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Toreros catalanes

No son muchos pero así algunos destacados los toreros catalanes, como se aprecia en este artículo

El Imparcial, 28/07/2010

El primer torero catalán en tomar la alternativa fue Pedro Aixelá y Torner “Peroy”, nacido en Torredembarra (Tarragona) en 1824. Actuó de padrino Julián Casas “Salamanquino”, que le cedió la lidia de un toro de la ganadería de Carriquirri. Inmediatamente a continuación de “Peroy” surgen otras dos figuras más, las últimas conocidas y que tomaron la alternativa en el siglo XIX: José Rovirosa Virgili, matador de toros y médico de profesión, “delfín” de “Mazzantinni”, y el leridano Eugenio Ventoldrá.

A comienzos del siglo XX nace Gil Tovar Bonafont, que posteriormente se hizo banderillero, y, sobre todo, el polifacético Mario Cabré, actor, escritor, poeta y matador de toros nacido en Barcelona en 1916, alternativado en Sevilla, en 1943, y primer y gran referente catalán dentro y fuera de los ruedos hasta su muerte en 1990.

En los años treinta y cuarenta se produce un gran “boom” en cuando a la aparición de toreros de la tierra, coincidiendo con la “época dorada” del toreo catalán, con el empresario Pedro Balañá como gran estandarte en la profusión de “la Fiesta” en la región.

Toreros como Ramón Arasa “Fuentes”, Paco Corpas, Joaquín Bernadó, nacido en Santa Coloma de Gramanet y uno de los más importantes que ha dado Cataluña, José María Clavel, Abelardo Vergara, Luis Barceló, Enrique Patón, Manolo Amaya y Francisco Batalla.

Manolo Martín, Manolo Porcel, Marcos Sánchez Mejías, José Manrubia y Ángel Lería fueron los últimos matadores en tomar la alternativa en la Monumental barcelonesa antes de la muerte de Balañá en 1965.

Y ya finalmente, en la década de los setenta y ochenta aparecen los últimos matadores de toros, la gran mayoría en activo, como son Juan Serrano “Finito de Córdoba”, nacido en Sabadell pero considerado cordobés, Rubén Marín, Alfonso Casado, Miguel Ángel, López Díaz, Andrés Palacios, nacido en Lleida pero residente desde niño en “La Mancha”, Serafín Marín y Enrique Guillén.

Veintisiete matadores de toros ha dado en total Cataluña a la historia del toreo desde “Peroy” a Enrique Guillén, sin contar un gran número de novilleros que no llegaron a tomar la alternativa, además de subalternos, banderilleros y picadores.

Pero Cataluña ha servido también de lanzadera en las carreras de grandes toreros, sobre todo en sus comienzos novilleriles. Las más destacadas, las de Domingo Ortega, Antonio Márquez, Félix Rodríguez, Julio Aparicio, Antonio Borrero “Chamaco”, Manuel Benítez “El Cordobés”, Santiago Martín “El Viti”, Antonio Ordóñez, Luis Miguel Dominguín, Diego Puerta o Paco Camino, sin contar en otros tiempos con Juan Belmonte y “Joselito El Gallo”.

El mítico Manuel Rodríguez “Manolete” fue un referente en los años cuarenta, un ídolo de masas cuya rivalidad con el mexicano Carlos Arruza fue de las que más fervor despertaba en los tendidos, al igual que en los cincuenta rivalizaron “Chamaco” y Joaquín Bernadó.

La plaza de toros de Barcelona ha acogido también muchas y muy importantes alternativas, no sólo de la gran mayoría de los toreros de la tierra, excepto Mario Cabré, sino también grandes figuras del toreo: “El Salamanquino”, “Cabañero”, “Gallito”, “Morenito de Talavera”, Victoriano Valencia, Manolo Martín Vázquez, “Angelete”, Domingo Dominguín, el venezolano César Girón, Paco Bautista, Francisco Rivera “Paquirri”, Julio Robles, Carlos Escolar “Frascuelo”, Paco Alcalde y el mexicano Miguel Espinosa “Armillita Chico”.

El 27 de septiembre de 1956, ocurre algo inédito: César Girón, doctorado en Barcelona, le da la alternativa esa tarde a sus hermanos Rafael y Curro, siendo esta la primera y única vez que tres hermanos toreros tomaban parte en un festejo taurino en España en una misma tarde sin la actuación de un diestro español.

También la Monumental de Barcelona ha sido escenario de páginas luctuosas, con tres muertes en su ruedo: los banderilleros Mariano Alarcón, en 1952, y Joaquín Camino, hermano de Paco Camino, en 1973, y el matador de toros portugués José Falcón, en 1974.

El último ídolo de masas en la ciudad condal ha sido José Tomás, quien ha sentido gran devoción por esta plaza en la que ha triunfado mucho de novillero y primeros años de matador, y también por haber sido escenario de tardes históricas en su carrera, como su reaparición en 2007, el indulto del toro “Idílico” de Núñez del Cuvillo en 2008 y su encerrona con seis toros en solitario en 2009.

toreros_catalanes.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:20 (editor externo)