica. Con la muleta anduvo fácil, en una faena basada en la derecha. De nuevo, decisivo en el primer intento en la suerte suprema.

Javier Castaño y Paco Ureña se marcharon de vacío. El salmantino apostó ante el mansote primero por un trasteo encimista, en el que faltó limpieza. Ante el cuarto, un toro que embistió con prontitud y clase en la muleta, aprovechó el mejor pitón, el derecho para una faena desigual en los tercios en la que logró la mejor serie de la tarde, con muletazos largos y de mano baja. Sonó la música y aquello se vino abajo, con un epílogo frustrado de unos naturales con la diestra, tras arrojar el estoque simulado a la arena. Para colmo, a la hora de la verdad, espadazo que escupió el toro y un descabello. El balance quedó en una fuerte ovación.

Paco Ureña no consiguió hacerse con el manso segundo, siempre a su aire, tras ganar terreno a la verónica con el capote. Con el quinto, mansote y blando, consiguió algunos muletazos de buen trazo con la izquierda, en una labor de largo metraje.

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Algo más que mansos

El ambiente que se palpa en la calle se traduce en la plaza. ¿Dónde están las apreturas de Adriano y Circo? ¿Dónde ha quedado ese trajín, tan taurino, que prologaba las tarde baratilleras? La entrada registrada ayer podría estar certificando la media que se espera. Y no ha servido de empujón este puente de mayo que desplazó la feria de mes para ganancia de pescadores. Seguiremos pendientes del asunto.

La tarde de ayer giraba en torno a los toros de Fuente Ymbro, una divisa que llevaba varios años lidiando estupendos encierros en la Maestranza -tanto en corridas como en novilladas- y que, a priori, detentaba la máxima expectación de un cartel de argumentos dispares. La corrida decepcionó por lo mucho que se esperaba de ella y enseñó un preocupante fondo de mansedumbre que se desbordó por completo en los toros que salieron en segundo y tercer lugar. Pero cuidado, hubo dos animales de triunfo reunidos en el mismo lote que fue a parar a manos del que -a priori- menos podía lucirlo. Los resultados finales nos dieron la razón. Dejando a un lado los coros y danzas de su cuadrilla, Castaño no llegó a apretarse de verdad con el primero, un toro de buen son y raza justita al que estrelló y destempló en la muleta -se dejó coger siempre las telas- después de la lidia retórica y escénica de su orquesta de cámara.

Estuvo a punto de desquitarse con el cuarto, un animal serio, veleto y bien armado al que quisieron picar -sigue el happening de la cuadrilla, con dos excelentes pares de Adalid- como si fuera el paradigma de la bravura. No lo podía ser pero sí llegó a la muleta con un excelente son por ambos pitones que el diestro leonés aprovecho en fases intermitentes sin llegarse a explayar a la altura que demandaba la calidad de su enemigo. Hubo buenos naturales sin seguir por ese pitón, que era de revolución; detalles de cierta torería, fases felices pero una definitiva falta de reunión y una preferencia por lo accesorio en detrimento de lo fundamental que quedó patente cuando, apuradas las fuerzas del animal, tiró la espada de verdad para intentar unas luquecinas que el toro tomó protestando. La espada cayó fatal y el triunfo se diluyó, como una gota en el mar…

Sus compañeros Paco Ureña y Esaú Fernández sí salieron sincera y resueltamente dispuestos a afrontar la papeleta fueran como fuesen las condiciones de sus respectivos toros. En el caso del murciano, estrellando sus esfuerzos con la mansedumbre absoluta del segundo, un bicho rajado y huidizo que sólo acertó a refugiarse en chiqueros. Pero Ureña quería y tenía que enseñar su buen concepto. Era su presentación en Sevilla y un año crucial para su futuro inmediato. Y logró convencer a todo el mundo sacando buenas fases de toreo del sosísimo ejemplar que hizo quinto. Para ello había que hacer las cosas muy bien; colocarse siempre en el verdadero sitio de torear y tirar de él con exquisito y preciso temple para dibujar varios muletazos de excelente corte que no tuvieron mayor eco en el tendido por la desesperante falta de fuelle de su oponente. En sus ganas de agradar llegó a prolongar el trasteo más de lo recomendable y la espada tampoco funcionó -lo despenó de una estocada trasera y defectuosa- empañando en parte una actuación que confirma lo mucho y bien que venía hablando de él.

A la postre el único que se llevó una oreja para la cercana Camas fue Esaú Fernández, que volvía a la plaza en la que tomó la alternativa hace ya tres temporadas. Supo darle toda la fiesta necesaria al manso tercero, otro toro que huía hasta de su sombra al que Chacón banderilleó con brillantez. El bicho medio se dejó cuando Esáu le tapó la cara y le obligó a ir por donde no quería. Y lo hizo creando espectáculo, entregándose a tope y conectando con los tendidos. Lo mató de un estoconazo fulminante y la gente, que andaba por agradar, pidió y obtuvo el único trofeo de la tarde.

Esaú había recibido a ese tercero en la mismísima puerta de chiqueros y volvió a repetir idéntico viaje para saludar al sexto, un toro suelto en la lidia y de escaso fondo con el que el camero se empleó a fondo revelando un toreo macizo y de serio plantamiento. Fue una faena muy para toreros, para los profesionales, que quizá no brilló en el tendido pero reveló que el joven matador se adentra en una etapa de mayor madurez. Hay que anotar una meritísima serie por el lado zurdo en la que tuvo que aguantar algunas miraditas imperceptibles. Entregado siempre, lo apuró mientras duró y renovó su crédito, que no es poco. Ni muchísimo menos.

El País

Por Antonio Lorca. Un capotero de oro

Hizo calor, acudió menos gente que el día anterior y la corrida de Fuente Ymbro, de bonita estampa, de trapío de toro-toro y astifina, decepcionó de principio a fin. Es curioso cómo al toro guapo, coqueto y deslumbrante de salida se le va descomponiendo el tipo y afeando a medida que su comportamiento lo transfigura en un buey de carretas, o en un cobarde o en un mal bicho. Y el sueño se desmorona a un tiempo. Así, al final, casi dos horas y media después, el cuerpo queda dolorido, el alma en pena y con la ilusión de que mañana es otro día y vuelva a renacer —no queda otra opción— la esperanza.

Quedan pocos recuerdos después de tanto tiempo transcurrido; pero una corrida de toros es cada tarde un fogonazo de fuegos artificiales, unos luminosos, y apagados otros, de los que, casi siempre, queda un rescoldo.

Y ayer lo hubo. Sin ánimo de molestar a nadie, hubo un capote de categoría excelsa, de esos que se mueven al son que marca el corazón, que parecen trenzados en las yemas de los dedos y vuelan con vida propia. Y se dice lo de la molestia porque el dueño de tan singular engaño era un hombre de plata, Marcos Galán, subalterno de la cuadrilla de Javier Castaño, que lidió los dos toros y dio un recital de torería, de suavidad, de gracia, de cadencia y de toreo auténtico. No es que no molestara a los toros, es que a los dos les hizo un máster con cuatro capotazos, a cual mejor diseñado. Y todo ello, sin presunción, sin alharacas, sin perder la compostura y a sabiendas de cuál es su papel en el ruedo. Capote de plata convertido en oro, homenaje al buen toreo eterno.

Es verdad que los espadas del cartel también probaron el lucimiento. Castaño veroniqueó con sabor a su primero; Ureña hizo lo propio con sentimiento al segundo, y Esaú lo intentó por chicuelinas y se atrevió, incluso, a recibir a su lote con una larga cambiada de rodillas en los medios. Pero nada supo como esos vuelos mágicos del capote de Marcos Galán. Y, amigo, esas luminarias no se olvidan ni en tarde tan plúmbea como la de ayer.

Y hubo más, pero nada adquirió la consideración de obra bien hecha; hubo derechazos hondos de Esaú, un volapié casi perfecto de este joven matador, que le valió una oreja, la figura bien plantada de Ureña y una faena de buena factura de Castaño al cuarto; pero casi nada de lo dicho sirvió para levantar una tarde alicaída por el mal juego de los toros.

Ni siquiera la pareja de banderilleros formada por David Adalid y Fernando Sánchez estuvieron a la altura deseada; y Tito Sandoval, picador excelso, movió el caballo, pero no picó, como sus compañeros, porque ya no se pican a los toros, blandos y amuermados por naturaleza.

Encastado y deslucido fue el primero, y Castaño lo lidió a la defensiva, por alto, desbordado y con pocas ideas. Mejoró ante el cuarto, manso y encastado, pero su gran nivel estuvo por debajo del toro.

No le acompañó la suerte a Paco Ureña, que se estrenaba en La Maestranza como matador. Se le ve crecido y seguro, y maneja los engaños con soltura. Un manso huidizo, que buscó con locura la puerta de toriles, fue el segundo, y noblote y muy aplomado el quinto. Faltó la emoción del toro con movilidad, pero Ureña dijo que sabe torear.

Y Esaú Fernández —irrelevante ante el soso sexto— se llevó una oreja a su casa que ojalá le sirva para remontar el vuelo. Muy decidido toda la tarde, consiguió fijar la embestida del rajado tercero, le echó la muleta al hocico y dibujó redondos casi completos en una tanda que resultó muy meritoria. El resto careció de mando hasta la estocada final, volcándose sobre el morrillo, de la que el toro salió prácticamente muerto. La oreja puede ser discutida, pero no el estoconazo.

La Razón

Por Paco Moreno. Esaú Fernández arranca la primera oreja de la Feria de Abril

Se esperaba ayer mucho más de la corrida de Fuente Ymbro, que sigue sin suerte en Sevilla, en una tarde que no terminó de romper pese a que Esaú Fernández arrancó casi de manera literal la primera oreja de esta Feria de Abril con sus ganas. Además, Ureña dejó buen sabor de boca con el lote más deslucido.

Como en tardes anteriores, el sevillano llegó muy dispuesto al coso del Baratillo. Se fue a portagayola –como en el sexto– y, luego, estuvo muy participativo con el capote. El toro, mansurrón, no quería pelea, pero el torero sí. Cuando nadie lo esperaba, puso la muleta en la misma cara de la res, cerró su huida e hilvanó dos tandas tan meritorias como brillantes e inesperadas por la condición del toro, del que estuvo muy por encima. El espadazo fue certero y ató la oreja. También estuvo acertado con la tizona en el que cerró la tarde. Ese sexto fue un toro muy irregular en sus embestidas y sin ofrecer el juego deseado. Firme y convencido, el torero lo intentó sin éxito sobre ambas manos.

Javier Castaño no pudo rematar su faena al primero de la tarde. Cumplió con el capote y saludaron, como es habitual, David Adalid y Fernando Sánchez en banderillas. El trasteo tuvo un prometedor comienzo en redondo con tandas bien fraguadas ante un toro con nobleza y buen son, pero que se vino a menos enseguida y cabeceó en exceso. El recurso del diestro fue un arrimón, no muy bien admitido por el tendido.

Al cuarto le aplicó una faena que tuvo altíbajos y sus mejores momentos en el toreo en redondo. Tandas de buen trazo, intercaladas con otras menos destacadas con un animal que manseó en los primeros tercios, pero que mejoró en la franela.

No tuvo suerte Paco Ureña con el astado de su presentación en La Maestranza. Un animal corretón en los primeros tercios, que resultó huidizo cuando tomó la muleta. Estuvo sereno el murciano e intentó hacerse con una embestida cada vez más difícil. Tampoco le propició opciones el quinto, sosito y sin emplearse. Mostró muy buenas maneras el torero que prácticamente tuvo que inventarse a su oponente. En resumen, no tuvo suerte en su estreno, pero habrá que contar con él para el futuro.

ABC

<img src="http://www.portaltaurino.com/images/criticos/fdo_carrasco.jpg"/>Por Fernando Carrasco. Esaú Fernández se sobrepone a los mansos y corta la primera oreja

Volvía el camero Esaú Fernández a la plaza de Sevilla y lo hizo de la mejor manera posible: cortando oreja. La única de la tarde pero en la que también ha habido una faena seria y de mucho nivel del debutante Paco Ureña y las buenas maneras de Javier Castaño.

No ha sido buena la corrida de Fuente Ymbro. Toros muy bien presentados, musculados y con trapío pero mansos por regla general. Hasta cuatro de ellos han buscado la puerta de chiqueros. Se ha dejado más el quinto.

Javier Castaño ha pechado con un primero que quería rajarse desde el principio y que se pensaba las embestidas. El leonés, firme, ha comenzado bien la faena y ha solventado los topetazos del animal, que echaba la cara arriba. Por encima siempre.

El cuarto lucía un velamen de espanto. Aunque el astado quería irse a tablas, lo ha aguantado muy bien fuera de las rayas de picar y el trasteo ha tenido la virtud principal de llevar siempre a su enemigo cosido a la muleta, sin posibilidad de que pensase. Ha estado francamente bien, ligando y templando dentro de lo que tenía delante. Una pena que la espada haya quedado simplemente enhebrada.

Paco Ureña ha causado muy buena sensación en su presentación en Sevilla. El de Lorca no ha tenido opción alguna ante su primero, un toro manso de libro y que huía tras el primer muletazo. Nada que hacer.

Empero, ante el quinto, el toro con más posibles, Ureña ha dado otra dimensión. Muy cruzado siempre, adelantando el engaño y tirando de su enemigo, ha construido una faena importante, seria y sin concesiones donde la ligazón y el toreo de mano baja ha prevalecido. Ha pecado, quizá, de alargar el trasteo. Y de pinchar. Pero faena para el recuerdo.

Esaú Fernández se ha ido a portagayola en sus dos toros. En el primero, otro manso que sólo quería tablas, el camero ha estado inteligente y le ha dado los terrenos que pedía su enemigo. En su querencia, Esaú ha dejado tres series diestras ligadas muy jaleadas, con poder y aguantando las huídas del de Fuente Ymbro. Luego se ha pegado un arrimón entre los pitones, destacando en el toreo de cercanías. Firme con la espada, a sus manos ha ido la primera oreja de este ciclo.

El sexto ha embestido con cierta violencia y sin fijeza. Aún así, al de Camas le ha faltado algo más de reposo en que quehacer. Mejor en el toreo a zurdas. Ha querido hacer muchas cosas pero ha faltado templanza.

Mención aparte merece la cuadrilla de Castaño: Marcos Galán lidiando y David Adalid y Fernando Sánchez con las banderillas. Una auténtica delicia verlos actuar.

Toromedia

Esaú Fernández corta una oreja

Lo mejor con el capote en el primero lo hizo Paco Ureña en un ajustadísimo quite por gaoneras. En banderillas se lucieron Adalid y Fernando Sánchez. La faena comenzó en buen tono con una primera serie diestra notable, aunque después se fue diluyendo. El torero se pegó un arrimón al final con el toro ya agotado y la faena no pudo remontar. Silencio.

También acusó mansedumbre el cuarto, al que Castaño comenzó toreando muy bien en dobladas y en una primera serie diestra. El toro se fijó, comenzó a embestir bien y el torero se lució en la tercera serie llevándolo por abajo. Sonó la música y destacó mas tarde en una serie al natural que ligó muy bien. Terminó con circulares y mató de estocada defectuosa y descabello.

Ureña remató con dos buenas medias el recibo de capa a su primero. El toro apuntó ya su falta de bravura en el caballo y la mantuvo en banderillas, siempre muy suelto y aquerenciado. Ureña intentó sujetarlo a base de dejar la muleta en la cara pero pudo más la mansedumbre del toro, que le hizo rehusar la pelea por completo. Lo intentó el torero pero sin resultado. Mató de estocada. Silencio.

Muy a la defensiva embistió siempre a la muleta el quinto, que descompuso los intentos iniciales de Paco Ureña por el lado derecho. Por el pitón izquierdo le dejó dar una serie estimable y una segunda buena de uno en uno en la que parecieron acoplarse. Después volvió a la derecha y también sacó una tanda de mucho mérito. Puso más Ureña que el toro en una labor firme y tesonera. Pinchó dos veces antes de dejar media y cuatro descabellos. Aviso.

Esaú Fernández se fue a portagayola en el tercero, un toro que al igual que el anterior demostró mansedumbre y marcó su querencia a chiqueros nada más comenzar la faena. Esaú le plantó cara pegado a las tablas y le sacó una serie buena por la derecha dejando la muleta en la cara. Con esta técnica y su buena disposición le buscó las cosquillas al toro y le sacó partido a pesar de su mansedumbre. Terminó pisando terreno de cercanía y mató de estocada efectiva. Oreja.

De nuevo se fue a portagayola Esaú en el sexto, al que toreó bien a la verónica intercalando chicuelinas y cerrando con media. El toro fue medido en el caballo y Esaú ligó dos series diestras con algunas dificultades. Fue al natural cuando subió el tono de la faena pero fue una sola serie porque a la siguiente el toro protestó. A partir de ahí fueron intentos sin apenas brillantez. Estocada desprendida. Silencio.

Firmas

Por Gastón Ramírez Cuevas. Los universos paralelos

En el mundillo de la física cuántica existen fervientes defensores de la teoría de los universos paralelos, la cual nos dice que existen varios universos o realidades relativamente independientes que coexisten pacíficamente en la inmensidad del éter. De esa manera podemos pensar en mundos sin toros, mundos en los que la Fiesta es obligatoria, mundos espantosos en los que sólo se dan festejos de rejones, y planetas abominables en los que los únicos toreros son las “figuras” que dejaron plantada a la afición sevillana.

Siguiendo ese orden de ideas, ayer, en alguno de esos universos paralelos, Castaño aprovechó su lote y le echó arte y poder a sus trasteos. Desgraciadamente, en nuestra propia y triste realidad no fue así. Por ahí hubo –en la faena al cuarto- unos cuantos derechazos largos y templados pero poco más. Lo mejor de su actuación fue un enorme golpe de descabello a ese segundo de su lote. Este torero leonés suele enfrentarse a toros complicados, enormes y peligrosos, cosa que tapa sus evidentes carencias técnicas y artísticas.

En alguno de esos múltiples mundos de la imaginación, a Paco Ureña le tocó el lote de Castaño, mató como Dios manda y cortó cuatro orejas. No ocurrió así en La Maestranza que nos ha tocado en suerte. El segundo de la tarde fue un animal débil, abanto y mansísimo. Y el quinto fue soso, rebrincado y falto de clase.

No obstante , Ureña demostró oficio, sobriedad, quietud y elegancia. Desde el ajustadísimo quite por gaoneras que le instrumentó al que abrió plaza se vio que a este coleta murciano le sobran valor y buenas maneras. Lo mejor de su actuación vendría en el quinto, un toro que parecía no tener un pase y al que Paco supo ahormarle la cabeza y consentir hasta que embistió con cierta suavidad. Hubo naturales de gran clase, trazo largo y exposición. Quiero imaginar que en otro universo Ureña no deja muerta la muleta a la hora de la verdad y mata como el tifo.

Un empresario inteligente y taurino (especie que no abunda en ningún rincón de las múltiples realidades posibles) hubiera contratado a Ureña más tardes en vez de a tantos Cides, Luques y Castellas.

Esaú Fernández, el espigado muchacho de Camas, cortó una oreja de utilería para regocijo del bullanguero e ignorante público de Sol. Es sorprendente ver lo basto y vulgar de la tauromaquia de Esaú.

Diremos en su descargo que se fue a porta gayola en sus dos enemigos, aunque acostumbra incorporarse antes de completar las largas cambiadas de hinojos. Sobre su labor en el manso tercero, al que le tumbó un apéndice protestado por los aficionados, asentaremos que se prodigó en el llamado pase del tiovivo, suerte en la cual el diestro gira con el toro manso una y otra vez en un simbiótico ballet carente de mérito y gracia. En esos mundo paralelos de Dios a ese muletazo repetitivo y engañoso le llaman el pase de carrusel y también el pase de la calesita.

En el sexto, un Fuente Ymbro noble y con ganas de embestir, Fernández gritó mucho pero ¡eso sí! toreó poco y a seis kilómetros del morlaco. Debe haber por ahí algún remoto planeta en el que este torero posee elegancia y gusta del toreo verdad, pero lo dudo.

Uno de los enigmas de la mecánica cuántica y de la teoría que da nombre a esta crónica, es que hasta donde se ha podido saber, en todos los universos paralelos los peones de Castaño son toreros muy grandes. No hay realidad posible en la que David Adalid y Fernando Sánchez no se luzcan enormidades con los palos, en la que no se desmonteren para agradecer la atronadora ovación del respetable. Tampoco hay mundo alguno en el que Marcos Galán no bregue como los grandes, pegando suaves capotazos minimalistas para poner al toro en suerte. Ayer el segundo tercio del que abrió plaza fue memorable y realmente lo mejor de la tercera corrida de abono. ¿Por qué en nuestro universo particular no hay más toreros de plata que sigan el ejemplo de los subalternos antes mencionados y tengan como lema el famoso “Triunfar o Morir” de David Adalid? ¡Misterios de la ciencia!


Sevilla Temporada 2014.

sevilla_020514.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:08 (editor externo)