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Real Maestranza de Sevilla

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Domingo, 27 de abril de 2014

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Novillos de Toros de Hermanos García Jiménez, Olga Jiménez Fernández y Peña de Francia (nobles, mansos y descastados). El 6º, de Hermanos García Jiménez, devuelto por invalidez manifiesta. 6º-bis, de Olga Jiménez Fernández.

Diestros:

Gonzalo Caballero. De azul celeste y oro. Estocada trasera y caída, dos descabellos (saludos desde el tercio); estocada trasera y tendida (vuelta al ruedo).

Lama de Góngora. De marfil y golpes de oro. Estocada baja, media estocada, aviso, pinchazo, descabello, estocada, descabello (silencio); dos pinchazos, media estocada (silencio).

José Ruiz. Debuta con caballos. De tabaco y oro. Pinchazo, estocada (saludos desde el tercio); pinchazo, estocada (saludos de despedida).

Banderillero que saludó: Juan A. Maguilla González, de la cuadrilla de Gonzalo Caballero, en el 4º.

Presidenta: Ana Isabel Moreno.

Tiempo: soleado y agradable.

Entrada: más de media plaza.

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Crónicas de la prensa:

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

El cartel novilleril invitaba a ir a la plaza maestrante, pero resultó que al final nos quedamos defraudados. Fundamentalmente por la mansada/moruchada que mandaron los Matilla boys. Eran casi toros cumplidos, pero de raza, de casta y de fuerza estaban tan escasos y de mansedumbre tan sobrados que no había mucho que hacer con ellos. Gonzalo Caballero estuvo valiente y con oficio, debe saltar ya el escalón de categoría, lo que le sirvió para merecer el beneplácito del público. Siento disentir con algún compañero, pero no se puede cortar por oreja por correr mucho detrás de un manso. Lama de Góngora tuvo un segundo noble que acabó rajado con el que pudo hacer más y un quinto imposible. Habrá que esperar su próxima cita. Y el sobrino nieto de Curro - que estaba en la grada del 7- dejó cositas. Le falla el nombre José Ruiz Muñoz, poco atractivo en los carteles, pero hizo aparecer cierta ilusión en los tendidos. Está verde con la muleta y con la espada, en definitiva debutaba con caballos y lleva apenas una veintena de becerradas. Pero con el capote dejó claras un par de cosas: le gustan los trapos pequeños, las manos bajas y el tiempo parado, que no es poco. Y poco más, ya esperando la corrida del jueves, primera de esta extraña Feria. Bueno sí, parece que Rajoy tiene razón cuando dice que se acabó la crisis, porque hay una grúa de una obra de la calle Adriano que no me deja ver la Giralda. Y eso no pasaba desde hace mucho tiempo.

Lo mejor, lo peor

Por Sandra Carbonero

Lo mejor: Del arte a la valentía. Decían que era sobrino nieto de Curro. Había gran expectación por verlo aún sin saber mucho de él. Ya con ese dato sobraba. Se anuncia como José Ruiz Muñoz. Su capote es templanza y torería y su muleta está impregnada de esencia a Romero. Ha dejado detalles, sin poder redondear, pero ha cautivado al público desde su presentación en el albero maestrante con tres verónicas y una media muy lentas y con mucho gusto. La única vuelta al ruedo la dio un valentísimo Gonzalo Caballero. Muy en novillero, con muchas ganas de triunfar y de ir a por todas se pegó sendos arrimones con sus novillos. Se la jugó en las bernardinas finales en su primero. José y Gonzalo pusieron las gotas de armonía y arrojo, de personalidad y firmeza. Dos novilleros que quieren abrirse paso a toda costa.

Lo peor: Ilusiones esfumadas. La novillada de Hnos. García Jiménez y Doña Olga Jiménez Fernández no se lo pusieron fácil a los novilleros debido a falta de clase y fuerza. Tal vez aún se acuerden algunos de ese pitón derecho que tenía el segundo novillo y que pudo haber hecho sonar la música. Puede que Lama de Góngora también.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Un Caballero con valor

Preciosa tarde. Climatología plácida, grata, apacible, soleada, sin un ápice de viento, lo que invitaba a acudir a los toros. Una entrada importante en la Maestranza: tres cuartos del aforo cubiertos para ver a tres jóvenes novilleros, que a la postre se enfrentaron a un deslucido y bien presentado encierro de la casa Matilla, con sus dos hierros, y el añadido de otro astado con el hierro de Peña de Francia.

De la terna destacó Gonzalo Caballero, pundonoroso, valiente, con oficio y certero en la suerte suprema. Entendió al mansísimo cuarto, con más afición a los tablero que un carpintero, y se apuntó la única vuelta al ruedo tras una labor meritoria, rematada con una escalofriante estocada a cuerpo limpio, en la que se perfiló sin muleta, desempolvando la suerte de matar como tantas y tantas veces la ejecutó el desaparecido Antonio José Galán. Caballero, que debe crecer en el manejo del capote, supo jugar con las querencias y tras una serie en la que llevó toreado con la diestra al animal logró que la Banda Tejera, muda el resto de la tarde, se arrancase con un pasodoble. Trasteo interesante, intercalado con dos coladas, que afrontó de manera impasible. Lo dicho: coronación histórica de la suerte suprema a cuerpo limpio.

Caballero ya se la había jugado ante el que abrió plaza, un ejemplar flojo y manejable, que no humillaba, en una faena que brindó a su banderillero Curro Robles. Labor que inició con unos estatuarios, afrontó en su nudo en los medios y en la media distancia y epilogó en cercanías, con bernadinas y dos serios achuchones, uno de ellos golpeando un cuerno sus costillas; afortunadamente sin consecuencias.

Lama de Góngora se encontró en primer lugar con el ejemplar menos deslucido, un animal que derrochó nobleza hasta rajarse. El sevillano lanceó con buen aire a la verónica. En los medios, lo mejor llegó con un par de tandas con la diestra, enfibrado, un par de naturales sueltos de buen trazo y una bella trincherilla. Con los aceros estuvo desacertado. Con el torete que hizo quinto, manso y un marmolillo, Lama no tuvo opciones al lucimiento y, de nuevo, le faltó contundencia con la tizona.

José Ruiz, sobrino nieto de Curro Romero -presente en el graderío de la Maestranza-, cumplió en su debut. Recordó ligeramente al Faraón de Camas en un ramillete de verónicas, en las que meció con suavidad el capote ante el tercer astado, un colorao ojo de perdiz, flojísimo, manejable y sin apenas recorrido, cumplió en los tercios con un trasteo en la distancia corta.

El sexto fue devuelto por su invalidez. En su lugar salió un sobrero que resultó mansísimo. Labor compuesta de José Ruiz, en la que intercaló bellos muletazos. Este aperitivo de la feria abrileña que comenzará de manera ininterrumpida el próximo jueves y se extenderá hasta el 11 de mayo estuvo enmarcado en una espléndida tarde y con una buena entrada. Lástima que se fuera apagando el fulgor incial de expectación debido al deslucido juego del ganado, en un espectáculo en el apuntó detalles prometedores el debutante José Ruiz Muñoz y en el que destacó un Caballero con valor, de nombre Gonzalo.

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ABC

<img src="http://www.portaltaurino.com/images/criticos/fdo_carrasco.jpg"/>Por Fernando Carrasco. José Ruiz Muñoz, personalidad con aires de Romero en Sevilla

Que sí, que sólo ha sido una tarde, y nada menos que la del debut con picadores y en la plaza de toros de Sevilla —ahí es nada—, pero lo primero que hay que pedir a un novillero son ganas. Y José Ruiz Muñoz las tiene. Y personalidad, algo que se echa de menos incluso en matadores de toros. Ha asomado simplemente la cabeza el sobrino nieto de Curro Romero —que vio la novillada en una de las últimas filas de la grada del «7»— y le queda un mundo por delante. Llegará o no. Quién lo sabe. Y como seguro que alguien se rasga las vestiduras por titular de esta forma, me apresuro a decirle que el aire de Romero lo dejó en las tres verónicas y la media a su primero. Capote pequeño, como el que usaba el Faraón, encima recogidito. ¿Cuántos capotes kilométricos vemos a lo largo de la temporada? Ya escribo que será lo que tenga que ser, pero la personalidad la tiene y eso es bueno en los tiempos que corren.

Gonzalo Caballero, firme con su primero, estuvo realmente bien ante el cuarto, el más manso de todo el descastado encierro de García Jiménez y Olga Jiménez y que se fue a chiqueros de salida. Allí comprendió Caballero que había que realizarle la faena y jugársela. A por todas el chaval, que hizo que la música arrancase. Al hilo de tablas, fue desgranando un trasteo emocionante porque su enemigo podía echarle mano en cualquier momento. Muy de verdad todo, concluyendo con un arrimón importante. Se tiró a matar sin muleta, vaciando la embestida con la mano y dejó una estocada casi entera. Se le protestó la vuelta al ruedo. No sé… Un marmolillo

Lama de Góngora ganó terreno en los lances a su primero, que tuvo un inicio de faena para haberse hecho con él. Buenas maneras tiene el sevillano, pero pecó de torear demasiado ligero, sin acoplarse del todo. Mejor al natural hasta que se rajó por completo el animal. Mal con la espada. El quinto fue un marmolillo que se rajó.

José Ruiz Muñoz dejó tres verónicas y una media lentas y acompasadas. Ya quedó escrito ese aire «arromerado» que destiló el percal del joven torero. Buen comienzo con la muleta por alto para torearlo en sendos redondos con enjundia y rematar con el de pecho. El novillo comenzó a apagarse y el chaval, que tiene personalidad, conseguía cruzándose que le embistiese. Sabe andarle a los novillos —no olvidemos que era su debut— y tiene sentido de la medida.

El sexto bis salió algo violento y descompuesto en sus embestidas. Aquí vimos a un José Ruiz Muñoz con solvencia en su quehacer, sin dudar e intentando gustarse, como en alguna trincherilla o molinete. No tenía más el novillo. Deja la puerta abierta el sobrino nieto de Curro Romero.

El País

Por Antonio Lorca. La sangre o el valor de la imitación

Quince minutos antes del comienzo del festejo, Curro Romero se presentó en la Maestranza hecho un pincel; como siempre, por más señas. Pero, en esta ocasión, vestido de calle, con un impecable traje gris y corbata a juego. Y se refugió allá arriba, en la grada alta del tendido 7. Los nervios del maestro, se supone, a flor de piel, pues al otro extremo de la plaza, en la puerta de cuadrillas, se plantó un chaval que no llega a los veinte años y que es nieto de su hermana María. Se anuncia como José Ruiz Muñoz y debutaba con picadores en plaza tan importante.

Se abrió de capa por vez primera en un quite a la verónica en el segundo de la tarde y le pudieron los nervios del estreno. Minutos más tarde, ya en su primer novillo, tomó el capote como solía hacerlo su tío abuelo, muy recogidito, y lo recibió con unos lances que, por un momento, surgieron como del túnel del tiempo, y parecía el torero novel como un reflejo de aquel Curro que se presentó en la plaza de La Pañoleta en el año 1954. Quién sabe si será el misterio de la sangre o el valor de la imitación que surge del visionado mil veces repetido de las películas que han jalonado la larga vida profesional del maestro de Camas.

Lo cierto es que fue solo una ráfaga, pero esa manera de mostrar el engaño, el medio pecho en el cite, las manos bajas, ese capote que parece de juguete, y a la verónica, siempre a la verónica, y esa media tan personalísima, evocaban al Curro de los mejores recuerdos. Después, en la muleta, unas gotas de naturalidad y elegancia no rematadas por la embestida mortecina del animal y la inexperiencia del muchacho. Detalles, solo algunos y pocos, ante el sexto, que tampoco le ofreció facilidades; quedó, no obstante, esa esperanza, tenue todavía, de que alguien pueda recoger el testigo del maestro. De momento, no defraudó, que no es poco, ni despertó pasiones, pues estaba claro que, como casi todos los de su generación, se vistió de luces para pelear por el triunfo lo estrictamente necesario.

Y se supone, además, que, como estaba el pariente de Curro, y la esperanza sevillana que lleva por nombre Lama de Góngora, se eligió para la ocasión una novillada chica y bonita, que dicen los taurinos pícaros, que resultó descastada, mansa y noble hasta la bobería. Para más señas, a Lama, que es torero fino, elegante y artista, le tocó el novillo más toreable de la tarde, el segundo, y lo desaprovechó. Lo veroniqueó con buen trazó y, con las muleta en las manos, olvidó que el toreo es en redondo y no en línea recta, con la cintura y no con el brazo largo, y al bondadoso y obediente animal la dio muchos pases y lo toreó poco. Alargó su labor, insistió para borrar su propia insatisfacción y solo consiguió oscurecer la obra inconclusa. Total, que al joven se le fue el novillo. Nada pudo hacer ante el quinto, hundido en su profunda invalidez.

Y caso curioso es el de Gonzalo Caballero; irrumpió en el toreo con las mejores credenciales, pero no le ha acompañado la suerte, tan necesaria siempre y tan esquiva a veces, y ahí sigue de novillero cuando posee corazón, conocimiento y experiencia para estar luchando por un reconocimiento digno como matador de toros.

Ofreció una lección de valor sin cuento ante el descastado primero, y exprimió al manso cuarto, aquerenciado en toriles y con el que se lució Juan A. Maguilla en banderillas, en una dignísima actuación rebosante de verdad. Es una verdadera pena que lo que tuvo que ser un paso efímero por el escalafón de novillero se haya convertido en una parada y fonda sin aparente solución en el inmediato futuro. Gonzalo Caballero merece mejor destino que volver a medirse con los utreros.

El Mundo

Por Carlos Crivell. Un nuevo Romero ilusiona a Sevilla

Las hechuras de José Ruiz tienen el aire de su ilustre antecesor, nada más y nada menos que Curro Romero. Son los movimientos para entrar y salir de la cara del toro, los gestos, los desplantes; todo tiene aroma a Romero. La plaza registró una buena entrada para ver a este chaval que tiene en sus venas la sangre del Faraón. No se puede hablar de impacto, tampoco de que haya vuelto el de Camas, pero cuando este Ruiz Muñoz cogió el capote en el tercero, un capote tan pequeño, bien recogido, por la plaza se escuchó un rumor de palabras que decían: «¡Atentos!, que este niño tiene algo».

Ese algo quedó plasmado con más evidencia en el saludo a ese colorao tercero que fue el de su debut con picadores. Las cuatro verónicas tuvieron empaque y prestancia, la forma de acomodar la cabeza, cómo colocó la mano de salida en cada lance, todo ello supuso una llamada de atención. El refrendo fue determinante. Dos medias verónicas de profundo sabor currista lograron la unanimidad. Ya ese toreo de capa no se repitió en toda la tarde. Es cierto que siempre citó con el capote recogido, que las formas fueron excelentes, pero ya no logró el lance con tanta limpieza. O quizás ya había pasado el impacto inicial. Su personalidad con el capote está definida. El tiempo dirá el resto.

El sobrino nieto de Curro mató sus dos primeros novillos con picadores con suficiencia. Es natural que denotara la falta de recorrido en algunos pasajes de su tarde sevillana. El primero de su lote se paró en la muleta, de forma que al torero no le quedó otra que torear sin ligar. Hubo buenos detalles, sobre todo en los adornos.

El sobrero sexto se movió más, aunque no bien. Toda la novillada de Matilla, bien presentada, careció de casta y bravura. El titular se fue a los corrales por su falta de fuerzas y el sobrero le permitió una faena de detalles, de algún natural con sabor; mejor en lo accesorio que en lo fundamental. Una trincherilla fue sencillamente genial, lo mismo que uno de la firma digno de un cuadro.

Desde una grada de sombra, Curro siguió muy atento los movimientos de este muchacho. No hubo brindis. Seguro que Curro se reconoció en muchos gestos. Y seguro que ahora estará pensando que a este Pepe Ruiz le hacen falta 20 novilladas para curtirse.

Gonzalo Caballero se llevó las mayores palmas de la tarde por su valor sin tacha. Era ya valiente, ahora se le nota más rodado, más seguro en la cara de los astados. Al que abrió plaza, rajado, le hizo frente con un valor seco, a veces escalofriante. Todo lo mejoró en el muy manso y rajado cuarto, al que le buscó todas las vueltas con habilidad para sacarle pases aunque el de Matilla hacía lo posible para no poner nada de su parte. Se tiró a matar sin muleta, algo que como alarde se puede entender en alguna ocasión, aunque se espera que sea como norma. Se pidió la oreja de forma minoritaria y la vuelta fue justicia.

A Lama de Góngora, la esperanza sevillana, se le fue el primero de su lote. El novillo fue el de más posibilidades de la tarde. Lama se mostró mecánico. Ha perdido la chispa sevillana que mostró en sus comienzos. En una tanda con la izquierda se vio mejor al novillo, pero ya era tarde porque no podía repetir y todo surgió sin ligazón. Ya con el novillo rajado quiso buscar lo que no había logrado en el comienzo de su trasteo. El quinto, absolutamente parado en seco en banderillas, no era para el triunfo. El problema, como tantas veces sucede, es que el bueno había sido el anterior. Son los trenes que se van y no vuelven.

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Poderoso caballero…

Gonzalo Caballero mereció la oreja que casi no le pidieron. Se había fajado de verdad con entrega consciente –mejor administrada que en sus inicios– con el manso y rajado novillo que saltó en cuarto lugar. El novillero madrileño se dio cuenta muy pronto que sólo podría plantarle batalla en el terreno de sus querencias, pegado a la puerta de chiqueros que ya había buscado desde los primeros tercios. Y allí se fue más que dispuesto a pesar de las enormes dificultades que planteó a sus hombres de plata para ser banderilleado. Pero él estaba seguro y supo calar en el público gracias a la resuelta y entregada actitud de una faena que brilló más y mejor en los muletazos dichos a favor de querencia. Pero en todos, absolutamente en todos, se la jugó sin cuento. Sabía que la oreja podía estar en su mano y se echó a matar sin muleta agarrando una estocada trasera de la que el novillo tardó en morir.

Esa tardanza pudo enfriar los entusiasmos para escamotear un trofeo que habría sido digno premio para toda su actuación. Antes había echado toda la carne en el asador con el serio ejemplar que hizo primero, brindado a su banderillero y maestro Curro Robles después de que cuajara dos grandes pares. No le importó que el novillo –tardo y probón– se asomara por encima del palillo. Llegó a encontrar el mejor trazo por el lado izquierdo a pesar de los medios viajes que aguantó siempre con estoica serenidad. Hasta se lo pasó por la espalda jugándose la voltereta aunque, eso sí, le sobraron las accidentadas bernardinas finales antes de abrochar su labor con una estocada trasera que fue suficiente. Ha progresado y mantiene intacta su entrega. Bien.

El caso es que el festejo anunciaba al esperado Lama de Góngora, que ayer sorteó el novillo de mayores posibilidades –que fue el segundo– sin llegar a entederse por completo con él. Fue un animal con fuertes querencias que antes de rajarse por completó brindó un puñado de arrancadas que podrían haber dado un vuelco a la tarde. Pero Lama no encontró el hilo aunque dejó algunos retazos de su calidad en un ramillete de naturales rematados con una leve trincherilla. Eso fue todo: el deslucido quinto no era toro para hacer demasiados exámenes. Apretando para adentro, esperando siempre en las rayas, tomó la muleta a trompicones antes de claudicar y renunciar a la pelea.

Pero la tarde también escondía el morbillo de la presentación de José Ruiz Muñoz, sobrino nieto de Curro Romero, que hizo palpable el espejo en el que se mira desde que se abrió de capote con el tercero. Brilló en esos lances iniciales de capote chico, empaque heredado y vuelo leve de la bamba. Con la muleta también dejó algunos detalles para los fieles. Los que buscaban la reencarnación del Faraón de Camas le jalearon todo y el chaval anduvo sin dificultades aunque demasiado condicionado por el poderoso modelo familiar. Era el día de su presentación con picadores y el manso sobrero que saltó en sexto lugar sí evidenció su lógico verdor.

Toromedia

Gonzalo Caballero da una vuelta al ruedo

El primero de la tarde salió rajadito y así se comportó en los primeros tercios. Gonzalo Caballero comenzó la faena con estatuarios y siguió toreando con quietud en la primera serie. Mantuvo esa firmeza a pesar de que el novillo no se empleaba en una labor que tuvo mérito. El de García Jiménez fue a menos y el torero le sacó una buena serie al natural antes de pegarse un arrimón en el final de la faena. Se empeñó en cerrar con manoletinas y estuvo a punto de ser arrollado. Mató de estocada trasera y fue ovacionado.

Cantó su mansedumbre el cuarto nada más salir a la plaza. Con querencia marcada a chiqueros, en esa zona tuvo que ser banderilleado -saludó Juan A. Maguilla- y ahí planteó Gonzalo Caballero toda la faena. Fue una labor de firmeza y entrega en la que consiguió un par de series buenas por el lado derecho. Entró a matar sin muleta en una estampa curiosa y cobró una estocada efectiva. Vuelta al ruedo.

Lama de Góngora toreó bien a la verónica a su primero, siempre ganando terreno. El novillo manseó después de recibir los dos puyazos y Lama se lo llevó a los medios para comenzar la faena, ligando allí una buena serie con la derecha. La segunda resultó un poco más tropezada pero llegó al público y también la tercera por ese pitón. Al cambiar de mano consiguió la mejor serie: fueron naturales largos y templados. En la siguiente el novillo acusó la querencia y se rajó. Tres pinchazos, estocada y dos descabellos. Silencio tras aviso.

Poca fuerza tuvo de salida el quinto, que llegó muy parado a la faena de muleta. Lama de Góngora comenzó doblándose con buen gusto y cuando pasó al toreo fundamental ya no tenía enemigo. Intentó hacer embestir a un novillo que para colmo de males terminó rajado. Dos pinchazos y media. Silencio.

José Ruiz Muñoz, que debutaba con caballos, sorprendió en los lances iniciales, provocando el 'ole' en los tendidos. El novillo llegó justo de fuerza a la muleta y el debutante dejó detalles en el comienzo de la faena y a lo largo de las series, en las que encontró una embestida siempre a menos. Fue ovacionado.

El sexto fue devuelto y en su ligar salió el sobrero de Olga Jiménez, que también manseó en los primeros tercios. José Ruiz logró darle algunas series estimables por el pitón derecho y demostró buen gusto en detalles como cambios de mano y kikirikís. Mató de estocada y su labor fue aplaudida.


©Imágenes: Gonzalo Caballero (Empresa Pagés) y José Ruiz (ABC).

Sevilla Temporada 2014.

sevilla_270414.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:09 (editor externo)