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Real Maestranza de Sevilla

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Sábado, 10 de mayo de 2014

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Torrestrella (de diferente presentación y juego desigual).

Diestros:

El Cordobés. De aguamarina y oro. Pinchazo, media estocada caída (silencio); pinchazo, estocada trasera (silencio).

Juan José Padilla. De grana y oro. Pinchazo, estocada (vuelta al ruedo); estocada trasera (oreja) .

El Fandi. De barquillo y oro. Estocada caída (saludos desde el tercio); estocada tendida (saludos desde el tercio).

Incidencias: al finalizar el paseíllo su guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del banderillero sevillano Antonio Codeseda.

Presidente: Fernando Fernández-Figueroa.

Tiempo: soleado y caluroso.

Entrada: más de tres cuartos de plaza.

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Crónicas de la prensa:

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

Llegó y pasó la mediática. Que debería tener otro nombre, la popular, la de la bulla. O la de los pueblos de España. Bien presentados los Torrestrella y dieron distinto juego, aunque en la mediática -valga de nuevo el eufemismo- nunca se sabe ni se puede valorar. El Cordobés estuvo raro, como fuera de la plaza, ni quiso verlos, ni parecía él mismo, sino una mala copia de una mala tarde de Curro. Algo le pasa a Manuel Díaz. Padilla estuvo a lo suyo, con dos faenas padillescas jaleadas hasta en los defectos por los padillistas. Todo coraje, todo voluntad, como siempre, y se llevó una oreja. Y El Fandi también respondió a la expectación mediática, aunque se fue sin orejas por lo de siempre, por la muleta. En banderillas poderoso, pero él, que tiene capacidad para ello, debería intentar cuadrar en la cara de los toros en plazas como la Maestranza. Del público qué les voy a decir, hubo más de 3/4, tal vez 4/5, la mejor entrada de la feria. Y no era el de siempre ni mucho menos: mucho foráneo feriante, mucho “mediático”, y mucho “cuñao, te dejo la entrada”. Con eso la Maestranza se convirtió en lo que se convirtió. Hasta la música estuvo mediática tocando a su bola. Los cabales parece que han desertado de los toros, y no por los del G-5 sino por la crisis. Y los mediáticos siguen fieles a lo suyo. Aunque es a una sola corrida, no a un abono.

Lo mejor, lo peor

Por Sandra Carbonero

Lo mejor: El pirata vuelve a la carga. Sábado de Feria y la Maestranza estaba radiante, como siempre. Pero, qué hermosa está con los tendidos llenos. Más de tres cuartos, la mejor entrada de la Feria hasta el momento la han conseguido los mediáticos. Padilla ha pasado como un auténtico “ciclón” por Sevilla, dominando todos los tercios. El jerezano estuvo por encima de su primero, al que recibió a portagayola. Vibrantes fueron todos los pares de banderillas. Con el quinto estuvo inteligente y entregado solventando las dificultades que presentaba el de Torrestrella. Tras la estocada, el público enloquecido pidió la oreja para Padilla. No ha sido la mejor tarde de El Fandi, que a pesar de estar bullidor con los palitroques, en la muleta le faltó acople con sus oponentes.

Lo peor: Así no. El Cordobés ha fallado esta tarde. No sabemos dónde ha dejado hoy su habitual alegría y ganas de agradar al graderío. O incluso su salto de la rana. Todo eso hubiera sido mejor que pasar por Sevilla sin pena ni gloria, porque ni tan si quiera lo ha intentado. Hay muchos toreros que hubieran necesitado una oportunidad así y se han quedado fuera de la Feria.

El Mundo

Por Carlos Crivell. Juan José Padilla, héroe popular

La imagen querida de Juan José Padilla se adueñó de la tarde. La típica corrida del sábado a la que acude un público festivo y generoso fue fiel a lo que se conoce de pasadas ediciones. Por tercer año se repitió el mismo cartel de toros y toreros en la fecha del sábado de farolillos. Esta corrida es el día de la marmota. Se repite un año tras otros con los mismos argumentos. El público disfruta sin exigir a los espadas un mínimo de clase; sale casi siempre una buena corrida de toros, que suele ser desaprovechada por la terna. Pero no pasa nada. Es posible que en 2015 se repita esta combinación, aunque a tenor de la actitud de alguno de ellos, El Cordobés, lo más probable es que se haya llegado al final del invento.

Se salvó Padilla porque es un héroe para el pueblo y porque puso a contribución del triunfo toda la carne en el asador. Su presencia fue acogida con júbilo. El jerezano no escatimó ningún esfuerzo; al revés, lo intentó todo.

Se fue a portagayola en el segundo. Tiene mérito. En esa puerta ha sufrido cogidas tremendas. Al quinto lo toreó con el capote a la verónica con gusto y reposo. Puso banderillas con entrega y algunos pares de perfecta ejecución.

Con el público de su parte, Padilla comenzó de rodillas, siguió con la derecha y a partir de ahí el animal, de buena condición, fue bajando sus prestaciones y la faena no tomó altura. La plaza pidió la oreja, tal era el tipo de asistentes, y se dio una vuelta en la que fue proclamado el hijo más querido del escalafón.

Todavía le quedaba el quinto, un toro excelente por movilidad y fijeza. La corrida de Torrestrella, variada y noble, tuvo su mejor ejemplar en el llamado Pastelito, que no se cansó de embestir, a veces con la cara alta. Padilla, que lo había cuajado de capa, volvió a entusiasmar con los palos y trazó una faena de mérito desde los estauarios del inicio a los adornos finales. Embistió por los dos lados y por ambos se relajó el jerezano antes de matar de una estocada muy trasera. Ahora la oreja se pidió con estruendo. Lo dicho, Padilla es un héroe para el pueblo y bien que se lo ha ganado con su testimonio.

El resto del festejo fue una pesadilla para el buen aficionado, que alguno debería estar por la plaza. Fue una pena que toros tan dóciles se fueran al desolladero sin torear.

El caso de El Cordobés fue llamativo. Manolo Díaz mostró una actitud extraña de principio a fin, como si estuviera ausente, desmotivado, deseando acabar cuanto antes con el compromiso. Solo así se explica que al primero apenas lo probara por el derecho, por donde no tenía mayores problemas, para luego verse superado por la izquierda y cortar por lo sano. No es una actitud normal en un torero voluntarioso, de calidad justa, pero sin ninguna duda pundonoroso.

Más extraño fue lo que sucedió en el cuarto, otro toro noble que parecía tardo en sus embestidas, lo que debió ser más porque El Cordobés le escondió la muleta desde que se puso delante. Así era imposible. Había dejado la lidia en manos de su banderillero Raúl Caricol, y lo mató en cuanto tuvo la primera oportunidad. Se preguntaban algunos si no estaría enfermo, pero se supone que de ser así no se habría vestido de luces para dar una imagen tan patética.

El Fandi completó una tarde más en Sevilla con sus habituales virtudes y defectos. Este año han ganado los contras de un torero que en ninguno de sus dos reses se quedó quieto con la muleta. El tendido gozó con sus banderillas, todas colocadas a toro muy pasado, aunque ciertamente espectaculares. Algún lance al sexto tuvo el sello que el de Granada ha mostrado en el pasado.

Sus dos faenas de muleta fueron un ejemplo de cómo desperdiciar a reses más que potables sin lograr el mínimo lucimiento. En permanente movimiento, bailano toda la tarde, es imposible torear medio bien. El tercero fue un prodigio de movilidad; el sexto embistió mucho. El Fandi dejó infinidad de pases sin dejar ninguna huella.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Padilla, trofeo al pundonor

Buena entrada con un alto porcentaje de partidarios de los diestros y público festivo que aplaudía con la misma intensidad un par de banderillas en la cara a cabeza pasada o un muletazo a la velocidad del rayo que un pase templado. Hasta tal punto sucedían cosas extrañas que a El Fandi en el tercero de la tarde, parte del público le solicitó la oreja y tras arrastrar al toro no hubo ni ovación. Es decir, para un sector de espectadores lo fundamental es decir que han estado en una corrida en la que se han dado muchas orejas. Tema para un tratado sociológico.

El espectáculo comenzó con un minuto de silencio por el banderillero sevillano Antonio Codeseda, fallecido a los 77 años. Tras su etapa novilleril en la década de los 50, Codeseda se pasó a las filas de plata en 1965 y actuó hasta finales de los años 90, a las órdenes de casi todos los grandes toreros de Sevilla, como Manolo González, Curro Romero, Espartaco o José Antonio Campuzano.

En cuanto a lo acontecido en el ruedo, Juan José Padilla, un torero con un mérito tremendo –antes jugándose el pellejo ante tremendas corridas toristas y ahora tras la pérdida del ojo izquierdo por aquel terrible percance en Zaragoza en 2011–, se alzó como triunfador, consiguiendo el único trofeo de la tarde del quinto toro, tras una labor voluntariosa y meritoria.

Ese quinto toro de Torrestrella, colorao, altote, largo, armado en cornidelantero, no fue gran cosa. Suelto de salida, mal picado, tuvo más cuerda que el resto. Padilla logró las mejores verónicas de la tarde, libró una cornada por reflejos en una colada escalofriante, cuando llevaba el toro al caballo. En banderillas, prendió tres pares con facilidad y sin clavar en la cara. Y con la muleta realizó una labor desigual, en la que lo más meritorio fue una tanda entonada al natural. Con la diestra, anteriormente, toreó muy ligero. Mató de estocada entera algo trasera y hubo petición mayoritaria de oreja, que el presidente concedió.

Con el segundo, un animal al que no picaron –esto ya no es noticia– y que se rajó de inmediato, acometiendo con embestidas cortas, Padilla se la jugó en la una larga cambiada de rodillas frente a toriles, estuvo muy hábil recogiendo al toro para llevarlo al caballo y banderilleó mejor que en el quinto, con un buen par de dentro afuera;aunque el personal se rompió las manos con el tercer par, al violín.

En la faena, que comenzó con derechazos de rodillas junto a tablas de sol, consiguió un par de tandas con la derecha muy aplaudidas, aunque los muletazos fueron rápidos. Por el izquierdo resultaba imposible hilvanar los pases. Tras un pinchazo y una estocada dio una vuelta al ruedo.

El Fandi, con un mal lote, dejó patente su capacidad atlética en banderillas, donde cosechó varias ovaciones ante su lote; aunque otra cosa fue la colocación. Con el tercero –nuevo simulacro del tercio de varas– basó su trasteo con la diestra, consiguiendo al final la tanda más brillante, con un gran pase de pecho.

Con el sexto, reservón y siempre con la cara alta, realizó una labor porfiona, sin frutos, con brindis a Rivera Ordóñez. Desde las dos largas cambiadas en los tercios hasta una estocada resolutiva, pasando por el tercio de banderillas, El Fandi se entregó con oficio en todos los tercios.

Por su parte, Manuel Díaz El Cordobés, que abría la terna, en una actitud inhabitual en él, despachó al noble que abrió plaza sin intentar faena y con el recortadito cuarto anduvo de nuevo desconfiado.

El País

Por Antonio Lorca. Un espectáculo, un ídolo, un héroe

Un espectáculo, un ídolo, un héroe. Atiende por Juan José Padilla y es el torero de moda, aquel que ha sido capaz de convertir su desgracia en un pasaporte para la gloria. En la Maestranza, —que tampoco se llenó—, transformada, eso sí, en una plaza de segunda, y arropado por un público tan fiel y cariñoso como bullanguero, fue el protagonista absoluto. Y se ganó una oreja porque llegó dispuesto a robarla si fuera necesario; y triunfó porque demostró mentalidad de ganador. Del mismo modo que El Cordobés se presentó alicaído, frío y desmotivado y pasó de puntillas entre el enfado de sus seguidores; y al igual que El Fandi, voluntarioso siempre, pero que ejecuta un toreo tan basto y epidérmico que no divierte ni a los suyos.

Padilla lo da todo y todo se le devuelve con creces. La plaza entera se alborotó cuando el torero cruzó el diámetro del ruedo para esperar a su primero de rodillas en los medios, y siguió vitoreándolo hasta la apoteósica vuelta al ruedo. Recibió al toro con una larga cambiada, otra en el tercio, dos verónicas a pies juntos de buen trazo, una chicuelina y una larga, todo ello sin solución de continuidad y entre la alegría desbordante del gentío. Banderilleó con facilidad y acierto, y volvió a hincar las rodillas en el inicio de la faena de muleta. A partir de ese punto, el asunto cambió; primero, porque el toro, reventado de tanto entusiasmo, se aplomó, y, segundo, porque Padilla es dado a la engañifa, y no se cruza, desvía la embestida hacia fuera y no es un artífice del temple. Mató, es verdad, de una gran estocada tras un pinchazo, y la vuelta fue merecida. Destacó más ante el manso encastado que hizo quinto, al que toreó muy bien a la verónica, lo llevó al caballo con un vistoso galleo con el capote a la espalda, se esmeró en las banderillas, y la movilidad del animal hizo brillar su irregular faena de muleta. Mató bien otra vez y la oreja la paseó entre los vítores entusiastas de la multitud.

He ahí un héroe, Un personaje de una entereza ejemplar. Un hombre de una pieza. No ha sido nunca ni será un torero exquisito, pero ahí está, entre los primeros. Ha perdido visión, pero ha ganado inteligencia y hambre de triunfo, empujado por una milagrosa fuerza de voluntad.

Y después de Padilla, naide. Después, del ciclón impetuoso de este torero, todo supo a poco. El Cordobés no tardó ni un minuto en decir a todo el mundo que no estaba pa ná. Veroniqueó a su primero al revés de cómo manda la ley: dando un paso atrás en cada envite y echando fuera la embestida. El toro se hundió pronto por su falta de casta, y el torero abrevió con la derrota dibujada en el rostro. Y no mejoró en el otro. ¡Cuando uno tiene un mal día…! Dejó la lidia en manos de su subalterno Caricol, permitió que le pegaran fuerte en el caballo, y el toro llegó hundido a la muleta. El Cordobés, con cara de pocos amigos, se limitó a matarlo, y adiós muy buenas.

Y por El Fandi es que no pasan los años. Sigue siendo un atleta y un mal torero. Torea con unas prisas incomprensibles; pone banderillas como si estuviera en una carrera de velocidad y siempre a todo pasado, y con la muleta en la mano es un dolor. Sus dos toros embistieron con nobleza y recorrido, veroniqueó bien al sexto, dio muchos pases insulsos, y ni sus partidarios jalearon los muletazos. Cómo sería la cosa que algunos pidieron la oreja a la muerte del tercero y, ante la negativa del presidente, ni siquiera ovacionaron a su ídolo. Ver para creer…

ABC

<img src="http://www.portaltaurino.com/images/criticos/fdo_carrasco.jpg"/>Por Fernando Carrasco. Oreja a la entrega, el valor y el oficio de Juan José Padilla

El matador de toros Juan José Padilla ha sido el triunfador de la tarde en la plaza de toros de Sevilla, al cortar la oreja del quinto y dar la vuelta al ruedo en el segundo. Ha estado muy entregado, con valor y tirando de oficio.

Por su parte, el granadino El Fandi ha brillado en banderillas y sólo ha podido mostrar voluntad en la muleta, mientras que El Cordobés, desconocido, ha estado apático en su lote. La corrida de Torrestrella, bien presentada, ha tenido algunos toros de buen juego, caso del lote de Padilla y el segundo de El Cordobés.

Padilla, que actuaba en segundo lugar, ha recibido a su primero a portagayola para luego dejar una larga cambiada de rodillas y torear a pies juntos a la verónica. Brindó a su picador Antonio Calvo Montoliú y comenzó la faena de rodillas. El astado se quedaba algo corto pero el de Jerez ha tirado siempre de oficio, poniendo todo de su parte y construyendo una faena variada y muy jaleada. Ha dado la vuelta.

Ha brillado a la verónica con el quinto, adelantando el capote y jugando muy bien los brazos. Comienzo de faena por estatuarios a un toro que se ha desplazado con franqueza. Padilla, muy centrado, ha corrido la mano en series diestras de buen porte, midiendo mucho los tiempos. La mejor, la serie al natural, por largos los muletazos. Las manoletinas finales y la estocada contundente han sido fundamentales para la oreja. Sólo las banderillas

El Fandi se ha dejado la piel en banderillas en sus dos toros y ha estado variado con el capote. Pero ante su primero, un toro con un buien pitón derecho, no ha pasado de voluntarioso en series sin relevancia, mando ni temple. Muchos pases pero poco poso.

El sexto, al que ha recibido con una larga cambiada, no ha terminado de humillar, aunque pasada. El granadino se ha esforzado, pegado a las tablas en el tendido 11, para construir una faena larga pero escasa de calidad.

El Cordobés ha tenido una tarde aciaga. Apático en todo momento y desentendido de la situación, su primero, que iba con la cara alta, le ha durado un suspiro. Peor pintó la cosa en el cuarto, que repetía. Manuel Díaz no le ha cogido el aire en ningún momento. Lo pasó un par de tandas y cambió el estoque. Fue despedido con una fuerte pitada.

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La Razón

Por Paco Moreno. Padilla, en Ciclón en La Maestranza

Respondió el público a la terna de mediáticos en la décima de la Feria de Abril y correspondieron El Fandi y, sobre todo, Juan José Padilla, que pasó como un «Ciclón» de torería por La Maestranza para cortar una oreja, aunque pudo caer otra más en el primero. Y es que una tarde más, Padilla fue un torrente de disposición y ganas. Argumentos que tienen premio en cualquier plaza, incluida Sevilla. Conectó pronto y de manera prolongada con los tendidos, desde que se fue a portagayola para recibir a su primer «Torrestrella». Otra larga cambiada más junto a tablas. Variedad después con el capote. Espectacular, como siempre, con las banderillas. En los medios, por los adentros y al violín para armar un gran tercio. En el animal, que mostró buen son y codicia hasta ese momento, cambió en el último tercio. Se fue apagando y mirando descaradamente las tablas. El jerezano hizo el esfuerzo y en «Ciclón» le dio fiesta combinando vibración y relajación. El público se lo agradeció con una vuelta al doble anillo y, de no pinchar, seguramente hubiera paseado una oreja. Logró dicho trofeo tras una excelente faena al quinto. No dejó escapar ninguna embestida de su noble oponente desde que se abrió de capote, con el que hubo variedad nuevamente. Se lució con los garapuyos de poder a poder y cuajó después con la franela tandas de muletazos de excelente trazo y afinada transmisión con el tendido, sobre todo, sobre la diestra. No quiso que se le escapara el triunfo y lo consiguió por méritos propios.

Antes, Manuel Díaz «El Cordobés» cumplió en los lances de recibo al primero. Abrevió después, ante la sorpresa de todos, cuando tomó la muleta. Al toro le costó desplazarse y cuando embistió lo hizo siempre a la defensiva, por lo que el torero no se mostró cómodo y optó por desistir a las primeras de cambio. Tampoco vio claro al cuarto, que tuvo nobleza, aunque se fue apagando. El torero lo pasó por alto y luego sobre la diestra sin creérselo. Después volvió a abortar su labor.

Ofreció todo su repertorio característico El Fandi. Variado y suelto con el capote, entusiasmó en banderillas, que abrió con la «moviola» y cerró con el 2 en 1, es decir, dos pares aprovechando el viaje. Su faena tuvo un buen comienzo en el toreo en redondo tras citar de lejos con ambas rodillas en tierra. Sobre este mismo pitón surgieron los mejores momentos. Al tomar la izquierda, el toro sacó complicaciones y ya el granadino no pudo completar su labor. Faltó empuje y clase al de Torrestrella. Tampoco colaboró el sexto, que apretó en sus embestidas, llevó la cara y sacó complicaciones para el torero. No obstante, porfió El Fandi, muy centrado, con la pañosa. Vistoso en todos los tercios, más no cabía. Saludó una justa ovación.

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Los mediáticos aún llenan plazas

Ver para creer. No hizo falta frotarse los ojos para constatar que el llamado cartel mediático había logrado el mejor aforo de toda la feria. Y con ancha diferencia. El atractivo puntual que, visto lo visto, mantiene el combo formado por El Cordobés, Padilla y Fandi se sumó al tirón que sigue detentando una fecha que por sí misma logra congregar en la plaza a un público muy particular, de escasa exigencia y tibios conocimientos que va a los toros, con todo el derecho del mundo, a pasar un buen rato. No nos engañemos; así fue siempre en la Fiesta cuando las ferias sumaban escasos espectáculos en las plazas más encopetadas. El público rigorista, habitualmente ruidoso y presuntamente entendido cobró protagonismo -con la compañía silente del verdadero y escaso aficionado- cuando se alargaron ferias y fiestas hasta que el crack inmobiliario dijo aquí paz y después gloria.

Sólo así se pueden explicar algunas actitudes que sorprenden a los habituales. La gente llegó a pedir la oreja para El Fandi por una labor declinante pero después de la negativa presidencial no fueron capaces de sacarle a saludar. También se pidió un trofeo intrascendente después de que Padilla pasaportara al segundo aunque el jerezano sí cortó una oreja a ley del quinto de la tarde para culminar una tarde entregada, sincera y de enorme conexión con el tendido que mantiene vivo su crédito en este tipo de cartel, mucho más acordes con la verdadera personalidad y las auténticas capacidades del torero de Jerez, algo quemado ya en el encabezamiento de ternas más lujosas en las que ha sido usado y requeteusado como cabo gastador.

Pero hay que recuperar el hilo natural del festejo para recordar que ese escaso y raro aficionado volvía a asistir paciente y silencioso a esta plaza decadente al reclamo del hierro de Torrestrella. Álvaro Domecq se trajo desde Los Alburejos un serio, variado e imponente encierro que no brindó las mismas excelencias que en años anteriores aunque tampoco estuvo exento de interés. Pero si ese aficionado vivió la corrida pendiente del factor ganadero -que pena de estos toros, con estos carteles- el público sano y jaranero que caracteriza el sábado de farolillos fue a divertirse con sus toreros favoritos.

Pero la sorpresa llegó poco después de romper el paseíllo. Cualquiera que estuviera en el ajo sabía que El Cordobés, a estas alturas del turrón, no iba a dar un pase pero lo que no se podían imaginar es que iba a salir a la plaza envuelto de un deprimente halo de tristeza que certificaba su estado de ruina irreparable. Otra veces nos ha divertido con sus bromas y sus rollos, con las excursiones al Sol, sus cuchufletas y ese aire de buen rollito que mete a la peña en la montera pero no fue así. No se puso ni una vez delante del primero de la tarde, un serísimo castaño albardado de buen fondo y escaso motor que quedó absolutamente inédito. El Cordobés se fue a por la espada sin contemplaciones dejando al personal con un palmo de narices. Eso sí, se agradecio la brevedad. La impresión no mejoró con el cuarto. Manuel Díaz se inhibió por completo en la lidia, que dejó en manos de su banderillero Raúl Caricol. Sin disimular que sólo quería matarlo pronto y como fuera, dibujó sus propias postrimerías. Tempus fugit.

En contraste, las ganas de agradar, la manera de llenar la plaza y la listeza profesional para saber con quién se estaba jugando los cuartos, convirtieron a Padilla en triunfador de la corrida del Sábado de Farolillos. Y poco le faltó para doblar trofeo aunque el fuelle que le faltó al segundo torrestrella era un argumento demasiado endeble para premiar la faena de Padilla, que sí había brillado antes marchándose a portagayola para escenificar una ceñidísima larga cambiada a la que siguió otra larga en las rayas y unos templados delantales. La gente estaba con él y Padilla galleó por la cara antes de poner al toro al caballo. Con los palos en la mano brilló especialmente en un tercer par resuelto al violín antes de brindar la faena a su picador Antonio Montoliú. El trasteo comenzó de rodillas e incluyó muletazos templados antes de que el toro se aplomara por completo. Un pinchazo y una gran estocada dejaron a todo el mundo contento. Pero ya hemos dicho que Padilla sí se ganó a ley la oreja del quinto. Lo hizo templándose por excelentes verónicas y escenificando una lidia añeja en la que volvió a haber galleo, esta vez por rogerinas. Hay que subrayar un par saliendo del estribo pero sobre todo la animosa, alegre y variada faena a la que no le faltaron naturales de muy buen trazo. Padilla conectó con la parroquia y terminó de vender los muebles metiéndose entre los pitones antes de agarrar una estocada algo suelta que terminó de desatar el entusiasmo.

El tercero en discordia era El Fandi, que también va acusando este rol de marine todoterreno en trance de pasar a la reserva. El granadino sí mantiene la frescura para templarse a la verónica -las que recibieron al berrendo sexto fueron excelentes-, brillar en todas las fases de la lidia y seguir sorprendiendo en sus espectaculares segundos tercios pero el manejo de la muleta parece una derrota asumida. El Fandi, que había creado una gran espectáculo en los dos primeros tercios, no fue capaz de aprovechar el aire noble que le ofrecía el tercero de la tarde. Tampoco llegó a creerse la importante embestida que le brindó el sexto por el lado izquierdo. Cosas de la edad.

Toromedia

Juan José Padilla corta una oreja y da una vuelta al ruedo

Lo más destacado de la tarde corrió a cargo de Juan José Padilla, que fue el único que tocó pelo en la corrida de esta tarde. Cortó la oreja del quinto después de mostrarse entregado y dispuesto en todo momento.

El primero de la tarde denotó falta de fuerza en los primeros tercios. El Cordobés no pudo lucirse con el capote y comenzó la faena por alto. Lo vio más claro por el lado derecho y por ahí dio muletazos de uno en uno. Muy pronto se sintió molesto con el toro y abrevió. Mató de pinchazo y media con derrame. Silencio.

Lo intentó con el capote El Cordobés en el segundo de su lote. Después de los dos puyazos, el toro llegó muy apagado a la muleta y el torero solo pudo intentarlo en una serie. Mató de nuevo con brevedad. Silencio.

Padilla se fue a portagayola en su primero y después se lució a la verónica, conectando mucho con el tendido a pesar de que el toro de Torrestrella salía suelto. El de Jerez se lució en banderillas, sobresaliendo el tercer par al violín. Brindó a su picador Antonio Calvo y comenzó la faena de rodillas, poniendo emoción a su labor. La primera serie por la derecha fue ligada y limpia y la segunda más tropezada, aunque mejoró y fue a más. Al natural el toro se quedó más corto y enseguida se rajó por completo. Mató de pinchazo y estocada. Vuelta tras petición de oreja.

Padilla toreo muy bien a la verónica al quinto, ganando terreno y dibujando buenos lances. Después galleó con el capote a la espalda y estuvo a punto de ser arrollado en el remate. En banderillas destacó el tercer par de dentro a fuera. La faena comenzó bien con una serie ligada y la música sonó. Mantuvo el tono en la segunda. Y en la tercera cambió a la zurda dejando otra tanda interesante. A partir de ahí el toro se agotó y Padilla buscó terrenos de cercanía apurando los últimos momentos. Mató de estocada y cortó una oreja.

El Fandi estuvo bullidor con el capote en el tercero. En banderillas brilló en un primer par de la moviola, aunque el tono general del tercio fue bastante bueno. La faena tuvo una primera serie bien ligada y en la segunda el toro se le metió por ese pitón derecho. Cambió a la zurda y también tuvo problemas el de Torrestrella. Cuando volvió a la derecha hubo una serie ligada y bien rematada. Y acabo la faena. Mató de estocada caída. Silencio tras petición.

Al sexto lo recibió bien a la verónica con vistoso remate. Al de Torrestrella se le cuidó en el caballo y el Fandi volvió a gustar en banderillas, destacando el tercer par de dentro a fuera. Brindó a Rivera Ordóñez, que asistía desde una barrera, y se encontró con un toro nada fácil, brusco y violento al que toreó por ambos pitones. Fue faena de toma y daca y de buscarle las vueltas al enemigo. Mató de estocada y fue ovacionado.

Firmas

Por Gastón Ramírez Cuevas. Oreja a la bizarría y el pundonor de Padilla

Padilla estuvo en Padilla toda la tarde, es decir, entregado, bullidor y carismático. En su primero se fue a porta gayola, puso banderillas, toreó de rodillas, y pegó estimables muletazos sueltos. De haber matado a la primera… La oreja del quinto la hubiera merecido aun sin pegar pases con la muleta, ya que toreó a la verónica como nunca y mató como mandan los cánones. Sus lances de recibo dejaron sin habla a los pocos buenos aficionados que acuden a esta tradicional corrida populachera, pues (hay que decirlo) El Ciclón de Jerez no se distingue por la exquisitez de su tauromaquia. Fue un portento ver a Padilla desmayando los brazos en lances larguísimos, templados a más no poder y de gran elegancia. Remató con una media belmontina enorme y una revolera memorable.

Luego cubrió el segundo tercio con lucimiento, clavando dos pares de poder a poder y uno al sesgo por fuera asomándose al balcón. Su labor muleteril tuvo su momento cumbre en una tanda de naturales de muy buena factura. Hizo la cruz como le enseñó su maestro Rafael Ortega y cortó la oreja más solicitada en lo que va de la feria. Lo demás fue lo de menos, lo de mucho menos.

El dichoso Cordobés ni siquiera estuvo simpático, ni siquiera sonrió a los tendidos. Manuel Díaz parecía librar una batalla muy sangrienta contra la mandanga y la abulia; desgraciadamente, la perdió. En el segundo de su lote la gente le gritó de todo: ¡Ratero! ¡Vete a la tele! ¡Fuera! Quizá, como Castella, Luque y alguno más, ha sido mordido por un zombi y ahora vagabundea vestido de luces con cara triste, haciendo gala de su torpeza y su indiferencia.

El Fandi protagonizó otra batalla crudelísima, pero la suya fue contra el toreo inteligente, la quietud y el buen gusto. Le informo a usted, amable lector, que Fandila –lamentablemente- se alzó con el triunfo, derrotando al arte de Cúchares por nocaut. Afortunadamente para el granadino, el sábado de farolillos los tendidos están llenos de papanatas, badulaques y demás especímenes verbeneros, los cuales le festejan todos sus desatinos. Pero, seamos justos, creo que el ex-campeón de esquí clavó un buen par al violín y pare usted de contar.

A menos que hoy pase algo tremendamente espectacular en la última corrida de la feria, los jurados sevillanos van a vérselas negras para conceder sus trofeos, galardones y reconocimientos.


Sevilla Temporada 2014.

sevilla_100514.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:15 (editor externo)