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REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

Tarde del martes, 21 de abril de 2009

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Palha (de diferente presentación y juego desigual, sin suficiente casta, complicados y difíciles en general. Empujaron en varas pero no tuvieron fondo en la muleta. El mejor el 3º).

Diestros:

El Fundi. De rosa y oro con remates negros. Media estocada (saludos); más de media estocada (silencio).

Sergio Aguilar. De nazareno y oro. Tres pinchazos, estocada, aviso, descabello (silencio); pinchazo hondo, descabello (silencio).

Salvador Cortés. Tinto y oro. Estocada entera en su sitio (oreja); pinchazo, estocada tendida (silencio).

Saludó: Luis Mariscal, de la cuadrilla de Salvador Cortés, en el 3º.

Presidente: María Isabel Moreno.

Tiempo: Soleado.

Entrada: Menos de tres cuartos de plaza.

Crónicas de la prensa: El Mundo. Diario de Sevilla, ABC, JA del Moral, Siglo XXI.


Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

Los toros portugueses de Palha esta vez no dieron el juego esperado, tras el comportamiento de otros años. Excelentes de presentación, muy parejos, prontos al caballo, pero por lo general sosos en la muleta. Como en todo siempre hay una excepción, el tercero se dejaba y metía la cabeza por los dos pitones.Le tocó a Salvador Cortés, que el hombre siempre tiene que empezar de cero cada temporada. Y le cortó una justa oreja, con faena poderosa, a su estilo, habiéndose desmonterado su hermano Luis en banderillas. Yo la verdad es que me lío con los Mariscal, los Santiponce y los Cortés. Pero éste era su hermano. El Fundi va a lo suyo a matar las corridas duras, le queda la de Miura. Pero el cuarto dejó en evidencia sus carencias artísticas, con el capote, con la muleta y hasta con la toalla del mozo de espadas. Hay una teoría sobre los toreros que se apuntan a las corridas duras. Los cogen menos los toros. Emtre otras cosas porque van con más precauciones. Y porque el público les permite esas precauciones. Sergio Aguilar no sé por qué ha venido, ni quien lo ha puesto, el caso es que no aportó nada a la tarde. Pero se llevó todas las volteretas.


Lo mejor, lo peor

Por Carlos Javier Trejo.

Lo que más me gustó de la corrida que nos ocupa es que se ha toreado bien con el capote: Salvador Cortés al 3º y “El Fundi” al 4º. Además, los toreros intervinieron en quites: chicuelinas y delantales de “El Fundi”, talaveranas Aguilar y verónicas del Cortés. El mejor toreo de la tarde lo protagonizó Salvador Cortés en el 1º de su lote. Un ejemplar de preciosa lámina, acapachado de pitones, al que se cuidó en el caballo, muy incierto en los primeros compases de faena pero que trasmitía mucha emoción a los tendidos. Cortés dejó un precioso cambio de manos en el inicio de faena, y tras probar por el izquierdo cuajó dos buenas tandas por el derecho que hicieron sonar la música. Se rajó pronto de astado portugués y recetó Salvador una soberbia estocada que los jurados deberán tener en cuenta. Merecida oreja. Antes, Luis Mariscal se había desmonterado tras un buen tercio de banderillas.

En el apartado ganadero, los Palha no cumplieron las expectativas, salvo el 3º. Nos engañaron en el caballo y tuvieron poco fondo en la muleta. Falta de raza en general que se manifestó en peligro y sosería según el caso. Un diestro tan solvente como “El Fundi” y curtido en mil batallas se nos antojó conformista. Y Sergio Aguilar sólo pudo dejar muestras de valor, sus carencias técnicas y su estilo indefinido provocaron que ofreciera una pobre imagen, más allá de sus ganas y esfuerzos por agradar.

®Sergio Aguilar y El Fundi/Marcelo del Pozo/Reuters. Arriba, Salvador Cortés/EFE.


El Mundo

Por Carlos Crivell. Oreja con alfileres en tarde de duermevela

Embistió el toro que tenía que embestir, aunque el segundo de la suelta mereció mejor suerte. El precioso y «saleroso» tercer toro, perfecto de hechuras, acucharado de cuerna, bajo de agujas, fue un buen toro. Cumplió en el caballo y llegó con movilidad suave a la muleta. Salvador Cortés le cortó una de las dos orejas, sobre todo por una tanda con la derecha al final de su labor y la estocada. Salvador Cortés sólo fue contratado para una corrida en la Feria, algo que parece poco para quien ha abierto dos veces la Puerta del Príncipe. Algún espada que no ha pasado por debajo ni de paisano torea todos los años en puesto de figura. Cortés protestó en los medios. Tenía que justificarse con la de Palha. Lo ha hecho a medias.

Recibió con buenos lances al toro Saleroso. Cumplió el de Palha en dos puyazos en los que fue mal picado, para no perder la costumbre. Luis Mariscal colocó dos pares enormes, especialmente el primero. El toro cantaba su clase en cada arrancada.

La faena comenzó mal con un desarme. Las primeras tandas con la izquierda fueron insuficientes y los enganchones se hicieron presentes. Con toques muy fuertes pudo ligar alguna tanda con la zurda. Parecía todo evaporado cuando encontró el temple en tres tandas con la derecha con mención especial para la primera. La música, el aliento del paisanaje y una estocada perfecta le permitieron cortar una oreja algo discutible.

Hay que alegrarse de este triunfo porque Cortés no ha sido anunciado con justicia. Sería maravilloso que le sirviera mucho para el resto de la temporada. Pero para que así suceda hay que estar mejor de lo que estuvo en el sexto.

Ese sexto fue un toro sosito, noblón y aburrido. Salvador volvió a pelearse con el temple en una labor cansina y simplemente cumplidora. Alguno dijo que ahora devolvía la oreja anterior. No; no es justo llegar a semejante afirmación. Lo que no debe olvidar Salvador es que en su situación hay que morder en cada toro como si fuera el decisivo de su vida torera. Y eso no pasó en el sexto. Del resto de la corrida de Palha, pocas cosas quedaron en el recuerdo. Se picó muy mal – lo del quinto fue para mandar al picador al paro –, pero los toros flojearon, mansearon y aburrieron por sosos y descastados.

El segundo metió bien la cara en los capotes de los banderilleros. Su matador, Sergio Aguilar, había sufrido una cogida estremecedora en un quite al primero. La chaquetilla quedó destrozada y el ánimo del torero, por los suelos. Ese toro tenía otra faena con más distancia y mayor lucidez. Muy mal situado, siempre queriendo acortar las distancias, Sergio Aguilar no cuajó al toro, que durante su trasteo volvió a levantarle los pies del suelo.

Con el quinto, al que el piquero machacó de forma alevosa, se durmió dando pases insulsos. Además, dio un mitin con la espada.

El Fundi recibió la tarjeta de visita del primero en forma de derrote al rostro cuando el torero estaba en el burladero. Fue un toro rajado y violento. Con el cuarto, otro astado aplomado sin raza, el veterano espada exhibió su oficio, aunque fue una faena que aburrió a toda la plaza.

La realidad es que la Maestranza sólo despertó algo en el tercero. Los de Palha llevaron al tendido a una apacible duermevela que llegó casi a la profunda somnolencia.

Lo que se espera de Palha es otra cosa. El banderillero Luis Mariscal animó la tarde con sus pares. El final fue tristón. Casi nadie recordaba nada de la corrida. Algunos incluso se pregunataba cómo había sido posible que se cortara una oreja con lo que se había aburrido en el tendido.


Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. 'Saleroso', de Palha, máxima alegría en un espectáculo soso

La corrida de Palha, una de las más esperadas de la preferia por sus buenos resultados en varias de las últimas ediciones, fue muy desigual tanto en su presentación como en su juego. Destacó un toro notable, el quinto, con buenas embestidas. A ese animal, Salvador Cortés le cortó una oreja, único trofeo en una tarde que no llegó a romper en ningún momento y en la que el aburrimiento acabó apoderándose del público. En la faena del diestro de Mairena del Aljarafe prevaleció el tesón -por momentos, el torero parecía atacado por la presión- y la predisposición. En los medios, el toro le desarmó en la primera tanda con la diestra. Citó y se le coló el animal. En los tercios consiguió una serie con la diestra en la que dio con la velocidad del toro y templó. Fue en ese instante cuando su labor caló en el público. Luego, con esa mano, trazó algunos muletazos estimables, pero nuevamente le topó el trapo el animal. Acabó por ese lado, con otra serie entonada. La estocada, al primer envite y efectiva, fue decisiva para la concesión del único trofeo de la tarde. El sevillano había toreado muy bien a la verónica a este Saleroso, con el que brilló Luis Mariscal en banderillas. Con el deslucido sexto, al que le costaba embestir, la labor que brindó a su apoderado, Hipólito, no llegó al público.

El Fundi no tuvo su día. O sí. Depende. Lo digo porque no firmó grandes actuaciones, pero tuvo a un ángel de la guarda junto a él cuando el primero, de salida, corrió hacia el burladero que ocupaba el madrileño y le dio un pitonazo en la boca ¿Qué hubiera sucedido si el pitón penetra unos centímetros abajo, en el cuello, o más arriba, en un ojo? El de Fuenlabrada se empleó para agradar con un animal que cogió a Sergio Aguilar en un quite por chicuelinas de manera espectacular. El toro se agarró al pitón izquierdo como mástil salvador y salió con la chaquetilla rajada, pero indemne. El de Fuenlabrada toreó muy bien a la verónica al noblón cuarto. Hubo protestas por negarse a banderillear. Con la muleta, labor de excesivo metraje, sin calado alguno.

Sergio Aguilar, que ya había sufrido un susto de órdago, en el quite al primero, también fue enganchado por el cuarto. Rodó el torero por la arena y nuevamente se salvó de que un astado le calara. El madrileño, mal colocado, estuvo casi siempre a merced del toro. Se contagió de las sosas embestidas del sexto y su labor fue tan deslucida como la del toro.

En un espectáculo que resultó soso, la sal y alegría llegó con ese tercer toro, notable, Saleroso, al que Salvador Cortés cortó el único trofeo de la tarde.


ABC

Por Zavala de la Serna. Un buen toro de Palha, una estocada, una oreja

La corrida de Palha le ha pegado un empujón importante de socios a la AMS (Asociación Mundial de la Siesta). A la salida de la Maestranza vendían camisetas… El ambiente final era redondo como un bostezo. Cañabate no le sacaría ni cuatro líneas costumbristas a esta semana de prefarolillos. Pero, poniéndonos en positivo, Palha aportó un buen toro sobre la falta de fondo del conjunto: el tercero, bajo de agujas, acucharado de cuerna, de recortado perfil. Lo sorteó Salvador Cortés, que tiene baraka y le entran los naipes para envidar. Pronto quedó definido el toro. Bien Cortés a la verónica, y bien El Fundi en un alado quite por chicuelinas, que repitió con escasa imaginación en el sexto sin el mismo éxito. Mariscal se desmonteró tras dos contundentes pares.

Salvador Cortés tardó más que el enemigo en definirse. Quiso doblarse en el tercio, pero se arrepintió a mitad de camino después de que perdiese las manos el astado luso. Así que se fue a los medios con generosa distancia. De pronto, el toro parecía otro. Dos coladas por el pitón derecho y un desarme. Y es que, por lo que se ve, no quería violencias ni esos toques tan bruscos que lo descompusieran ni ventanas al parque de María Luisa. El planteamiento diestro se tornó en zurdo, brillante sólo a saltos, sin eco salvo en una hermosa trincherilla. Cuando volvió a la derecha la faena tomó vuelo: Salvador Cortés se desprendió de la brusquedad y se la dejó en la cara, muy suave, muy tapada la franca y larga embestida. La remontada caló. Sobre todo la estocada, un espadazo por el mismo hoyo de las agujas hasta los gavilanes, que por sí mismo valía, y de hecho valió, la oreja. Aunque Cortés se estiró con cierto son a la verónica con el pesado sexto, se perdió en un mar de medios muletazos que respondían a las sosas medias embestidas.Salvador Cortés se desprendió de la brusquedad y se la dejó en la cara, muy suave. La remontada calóLos dos primeros toros actualizaron el viejo eslogan del hierro portugués: terror, horror y furor. O algo así. El que rompió plaza cogió a Sergio Aguilar en el remate de un quite por chicuelinas para matarlo. Por el pecho se perdió el pitón en unos segundos eternos, y cuando el torero se soltó, porque se había asido casi con las dos manos a la daga, sólo la chaquetilla había sido taladrada ¡por la parte de la espalda! Hay milagros diarios en el toreo. El Fundi, que ya no banderillea, estuvo en su línea de guerrero curtido en mil batallas, hasta que el funo se rajó cobardemente. No falló el veterano espada de Fuenlabrada en el volapié, con media estocada en todo lo alto. Volvió a torear El Fundi con temple con el capote en el saludo al cuarto, que tuvo mejor aire que fondo por el pitón derecho. Fundi, de todas formas, anduvo monocorde en el derechazo contumaz.

Aguilar volvió a besar el albero con el segundo, una bestia parda de cinco años y medio que medía al paso como Foreman la andanada: cuando arreaba lo hacía con toda su fuerza a golpe de riñón. El madrileño rodó como una croqueta mientras el toro le lanzaba derrotes como ganchos. Curiosa la imagen del torero sin la casaquilla. Sergio Aguilar se atascó con la espada después de pretender echársela cabalmente con la izquierda. El atasco ya fue definitivo con un quinto desfondado que no embestía dos veces igual. Y nos fuimos a comprar la camiseta de la AMS.


El País

Por Antonio Lorca. Enciclopédico Fundi

El que quiera aprender de toros que vaya a ver a El Fundi. Es un torero para aficionados; su sentido de la lidia es enciclopédico, y su magisterio está macerado por esos casi 22 años de alternativa en los que ha ido superándose a sí mismo. Es emocionante verlo en la cara del toro, cómo lo estudia y escudriña con deslumbrante seguridad y naturalidad; es interesantísimo comprobar sus conocimientos de los terrenos, de las distancias, de las reacciones de sus oponentes, y cómo administra los tiempos. Y, encima, torea, y torea muy bien con poderío y con gusto.

Recibió a su primero con cuatro verónicas jugando los brazos con exquisita armonía, y, muleta en mano, aguantó las miradas desconcertantes de un complicado animal que estaba loco por cogerlo. Se cruzó entre los pitones como si tal cosa y le robó muletazos imposibles. Montó el estoque, se perfiló al volapié y dejó media estocada en todo alto de efectos fulminantes. Ahí queda eso, toda una lección magistral de cómo hay que andarle a los toros. Protagonizó, después, dos quites por ajustadas chicuelinas y recibió al cuarto con otra tanda de verónicas hondas y templadas para quitarse el sombrero. Con cuatro muletazos se lo llevó de las tablas al centro del anillo, y, cuando se esperaba faena grande, el maestro echó un borrón. Era un oponente soso y sin clase, pero la labor del torero fue premiosa, sin cogerle el aire, y todo se esfumó. Pero a lo hecho, pecho…

El mejor toro de la tarde, el tercero, le tocó a Cortés, y le cortó una oreja. El problema es que el toro le ofreció las dos. Erró el torero al insistir con la muleta en la izquierda cuando el pitón bueno era el derecho. Y la suave embestida del noble animal merecía mucho más que la afanosa voluntad del torero, que se ganó el trofeo con un estoconazo de bandera; lo intentó, al final, sin éxito ante el soso sexto.

Y Sergio Aguilar salió ileso de dos volteretas espeluznantes. Tiene mucho valor el torero; tanto, como frialdad desprende su toreo. Se queda derecho como una vela, pero su tauromaquia es impersonal. No obstante, salió andando, que no es poco…


De Toros en Libertad

Por José Antonio del Moral

Continúa el aburrimiento y la gente contentándose con cinco de queso

El tercer toro de la mala corrida Palha, único con son y hasta con clase por su suave nobleza, se le escapó en gran parte al sevillano Salvador Cortés y la tenida por mejor afición del mundo le obsequió con una oreja inadmisible por inconsistente. La devolvió en el sexto que fue tan deslucido como sus anteriores hermanos. Los peores, primero, segundo y quinto, apenas dieron opción a la modesta terna. Y el cuarto se le vino abajo a El Fundi tras ser excesivamente castigado en varas, sin que el de Fuenlabrada anduviera a la altura de su fama de maestro. Sergio Aguilar, que anduvo tan gestualmente valeroso como insolvente y persistentemente destemplado, es decir, muy mal, sufrió dos cogidas tan espectaculares como por fortuna sin consecuencias, dando en general pobrísima impresión. O sea, que continúa la “juerga” anunciada de este baratucho aperitivo ferial para honor y gloria de la empresa, encantada con su enésimo atraco en compañía jocosa de sus invitados en el callejón. Así da gusto.

Llevamos cuatro corridas de toros de lidia ordinaria - ¡y tan ordinaria¡ - y no levantamos cabeza pese a que no pocos toros han dado más que sobrado juego para el triunfo. Es la eterna canción. Se compran varias corridas y en las tenidas por peores colocan a los toreros más baratos y peores. La plaza no se llena todavía pero los dos tercios largos de entrada a diario con predominio de la sombra, aseguran el negocio. ¿Qué digo que aseguran?, lo requetemultiplican. En esta nefasta regla llamada abono de todo al mismo y muy caro precio de las entradas toree quien toree que predomina sobre todo en las mundialmente famosas ferias de Sevilla y, no digamos, en la de San Isidro en Madrid, estas corridas infumables son las que enriquecen a las empresas y como aquí, en Sevilla, los maestrantes decidieron hace muchos años entregar la explotación de su maravillosa plaza de toros a la familia Pagés para no se cuantas generaciones, los que ahora ocupan heredado turno se están forrando incluso en plena crisis sin que nadie ose toserles y si hay algún periodista que se atreve, le quitan el pase y en paz. Por eso y solo por eso la mayor parte de la prensa le tiene tan reverenciado pánico a Eduardito Canorea. Y no es cosa de enredar no sea que haya que quedarse en casita delante de la televisión. Pero como esta vergüenza pública en forma de amenaza y de castigo a los que están obligados a informar con veracidad es admitida con general escepticismo, nunca pasa nada. Algún día explotará.

En tan rentable aburrimiento, ayer mismo ocurrió que, a pesar de lo mal que empezó la corrida de Palha, saltó un tercero para cantarlo en latín y se le escapó calamitosamente a Salvador Cortes. Oiga, ¿y por qué dice usted que se le fue si cortó una oreja?, escucho decir a mi alrededor. Pues hombre, porque después de comprobar lo bien y muy suave que embestía en sus buenos lances de recibo a la verónica, después de ver como galopaba en banderillas que, por cierto, colocó de maravilla su hermano Luís, y supongo que a sabiendas de que el toro no estaba sobrado de fuerza – por eso lo cuidaron en varas – fue el chico y empezó la faena doblándose por bajo y obligando al toro una barbaridad. ¡Pero, hombre, por Dios¡ Acto seguido, se fue raudo el torero hasta los medios en su pretensión de citarlo desde lejos, el toro dijo que no, Cortés fue aproximándose sin demasiada convicción ni cruzándose al pitón contrario cual convenía, y como tenía la ventana abierta, lo vio y sufrió un achuchón. En vista de lo cual, cambió de mano y no se acopló al natural por mal colocado en el hilo de pitón. Hasta que, vuelto a la diestra, descubrió por fin que la distancia idónea era la corta y repentinamente acertado en llevar tapado al animal sin quitarle la muleta de la cara, empezó a torear como todos esperábamos consiguiendo finalmente una buena tanda, dándose por satisfecho el torero con lo hecho dado el entusiasmo que había provocado tan parca, torpe y vulgar actuación que incluso fue musicada de principio a fin. Una buena estocada justificó el dispendio y oreja al canto. Oreja tan barata como el cartel. Oreja absolutamente impropia de la categoría de la plaza y de su afamada afición que ayer, como tantas otras veces, pecó de provincianismo y de supina catetez al contentarse con cinco de queso para satisfacción de los mercaderes que explotan este coso. ¡Pues qué bien¡

Salvador Cortes devolvió el regalito en el sexto, tan malo como el resto de sus hermanos. Y no hubo mucho más a resaltar salvo la aparatosa cogida que sufrió Sergio Aguilar en el quite que hizo al primer toro, la otra que volvió a sufrir en plena y pésima faena al segundo por zarrapastrosa, como también la del quinto, y lo de El Fundi que ayer, salvo en sus recibos de capa, no anduvo fino ni acertado con los dos pésimos toros que le cupieron en suerte. Cuando vimos como les pegaban sin piedad en el caballo, nos dimos cuenta de que El Fundi ya no está para estos tratos ni trotes . Sobre todo después de haber descubierto sus artes mayores con ganado más fácil. Es lógico que El Fundi ya no quiera malas coles y, cada vez que se las encuentra, de aquel magistral gladiador no queda ni su sombra.


Siglo XXI

Por Ignacio de Cossío. La gran siesta

Segundo petardo ganadero fuerte de la Feria de Abril. ¿Quien nos lo iba a decir que los toros de Palha corridos por desgracia en el día de ayer, a excepción del tercero, iban a salir vestidos con el pijama de rayas para la gran siesta?. Menudo tostón de festejo, por recordar algo habría que echar mano del espadazo a cámara lenta del gran cañón del colorado aljarafeño, llamado Salvador Cortés. Nadie en todo el escalafón mata como él, lo ve claro y no perdona ocasión, del resto de la corrida cuesta recordar detalle alguno.

El Fundi estuvo en profesional y me ilusionó verlo tan bien con el capote, especialmente en las dos medias de recibo a su primero, los tres lances por Chicuelinas en el quite al toro de Cortés y muy especialmente con las más de media docena recetadas al cuarto de la tarde. Poco a poco con el paso del tiempo el poso siempre vence el peso del color de la púrpura. Ya El Fundi no es tan solo un fajador de la corrida dura sino también es capaz y capataz de ganar enteros por su majestad y torería alojados en sus muñecas de mimbre. Erudito en Tauromaquia por la Universidad Pública de Fuenlabrada mostró una vez más un gran oficio a lo largo de toda la lidia. Recordemos algunos pasajes del madrileño en el primer toro de su lote, un animal que lo mismo corría que se frenaba en mitad de la carrera. Así, todo esfuerzo cayó ineludiblemente en saco roto. El toro como el resto de la corrida siendo brusco no llegó emplearse del todo en la pelea y eso nos recuerda que en el toreo la confrontación entre toro y torero se hace fundamental. El respetable, más respetuoso que nunca agradeció su efectividad y brevedad con la espada. Con el cuarto el panorama del descaste apenas cambió de rumbo y muchos nos deleitamos con los castizos galleos por Chicuelinas y los remates a una mano poniendo al toro en suerte de varas. A la media altura cruza Pedro la líneas del tercio para ejecutar dos series por el mejor pitón del toro, si es que tuvo algo bueno. La virtud fue el dejársela en la cara y tirar cadenciosamente del hilo. Lástima que aquella brusquedad cambiante del toro se apagase como una vela tras dos seriecitas de nada y aseadas al natural. Repite en espadas y El Fundi se marcha rumbo a Zahariche con el deber cumplido.

Salvador Cortés tuvo en su mano el mejor lote de este desahucio llamado Palha. Con el primero de nombre “Saleroso” marcado con el número del diablo lo recibió con autoridad a la verónica. Las dos medias fueron algo así como dos carteles de toros en seda pura. El toro pedía las cosas bien hechas y de manera inmediata. Algo así fueron los dos pares de banderillas colocados en todo lo alto por su hermano mayor Luis Mariscal. Tras la estruendosa ovación, fruto de tanta exposición y maestría, salió Salvador a resucitar un cadáver, la misma tarde. El toro no acude al envite de Cortés en medio del ruedo, es tardo y hay que adelantarle la muleta, el brazo y medio cuerpo para que se confíe toro y torero. El toro se complica aún más y le pega un tantarantán a Cortés. Acertado el cambio de mano y a pensar en lo ocurrido. Como una columna de mármol llega el señor trincherazo para invitar al torero a volver por el mejor pitón del toro que no es otro que el derecho. Una gran serie en redondo hace saltar la música en una feria que toca como nunca bajo la novel batuta del último Tejera. Las siguientes tandas de muletazos sube y baja el voltaje del toro, algo pasa, algo falta y no sé lo que es. Llega el final y con él un volapié planea sobre el toro, agonizándolo poco a poco, consumiéndolo en el albero maestrante para los restos. Oreja de ley a una estocada de órdago. El sexto no fue una maría ni mucho menos, siempre enseñó las uñas y alzó la carita por arriba cada vez que se le obligaba al toreo ligado. Es cierto doy fe, al toro le cuesta un mundo avanzar, parece que no llega nunca, que no quiere moverse, tiene puesto el pijama de rayas y se muere por dormir. Estocada fulminante tras el pinchazo de rigor, y a otra cosa Cortés, no descartemos la vía de las sustituciones, mereces otra corrida en Sevilla.

El primer toro de Sergio Aguilar se distrae con una mosca, mete la cara con cierta nobleza pero no deja reponerse al torero. En un instante y por descuido del maestro es alcanzado en la dura batalla por el toro, dibujándole un siete en la chaquetilla. Menuda gracia tiene el toro. De buena guisa se ha librado Aguilar, y por que no hizo por él, de haberlo hecho no se levanta esta mañana de la cama del Hotel. Vaya toro con guasa asesina, como se descuide lo fríe a cornadas, otro ejemplar primo hermano del anterior, esto no es el toro bravo. Aguilar contiene su valor, es un torero prudente y esto creanme no abunda en el escalafón. Tras una faena medida nos advierte que la suerte suprema no es su fuerte y pincha por duplicado. En el quinto de la tarde, toda una bala en acción, solo se limita a no ser arrollado a su paso y lo hace bien, de momento es un toro que va y viene a media altura. La emoción desaparece del ruedo, se oyen bostezos y parece la hora de la siesta, Aguilar no se percata. El toro salta, rebrinca de alegría y no hay por donde cogerlo, es inútil hacer por comprender. La ligazón se hace imposible, pese a estar muy bien colocado y citar a pitón contrario. La faena se eterniza, insiste Sergio y el público comienza a abandonar la plaza. ¡Vaya corrida nos hemos tragado compadre! me dice un vecino de localidad, ya te contaré mañana con los Peñajara, el tato, el mato y el otro le espeto.

Sevilla Temporada 2009

sevilla_210409.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:16 (editor externo)