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SIMÓN CARREÑO

El País, 4/02/2010. Rosa Jiménez Cano. Simón Carreño, conocedor de los secretos del toro bravo

A los 83 años dijo adiós a la vida -el 24 de enero, en Salamanca- uno de los últimos grandes conocedores del Campo Charro y la cabaña brava, Simón Carreño. En su breve carrera como novillero llegó a recibir consejos de Manolete, algo de lo que siempre pudo presumir. Sin posibilidad de tomar la alternativa, cambió el oro por la plata del vestido de banderillero. Formó parte de la cuadrilla del torero catalán Joaquín Bernadó y Francisco Barrios El Turia. Con éste entabló una relación especial hasta el punto de llegar a ser peón y apoderado al mismo tiempo.

Le gustó la labor de gestión de la carrera de un diestro. Su éxito le permitió dejar el capote de brega la temporada siguiente y tomar las riendas del porvenir de diferentes toreros: Flores Blázquez, Jaime Malaver, Andrés Caballero, Andrés Sánchez, López Chaves, José Luis Ramos y el también luso Rui Bento. El que estaba llamado a ser figura del toreo, el portugués José Falcón, fue su debilidad hasta que un toro del Hoyo de la Gitana segó su vida el 11 de agosto de 1975 en Barcelona.

Para muchos principiantes en los tentaderos, conseguir una recomendación de Simón Carreño significaba mucho; su apoderamiento podía ser la puerta a la nómina de toreros de la Casa Chopera, la empresa más fuerte en los años setenta y ochenta en el toreo.

Sus conocimientos de la procedencia de los encastes, hechuras de los toros y exigencia del público lo convirtieron en uno de los mejores veedores del momento. Escogía y reservaba en invierno las corridas más adecuadas para cada plaza de Chopera, sobre todo, Bilbao y Madrid. También prestó sus servicios en el campo a Manuel Benítez El Cordobés y Paco Camino, que pedían toros con garantía para su lucimiento. Sus dos hijos siguieron sus pasos con éxito. Mateo Belmondo y Juan Carlines Carreño, charros lígrimos, siguen descubriendo toreros en bolsines y capeas, embarcando corridas, reseñando toros y gestionando plazas en España y el sur de Francia. El saber de las bambalinas del toreo queda en buenas manos.

Tribuna de Salamanca, 25/01/2010. Mario Juárez. Simón Carreño fallece en Salamanca a los 83 años

Poco después del mediodía de ayer, el corazón de Simón Carreño Sancho se apagaba para siempre. Taurino hasta la médula, Carreño mamó una pasión que convirtió en su profesión en muchos aspectos. Desde novillero a apoderado, veedor y banderillero.

Contaba con ochenta y tres años, vividos intensamente. Más de sesenta los dedicó en cuerpo y alma a su profesión. Novillero con picadores en su juventud, cuando Manolete marcaba un cambio generacional en el toreo, años después tomó la decisión de vestir el terno de plata, actuando a las órdenes de diestros como el barcelonés Joaquín Bernadó o del valenciano Francisco Barrios El Turia. Curiosamente, fue con el torero levantino con quien debutó en otro campo que le cautivó y apasionó durante décadas: el apoderamiento.

El último año como profesional de El Turia, fue el propio Carreño quien, de forma paralela a sus funciones como peón de confianza, desempeñó la labor de apoderado.

A partir de entonces, fueron muchos los toreros cuyas carreras dirigió. Con el célebre portugués José Falcón, con Flores Blázquez, con Amadeo dos Anjos, con Rui Bento, Jaime Malaver, Andrés Caballero o con el novillero salmantino José Luis Ramos.

Uno de los golpes más duros de su trayectoria llegó en Barcelona, en 1975, cuando José Falcón falleció tras una gravísima cornada inferida por un toro de Hoyo de la Gitana en la Monumental catalana.

Su faceta como apoderado la compaginó muchos años con su otra pasión, el campo. Fue veedor de numerosas figuras. Años después, a principios de los 70, Manolo Chopera le nombró persona de confianza y su representante en el campo. Durante más de treinta años, Simón embarcó y supervisó todas y cada una de las corridas que partían a las plazas del empresario vasco, incluida la de Las Ventas, que Chopera gestionó durante una década.

Las últimas temporadas, Simón se volcó en sus hijos, Mateo y Juan Carlos, que siguen los pasos de su padre. Juan Carlos es el veedor de la Casa Chopera y el encargado de reseñar todas las corridas que lidian Óscar y Pablo en sus plazas. Mateo, también muy cercano a la casa donostiarra, apodera en la actualidad al matador de toros Sergio Aguilar y al rejoneador Manuel Lupi.

La capilla ardiente fue instalada en el Tanatorio San Carlos por donde desfilaron numerosos profesionales para despedirlo. El funeral tendrá lugar esta tarde, en la Iglesia de La Purísima, a las 16.30 horas.

Periodistas.

simon_carreno.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:20 (editor externo)