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REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

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Tarde del domingo, 22 de mayo de 2011

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Reses de El Montecillo (bien presentados, con diferente juego, mansos y sosos en general; el mejor, el 1º).

Diestros:

Víctor Barrio. De grana y oro. Silencio y ovación.

David Galván. De azul rey y oro. Saludos y saludos.

Vanesa Montoya. Hueso y oro. Silencio tras dos avisos y silencio tras dos avisos.

Saludaron: Juan M. Raya, de la cuadrilla de Vanessa Montoya, en el 3º; Salvador Jiménez y Rafael Limón, de la cuadrilla de David Galván, en el 5º.

Presidente: Julián Salguero.

Tiempo: Soleado y caluroso al principio.

Entrada: Algo más de media plaza.

Crónicas de la prensa: Diario de Sevilla, El Mundo, El Correo de Adalucía, ABC.

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Lo mejor, lo peor

Por Juan Carlos Gil.

Lo mejor: la disposición de los chavales

Cuando no puede ser, no puede ser y además es imposible. Con esa frase resumía El Guerra sus actuaciones cuando en ellas no había ocurrido nada o no había podido estar bien. Los tres chavales que se presentaban en Sevilla mostraron buena disposición, mucha entrega, buenas dosis de valor y bellos pasajes de toreo caro, aunque insuficientes. Víctor Barrio lo intentó todo: se fue a la puerta de chiqueros, galleó por chicuelinas, participó en todos los quites demostrando que maneja la tela rosa con mucho mimo y calidad y puso empeño en sus dos faenas.

David Galán tiene buen concepto del toreo, maneja el percal con duende, encaja bien los riñones y mueve las muñecas con dulcera, sin embargo, le falta cogerle el sitio a los novillos y dejarles la muleta en la cara para tirar de ellos. Lo aprenderá con el tiempo, seguro, pero mostró que su concepción es pura, sabe cruzarse y llevar a los utreros bien hilvanados en la tela roja. Sus naturales fueron los más hondos, templados, suaves y de trazo inmejorable de toda la tarde.

Vanesa Montoya es la más bisoña y se nota. Quiere y sólo a veces puede. Lo intenta y no siempre le sale. Y con la espada… no lo ve.

Me gustó mucho José M. Aguera, que picó magníficamente al quinto. Movió perfectamente el caballo, citó dando el pecho y se agarró arriba. Se llevó una sonora ovación por el trabajo bien hecho.

Lo peor: la sosería de la novillada

Sin poner en mayores dificultades a los novilleros, el sexteto de El Montecillo no fue un dechado de virtudes. Algunos se dejaron y otros se pararon o se rajaron. Sin embargo, al lote de Vanesa, el más potable, lo masacraron en el caballo y, por tanto, está justificado que luego, uno casi si muere desangrado y el otro apenas tuvo ocho o diez arrancadas.

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Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. David Galván destaca ante el 'himalaya' de El Montecillo

Al perro flaco todo se le vuelven pulgas. Lo escribo por los tres novilleros que ayer actuaron en la Maestranza, todavía tiernos, que se las tuvieron que ver con una novillada de El Montecillo, que supuso más que montecillo, un auténtico Himalaya para ellos. En la escalada, la lidia, destacó el gaditano David Galván, torero de buen corte y con valor, que maneja bien la muleta -meritoria por su pequeño tamaño- y que se mostró certero con la espada. Su compañero, el segoviano Víctor Barrio, no pasó de voluntarioso; entre tanto la sevillana Vanessa Montoya fue engullida por su lote.

David Galván, con el castaño que tuvo como primer oponente, uno de los astados menos imponentes del encierro, sufrió una colada escalofriante -pareció cruzarse el torero inadecuadamente- y un revolcón con el capote. Con la muleta, realizó una faena en la que, tras un inicio titubeante, con un desarme, intercaló muletazos de gran calidad. Brilló en una serie al natural y dos preciosos pases de pecho. El epílogo fue de nota, con unos hermosos ayudados. Mató de estocada entera y saludó tras una fuerte ovación.

Al colorao quinto, un toro en trapío, le dieron duro en varas. El animal llegó a la muleta muy aplomado, escarbador y rajado. Galván, que brindó a Ramón Vila, comenzó su faena de manera torerísima, con muletazos a media altura. Fue presentar la franela al toro con la diestra, y el burel lo mandó hacia las nubes. Un serio aviso para comprender que la lidia no sería escalar una liviana colina. El joven torero no se arredró: acortó distancia e intentó obligar al novillo. Fue una labor digna, impregnada de valor. De nuevo mató de eficaz estocada y saludó tras una fuerte ovación.

Víctor Barrio, con el que abrió plaza, un dije, que resultó manejable, pese a que se estrelló violentamente contra un burladero, concretó un trasteo desigual.

Ante el castaño cuarto, un tío, Víctor Barrio se entregó a fondo. Recibió al novillo, que resultó manso, con una larga cambiada de rodillas a portagayola -se tuvo que arrojar a la arena- y comenzó su labor muleteril con dos muletazos por la espalda arriesgados. La labor se desarrolló junto al portón de caballos, donde se refugió el astado.

Vanessa Montoya dio una imagen paupérrima, de torera muy verde para un compromiso fuerte. Con muchas carencias, para colmo no sabe matar, se queda en la cara del novillo, con el peligro que ello supone. Ante el serio y astifino tercero, al que zurraron fuerte la badana, se mostró con aires pintureros, pero no consiguió nada positivo, pues las series apenas contenían muletazos. Ante el castaño sexto, que se emplazó de salida, se inhibió y fue su banderillero, Raya, quien recogió al toro. Montoya porfió sin frutos con un astado entablerado y volvió a dar un mítin con los aceros.

El festejo, que alcanzó las dos horas y media, resultó bastante pesado, en una tarde muy calurosa. Únicamente ante el imponente Himalaya ganadero de El Montecillo, un joven espada escaló, por momentos, con valor y acierto en la lidia: el isleño David Galván.

El Mundo

Por Carlos Crivell. Clase y casta de David Galván en la Maestranza

Novillada electoral. El ganador fue David Galván, el novillero de San Fernando que venía precedido de sus buenas actuaciones en la pasada temporada en Algeciras y El Puerto. Era un novillero con buena clase. Ayer, con una novillada de El Montecillo con poca clase y mucha mansedumbre, demostró que también tiene casta torera.

Esto de El Montecillo es lo nuevo de Paco Medina, ganadero castellano que forjó El Ventorrilo. De momento, su obligación es seguir trabajando. Hay mucha mansedumbre en sus reses. No todo fue mansedumbre, porque algunos novillos brindaron un buen tercio de varas, como el segundo y el quinto, que se arrancaron de largo a las cabalgaduras. Pero no rompieron nunca, se rajaron y acabaron cerca de las tablas.

El novillero segoviano Víctor Barrio llegó a Sevilla avalado por sus buenas tardes en Madrid. Es tan alto que los novillos se le quedan muy chicos. A pesar de esa estatura, la figura torear del chaval no desentona. Tiene oficio, pero en esta novillada sevillana se le ha notado frío. El que abrió plaza se golpeó a la salida con un burladero y quedó tocado. Sin embargo, fue el que llegó a la muleta con mejores condiciones. Barrio muleteó con pulcritud sin acabar de lograr el interés popular. No logró muchos votos del tendido.

Se fue a portagayola a recibir al cuarto. Ese animal fue otro manso de la suelta de Paco Medina. Barrio hizo una faena tan larga y espesa como voluntariosa. No hubo pases buenos, el novillo iba siempre con la cara alta, pero el chaval le hizo de todo cerca de las tablas, hasta unas manoletinas fuera de lugar.

El que logró más votos fue David Galván. Se llevó varias volteretas, la primera al saludar de capa al segundo. Lo toreó por la izquierda sin poder ligar lo muletazos, pero el trazo de los mismos fue muy bueno. La poca clase del astado le impidió sacar más provecho.

El quinto se lo echó a los lomos en la primera tanda con la derecha. El comienzo de faena por bajo fue de categoría. Como el de El Montecillo se parara de forma lamentable, a Galván no le quedó más que robar algunos pases buenos y demostrar mucho valor y casta. Es verdad que aún necesita más rodaje, que peca de inexperto, pero tiene calidad y valor. Podía haber dado la vuelta, pero en el tendido había muchos turistas sin capacidad para valorar lo hecho por el gaditano.

La novillera Vanessa Montoya dejó que los picadores castigaran más de lo debido a sus dos reses. Al tercero le pudo dar algunos naturales sueltos, por cierto acompañados de forma inexplicable por la banda de Tejera. Con la espada dio un mitin.

Con el sexto está eximida de un juicio severo. El novillo fue un marmolillo aquerenciado en las tablas y ello fue un duro obstáculo para la trianera, que de nuevo se puso por la izquierda para dar algún pase suelto. Lo de la espada fue nuevamente muy doloroso.

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El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Galván mostró proyección y Vanessa pagó su inexperiencia

La atención andaba en los resultados que empezaban a arrojar los primeros escrutinios electorales según iban cayendo, uno a uno, los novillos de El Montecillo. La verdad es que hubo dos: tercero y sexto, que estuvieron a punto de volver por sus propios pasos a los corrales de la Maestranza revelando la inexperiencia de la gitanita de Triana que cerraba el cartel de ayer. La chica, que ya lleva más de una década en esto, cumplió el sueño; se vio anunciada en la plaza de la Maestranza en festejo picado y hasta le enjaretó algún natural allí y aquí -con aire mexicanizante- a su lote de novillos. Pero la realidad es tozuda y lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Vanessa pasó dos calvarios para echar abajo a sus dos enemigos: al tercero, que fue noble, después de poder expresarse brevemente con la izquierda;_en el sexto, que se fue aplomando, citando siempre al hilo y jugándosela mucho más de lo que trascendió al tendido. Afortunadamente salió por su pie.

Pero más allá de lo anecdótico, el verdadero interés de la novillada residía en comprobar lo mucho y bueno que se cuenta de David Galván, que se enfrentó en primer lugar a un novillo noble y un punto soso al que le faltó siempre rematar los viajes. Galván se llevó una fuerte voltereta en medio de una lidia un punto desordenada y falta de mando pero afortunadamente se puso orden con la muleta en un trasteo que brilló más por el lado izquierdo a pesar de la tendencia del animal a salir con la carita a media altura. Galván también supo venderlo por el otro lado pero enseñó mejor sus cualidades al no volverle la cara al peligroso, inmenso y aplomado quinto, que también le propinó un fuerte mamporro. Este novillo había avisado un par de veces al novillero gaditano, que inició su faena con sabrosos muletazos por bajo para mostrar luego una aptitud y actitud que merece ser seguida y tenida en cuenta.

El tercer debutante de la tórrida tarde de ayer cateó la reválida maestrante al sortear el novillo con mayores posibilidades. El primero embistió con franquía, codicia y recorrido en todos los tercios después de emplearse en el caballo a pesar del tremendo porrazo que se dió en una tronera nada más salir del chiquero. Barrio no dijo nada en un larguísimo trasteo que no convenció a nadie. Tampoco trascendió su baldío esfuerzo con el mansísimo y rajado novillo que hizo cuarto.

ABC

Por Lorena Muñoz. Galván, dos ovaciones y dos volteretas

Tarde de runrún en el tendido con una terna de debutantes en el cartel. Disposición la de Barrio y Galván e inexperiencia la de Montoya para quien era su primera novillada con caballos. El encierro de El Montecillo estuvo muy bien presentado, el quinto un toro de hechuras, fue un ejemplar que prometió después de arrancarse de largo al caballo pero que no rompió a la muleta de Galván, que se la jugó, sino que se lo echó a los lomos y se quedó parado.

El gaditano promete por su toreo pero ayer se fue de Sevilla con dos ovaciones y dos palizas en el cuerpo. El primero de su lote le arrebató el capote en dos ocasiones, se le fue al pecho y se salvó de una cornada segura cuando estaba en el suelo a merced de su oponente. Basó su faena en la mano izquierda, el pitón por el que iba más largo el novillo, y aunque hubo naturales templados y de buen trazo le faltó continuidad para tomar vuelo.

Víctor Barrio demostró ganas en su primer paseíllo. Con el que abrió plaza, de preciosa estampa, no consiguió acoplarse, ya que tras rematar en un burladero se quedó algo descoordinado. Barrio estuvo templado con el capote pero su labor, después de muchos muletazos no tuvo eco. A la puerta de chiqueros se fue en el cuarto, ajustada la larga, temple a la verónica y otra de rodillas para rematar. Pase cambiado por la espalda para comenzar una faena en la que intentó hacer de todo pero sin llegar a concretar con un astado rajado al que debió cambiarle los terrenos.

Vanessa Montoya afrontaba un difícil compromiso para el que no estaba preparada. Quedó inédita con el capote y fue Raya el que recibió al sexto e incluso escuchó algunas palmas. En el tercero consiguió una serie el natural limpia, más dispuesta, pero sonó la música de forma benevolente. El novillo acusó el severo castigo en varas y se quedó parado de ahí que pasara un calvario con la espada. Un sinfín de descabellos y dos avisos. La historia se repitió en el sexto hasta llegar a la muleta, conectó al natural pero de nuevo el astado acusó los puyazos. Mal con la espada.

©Víctor Barrio, David Galván y Vanesa Montoya/Toromedia/Empresa Pagés.

Sevilla Temporada 2011.

sevilla_220511.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:17 (editor externo)