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REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

Jueves, 13 de septiembre de 2012

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Novillos de Victoriano del Río y Conde de la Maza (6º) (regularmente presentados todos, sosos y parados; el 6º fue devuelto a corrales tras partirse un pitón al derrotar contra el burladero; 6º bis de Conde de la Maza).

Diestros:

Gómez del Pilar: Pinchazo, media estocada caída (silencio); estocada desprendida (palmas).

Rafael Cerro: Estocada casi entera (palmas); pinchazo al vacío, estocada tendida, aviso, descabello (silencio).

Gonzalo Caballero: Pinchazo, estocada (saludos desde el tercio); pinchazo hondo, estocada tendida y atravesada (silencio).

Banderillero que saludó: Curro Robles, de la cuadrilla de Gonzalo Caballero, en el 6º.

Incidencias: Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Ramón Soto Vargas, quien sufrió cogida mortal en este coso hace 20 años.

Presidente: Gabriel Fernández Rey.

Tiempo: caluroso al principio.

Entrada: un tercio de plaza.

Crónicas de la prensa: El País, Diario de Sevilla, El Correo de Andalucía, ABC, Toromedia.

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©Rafael Cerro, en su quite correspondiente al cuarto, en una ajustadísima chicuelina. / V. Hidalgo/Diario de Sevilla.

El País

Por Antonio Lorca. Ramón Soto Vargas, en el recuerdo

Fue, sin duda, el momento más emocionante de un festejo nocturno largo, plúmbeo e insufrible. Es como si la noche tuviera gafe para la fiesta. Es como si fuera cierto aquello tan antiguo de que los toros requieren sol y moscas. Ni tanto ni tan calvo, pero noche cerrada, tampoco. Cualquiera sabe si será la luz, si las sombras, si los ánimos alicaídos al final del día… lo cierto es que una novillada de auténtico lujo, -con novillos de rancio abolengo y novilleros de postín- no fue capaz de provocar el chispazo, y todo resultó tedioso.

No fue por tal motivo, pero el recuerdo que quedó fue el minuto de silencio que la plaza guardó en memoria de Ramón Soto Vargas, un subalterno nacido en Camas y muerto en esta plaza el 13 de septiembre de 1992, hace ahora veinte años. Hacía cuatro meses de la tragedia de Montolíu; Sevilla continuaba inmersa en la fiesta de la Expo; los tendidos, como en la noche del jueves, poco poblados, y solo un fotógrafo, Pozo Boje, de la vecina Utrera, en el callejón. Soto Vargas, un torero espigado, tez aceituna, de porte serio y tímido, modesto y eficaz, colocó un par de banderillas al tercero de la tarde, Avioncito de nombre, de la ganadería del Conde de la Maza, que lo persiguió a la salida del encuentro. Ramón no pudo mantener la verticalidad, y cayó al albero de espaldas, de modo que el pitón izquierdo del novillo pasó como una exhalación sobre el pecho del torero. Cuando Juan de Triana, su compañero, le ayudó a incorporarse, se pudo apreciar una ligera mancha roja en la camisa blanca de Ramón. Pero no hubo dramatismo, ni ajetreo de cuadrillas, ni sensación de cornada tremenda… Continuó el festejo, una novillada como la del jueves, y, a medida que pasaba el tiempo y el burladero de los médicos permanecía vacío, se acrecentaba la preocupación. Al final, serían ya las once de la noche, Ramón Vila abrió la puerta de la enfermería y dijo una de esas frases lapidarias y secas que nunca se olvidan: ‘Ramón ha muerto’. Lo que había parecido un refilón fue una puñalada, y en aquella imperceptible mancha de sangre de la pechera quedaron muertas la vida y las ilusiones de un torero.

El jueves se le recordó con todos los honores, la Maestranza puesta en pie, silente toda, seria, cabizbaja y emocionada. Como en las grandes ocasiones; como merecen ser recordados los héroes que se juegan la vida y, a veces, como en el caso de Ramón, la pierden.

Pero el festejo no le hizo los honores al malogrado torero sevillano. Los novillos de Victoriano del Río y el remiendo del Conde de la Maza no dieron la talla porque fueron mansos, descastados, muy sosos, sin recorrido, sin clase, sin gracia, sin nada dentro de lo que pudiera extraerse algo de rentabilidad artística. Y mira que los tres chavales están en la punta de lanza de la novillería, tienen oficio, buenas maneras, gusto y facilidad en el manejo de los engaños. Solo se pudo constatar su entrega, su decisión, su porfía y sus ganas de agradar, lo que les llevó a alargar los trasteos de manera innecesaria y pesada. Se hace un esfuerzo y no queda nada en la retina. Pero los tres, Gómez del Pilar, Rafael Cerro y Gonzalo Caballero, tienen condiciones para seguir adelante y merecen oportunidades mejores para demostrar lo que llevan dentro, que parece que puede ser digno de mérito.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Espectáculo anodino y largo

De nuevo, escaso público en la Maestranza para una nocturna fuera de abono, que deparó un espectáculo anodino y largo. La novillada de Victoriano del Río, con un sobrero, como sexto bis, de Conde de la Maza, estuvo bien presentada y resultó manejable en su conjunto. La terna, compuesta por Gómez del Pilar, Rafael Cerro y Gonzalo Caballero, se marchó de vacío, tras sendas actuaciones discretas. Dentro de un espectáculo que se precipitó por el sumidero del aburrumiento, hubo detalles toreros, entre los que destacó en el cierre, Curro Robles, prendiendo un par bastante arriesgado.

Gómez del Pilar destacó por su entrega ante el peor lote. En su arrojo, recibió con sendas largas cambiadas de rodillas a portagayola a sus novillos. Ante el primero, que se rajó pronto y se revolvía por el pitón izquierdo, logró un par de series interesantes con la diestra, en las que alargó los muletazos a un animal que se quedaba corto.

Con el cuarto, un toro en trapío, Gómez del Pilar jugó bien los brazos a la verónica y estuvo variado con el capote, con el añadido de un quite por lopecinas rematada con una serpentina. El trasteo del madrileño, que inició de rodillas en los medios -¡el primer muletazo fue de infarto, a punto estuvo de ser cogido!-, resultó desigual ante un animal incómodo, que se frenaba a mitad de viaje.

Rafael Cerro destacó en el toreo de capa tanto ante su lote como en un quite al cuarto, en un quite por chicuelinas con muy buen trazo y mucha exposición. En una de ellas el animal estuvo a punto de cogerle. Brilló en varias verónicas, resultando sus lances muy expresivos y bien rematados -se nota la huella de ese grande del toreo que es su apoderado, José Ortega Cano-. Ante su primero, un toro en hechuras, al que recetaron un soberano puyazo, la labor muleteril resultó correcta y templada.

Con el quinto, un astado que salió de varas con las fuerzas justas, Rafael Cerro consiguió un par de tandas diestras entonadas y dibujó algún natural suelto de clásica belleza. Pero no fue suficiente para que la faena calara con fuerza en los tendidos.

Gonzalo Caballero contó con materia prima interesante. Al noble tercero le zurraron la badana en exceso y se apagó pronto. El torero de Torrejón de Ardoz, tras una bella apertura, compuso bien la figura en una serie a pies juntos con la diestra. También dibujó bellos naturales sueltos. Pero la faena no llegó a romper totalmente y tras un pinchazo y una estocada casi entera recibió una ovación.

El sexto titular, de Conde de la Maza, se partió un cuerno al rematar de salida contra un burladero. El animal fue sustituido por un sobrero del mismo hierro, que resultó encastado. Caballero ganó terreno a la verónica. Y Curro Robles expuso lo suyo en el último par del tercio de banderillas, como homenaje al camero Ramón Soto Vargas, quien hace exactamente 20 años, caía corneado mortalmente en esta misma arena. El banderillero escuchó una de las ovaciones más grandes de la noche. Caballero, muleta en mano, plantó cara al astado en los tercios. Comenzó bien con la derecha, pero abusó de tirones y no llegó a acoplarse. Cerró con unas manoletinas y estuvo desafortunado con la espada.

Sin duda, muy poquita cosa en ésta segunda novillada fuera de abono, marcada como la anterior del pasado jueves por el escaso público. Para la próxima, el 21 de septiembre, dentro de la Feria de San Miguel y del abono, para la que la empresa había dejado el cartel abierto, la terna estará compuesta por Rafael Cerro, Tomás Angulo y Gonzalo Caballero, quienes lidiarán un encierro de Juan Pedro Domecq en un festejo que comenzará a las seis de la tarde.

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©Caballero sacó cabeza. De blanco y plata/ECA

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Caballero sacó cabeza pero los tres novilleros sudaron fuerte la camiseta

El cartel, a priori, no estaba exento de alicientes: tres coletas bisoñas en trance de lanzamiento que han sudado la camiseta del escalafón menor en este año de estrecheces. Gómez del Pilar, herido en este mismo ruedo en primavera, fue el encargado de despachar el primer ejemplar del envío de Victoriano del Río, un novillo grandón y feote que se paró antes de tiempo y llegó a la muleta manseando y distrayéndose. El madrileño anduvo por encima, asentado y haciendo bien las cosas aunque la espada funcionó mal.

Con el cuarto volvió a marcharse a la puerta de chiqueros y esta vez tuvo que pasarse por delante un pavo con toda la barba al que toreó de capote con templanza. Se lo dejó crudo en el caballo pero el bicho ya cantó en banderillas su mal estilo y a Gómez del Pilar, que comenzó su faena de rodillas estando a punto de ser cogido, sólo le quedó arrimarse sin cuento. El toro, desigual y descompuesto, también guardaba un peligro sordo y escasas opciones de lucimiento.

Rafael Cerro, que ha echado cara y hechuras de hombre, también puso todo de su parte con el segundo ejemplar, otro novillo deslucido que embistió a pasitos y quedándose corto. La faena, todo voluntad, pecó de larga. Al quinto le enjaretó un mazo de buenas verónicas y un trasteo sinceramente entregado, de más a menos, que se acabó diluyendo en el mal estilo del bicho, al que sí arrancó un puñado de limpios muletazos y un arrimón final.

Una inquietante casualidad había situado en sexto lugar un ejemplar del Conde de la Maza para remendar el envío de Victoriano del Río. Y es que ayer mismo se cumplían dos décadas de la muerte del banderillero camero Ramón Soto Vargas, corneado por el novillo Avioncito, marcado con el hierro condal. Pero no había que buscar sortilegios siniestros en lo que sólo era una casualidad que se recordó con un sentido minuto de silencio. El del conde, a la postre, tuvo que ser sustituido por otro del mismo hierro al partise un pitón el titular. Curro Robles lo cuajó con los palos y Caballero le enjaretó una faena intensa y variada que se diluyó en parte al final. El madrileño había lidiado antes un novillo paletón al que recibió genuflexo con el capote. Un cartucho cambiado sirvió para iniciar una faena en la que no faltó la entrega y la compostura en intensidad creciente. Hubo muletazos sueltos de bella factura, especialmente los naturales dictados a pies juntos, muy de uno en uno, que tuvieron que pechar con el mal estilo y la informalidad de un utrero que no llegó a entregarse de verdad.

Con estos mimbres y los pasados, la empresa tiene que hacer el canasto de la novillada de triunfadores que abrirá la feria de San Miguel. Hasta entonces.

ABC

<img src="http://www.portaltaurino.com/images/criticos/fdo_carrasco.jpg"/>Por Fernando Carrasco. Tres novilleros con hambre, que no es poco

No se olvidó Sevilla de los veinte años de la muerte de Ramón Soto Vargas en este coso. Veinte años ya, Dios mío. El caso es que de nuevo otro 13 de septiembre se programó una novillada en la Maestranza y, para colmo de conjunciones, el sexto novillo de la noche fue del Conde de la Maza, como aquel “Avioncito” que cercenó de raíz la vida del camero.

Anoche, en el coso del Baratillo, hubo tres chavales dispuestos a no dejarse ganar la pelea. Ni en los quites ni individualmente con la muleta. Es lo primero que hay que pedirles a los que quieren abrirse paso. Claro, que para eso los novillos tienen que ayudar y los de Victoriano del Río, con el aditamento del condeso, no estuvieron mucho por la labor.

Gómez del Pilar está puesto y tiene oficio. A portagayola se fue a por su primero, un novillo altón cortito en sus viajes y sin pasar del todo. El madrileño se puso delante, tiró de él e intentó ligar. Ideas claras. No las del de Victoriano del Río, cada vez más apagado. De nuevo recibió a su segundo a portagayola. Quite por zapopinas vistoso y réplica de Cerro por cichuelinas. En los medios, rodilla en tierra, inició el trasteto. Pero por poco manda al chaval el astado hasta la grada. Era un regalo: gazapón, dando arreones, buscando… y un tío, que todo hay que escribirlo. Más tío estuvo Del Pilar, que se fajó sin cuento alguno. Era lo que cabía. La terna estuvo toda la noche con ganas de agradar, estrellándose con el ganado

Rafael Cerro manejó con soltura el capote ante su primero. Empujó el novillo en el caballo y vimos un quite por gaoneras lucido de Gonzalo Caballero. Novillo que miraba un mundo y que llevaba en sus cortas embestidas mala leche. No se arredró el extremeño, que siempre le puso la muleta intentando ligar. Se quedó en el sitio una y otra vez e insistió mucho, alargando la faena con arrimones finales.

Dejó muy buenas verónicas al altón y grande quinto. De largo, en los medios, citó para comenzar la faena. Se vino el animal, que cabeceaba y no terminaba de pasar. Cerro, firme, aguantó todo eso y más e hizo el toreo bueno… cuando le dejaba su oponente. El trasteo contuvo momentos brillantes con otros en los que el novillo se empeñaba en aguar la fiesta. Algunos naturales, de alto nivel. Otro arrimón de espanto se dio.

Gonzalo Caballero dejó lances genuflexos de buen corte a su primero. Luego, susto a Gómez del Pilar en el quite al caer delante de la cara del novillo. Inicio de faena enjundioso, con pase cambiado de pecho, trincherilla y el de pecho. El madrileño aprovechólas primeras arrancadas para dejar dos series de buen trazo, ligando y tirando de su enemigo. Tuvo gusto en unos naturales de frente muy bien construidos. El novillo se vino abajo irremediablemente.

El sexto se partió un pitón de salida y fue devuelto. Otro del Conde como sobrero. Lances a pies juntos y armónicos de Caballero. Buen tercio de Curro Robles y Jesús Carbajal. Brindis al público y comienzo vibrante. Tenía motor el novillo. Más tenía el chaval, que se puso una y otra vez, haciendo el toreo. No era fácil estar ahí delante. Pues estuvo Caballero, con una firmeza increíble.

Toromedia

Gómez del Pilar y Gonzalo Caballero, ovacionados en sus lotes

Gómez del Pilar salió a por todas en el primero de la tarde yéndose a portagayola para luego mecer bien los brazos a la verónica. En la muleta se encontró con un novillo noble, sin mucha clase, y que no humillaba demasiado. Destacó una serie ligada de muletazos en redondo al final del trasteo con el animal ya venido a menos. El de Victoriano terminó rajándose. Mató de pinchazo y media efectiva.

A portagayola se fue el madrileño también en el cuarto recetando una larga cambiada ajustadísima. El novillo dio muestras de su buen son en el capote, humillando siempre mucho. En la muleta el utrero se volvió más protestón y complicado. Gómez del Pilar lo intentó por ambos pitones, pero no hubo lucimiento. Mató de media estocada con la que el toro cayó rápidamente.

Rafael Cerro recibió al segundo por verónicas rematadas con una buena media. Destacó el quite de Gonzalo Caballero por gaoneras al que Cerro respondió por saltilleras. En la muleta el novillero extremeño se encontró con un utrero con mucho genio y que acortaba los viajes por ambos pitones conforme avanzaba la faena. Cerro no se arrugó ante las complicaciones y le sacó varias tantas por el derecho de mucho mérito gracias a su buena colocación. Mató de media.

El extremeño lanceó suavemente a la verónica al quinto de la tarde, meciendo muy bien los brazos. Llevó al novillo galleando al caballo y fue arrollado por el animal en un exceso de confianza. Brindó al público antes de citar al astado de lejos en el mismo centro del ruedo. Cerro primero lo intentó con la diestra logrando un serie ligada, y luego al natural, dando algunos muletazos de largo trazo. El utrero se había quedado ya mucho más corto en su recorrido. Destacaron los circulares finales en terrenos de cercanía. Mató de estocada, que necesitó de varios descabellos.

Gonzalo Caballero recibió al tercero por verónicas rodillas en tierra rematadas con una larga soltando una mano. Gómez del Pilar resbaló y fue prendido por el de Victoriano cuando realizaba un quite por chicuelinas, por fortuna sin consecuencias. Estuvo variado Caballero con la muleta y supo cuidar a su enemigo en las dos primeras tandas. A partir de la tercera el novillero le atacó y consiguió una buena tanda por la derecha y naturales sueltos de mucho mérito. El novillo terminó apagándose. Mató de pinchazo y estocada.

El sexto, que llevaba el hierro de Hrdos. Excmo. Sr. Conde de la Maza, se partió el pitón contra el burladero. Salió un sobrero del mismo hierro al que Caballero recibió por verónicas. Brindó al público antes de comenzar por bajo su faena. El de Torrejón se encontró con un oponente colaborador, al que consiguió torear muy bien en redondo. Al natural el trasteo bajó de intensidad. Cuando volvió a la diestra el novillo estaba ya muy apagado. Mató de media.


©Imagen: Gonzalo Caballero/Empresa Pagés.

Sevilla Temporada 2012.

sevilla_130912.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:25 (editor externo)