Ganadería: Victoriano del Río/Toros de Cortés (correctamente presentados, con desigual juego. Vuelta al ruedo al 2º, complicado el 3º, pitado en el arrastre el 4º).
Diestros:
Sebastián Castella. Estocada (oreja), estocada (palmas).
Alejandro Talavante. Estocada trasera (dos orejas); estocada caída (oreja),
Daniel Luque. Estocada trasera y aviso (oreja); pinchazo, estocada (palmas).
Banderilleros que saludaron: José Chacón en el 1º y Javier Ambel en el 5º.
Incidencias: al comenzar se guardó un minuto de silencio en memoria de Paco Camino y Pepe Luis Vázquez Silva. Alejandro Talavante salió a hombros por la Puerta del Príncipe.
Presidente: Gabriel Fernández Rey.
Tiempo: tarde soleada y otoñal, temperatura agradable.
Entrada: lleno.
Video resumen AQUí
Y la Puerta del Príncipe devaluada una vez más, y van…
Comenzó una Feria de San Miguel que, a pesar de la ausencia de Morante, se adivina fantástica: en lo meteorológico (no olvidemos aquellas ferias que se suspendían enteritas), en la taquilla y en lo artístico. Lo de los toros ya es otra cosa, Por ejemplo en este primer día hubo un “victoriano” maravilloso en la muleta (del caballo no quiso saber nada), otro muy notable de embestida y otro exigente para toreros muy dispuestos, como Luque. Los tres últimos decepcionaron para cumplir con la media. De los toreros el que estuvo mejor, sin duda, fue el Gerena, en faena importante, de vibración, de cercanías “verdaderas” sin mover un milímetro su figura. Otro que salió por una devaluada Puerta del Príncipe…y van. Y otro que estuvo por allí y se llevó una orejita que, tal vez, condicionó el festejo en el nivel de trofeos por parte de un público triunfalista y un presidente poco exigente. No quiero decir que Talavante no toreara bien, que lo hizo, ante un toro de carretón, nobilísimo y que embestía solo, sin citarlo, de dulce. Pero en Sevilla no se pueden dar dos orejas si la espada no está en su sitio. Y eso condicionó la faena del quinto, un toro que no fue fácil y al que el pacense realizó una faena intermitente, que en otras circunstancias sólo hubiera sido ovacionada. O sea, que de la fácil y barata Maestranza que nos queda, yo sólo estimo dos de las cinco orejas concedidas. Pero eso era en otros tiempos, cuando para abrir la Puerta del Príncipe teníamos que rompernos de emoción. Y pasaba muy de tarde en tarde. Ahora pasa cualquier tarde, casi todas las tardes…Eran otros tiempos, otro público, otra plaza.
Por Vicente Zabala de la Serna. El Mundo. Alejandro Talavante abre una discutida Puerta del Príncipe en Sevilla
La primera corrida de la Feria de San Miguel de Sevilla ha concluido con la salida a hombros de Alejandro Talavante, que ha atravesado la Puerta del Príncipe por segunda vez en su carrera después de cortar las preceptivas tres orejas. En el mismo festejo, Sebastián Castella y Daniel Luque, que dio la dimensión más sólida, han paseado sendos trofeos.
El triunfo del diestro extremeño, sin embargo, merece ser matizado en tanto en cuanto ha sido logrado con el mejor lote de una interesante corrida de Victoriano del Río en la que hubo tres y tres. Eso sí, la guinda indiscutible del encierro fue el boyante 'Dalia', un nombre que ya contaba en el cuadro de honor de la divisa madrileña que llegó a la muleta de Talavante derrochando clase, nobleza y recorrido.
El diestro de Badajoz, que supo conectar con el peculiar público que ahora puebla los tendidos sevillanos, apretó el acelerador en la primera parte de su faena logrando momentos de gran calado estético por ambas manos aunque su trasteo perdió fuelle a la vez que el matador no terminaba de afinarse por completo, enredándose en algunos efectos especiales que quedaban lejos de la inagotable calidad de su enemigo.
Hubo naturales memorables, momentos de verdadero acople pero su obra, en definitiva, careció de la redondez y el compromiso necesarios y sobre todo no estuvo realmente a la altura que demandaba un oponente que recibiría los honores de una vuelta al ruedo póstuma. El feo espadazo trasero con el que remató la faena, cambiado por una fea voltereta, tampoco fue óbice para que el palco asomara los dos pañuelos con prisas.
Pero a Talavante le faltaba la tercera oreja para franquear la Puerta del Príncipe y la iba a lograr de un quinto ofensivo y basto que acabó tomando la muleta con franca nobleza. El diestro extremeño se empleó en una faena templada, más efectista que profunda, sabiendo que el trofeo estaba en la mano. Otro espadazo caído no impidió el premio. La puerta estaba abierta de par en par.
Tampoco había tenido el calado necesario la labor de Sebastián Castella con un primero de notable rendimiento, especialmente por el pitón derecho al que toreó con más voluntad que brillantez en un trasteo, premiado con una tibia oreja, que tampoco logró apurar la calidad del animal. El cuarto fue un ejemplar bruto, tardo y aquerenciado con el que se empleó en una faena intrascendente que no podía ir a ningún lado.
Mucho más peso específico tuvo la actitud, la aptitud y la verdadera ambición de Daniel Luque que dio la medida de sí mismo con un tercero remiso y con teclas que tocar ante el que hizo un esfuerzo sincero. Primero, metiéndolo en la muleta en una meritísima ronda al natural que fue un prodigio de técnica y entrega y luego, metiéndose entre los pitones en un sincero arrimón que amarró con una estocada.
El sexto fue otra historia, un toro deslucido y peligroso que hacía estéril cualquier esfuerzo. Lo había recibido derecho y firme como una vela con valerosos capotazos pero el animal no iba a dar opción alguna en la muleta hasta el punto de lanzar algún peligroso derrote. Sólo cabía abreviar.
Por Jesús Bayort. ABC. Puerta del Príncipe para Alejandro Talavante: se fue la televisión, volvieron los excesos
Ni debió asomar la primera oreja de la tarde para Sebastián Castella ni Alejandro Talavante terminó de redondear al soñado Dalia, pero ya nada podía frenar al generoso y extasiado Gabriel Fernández Rey, de pañuelo fácil, en este triunfalista arranque de la Feria de San Miguel que alumbró al extremeño con un lote de Puerta del Príncipe, canjeado diecisiete años después de su primera y única salida a hombros por un Paseo de Colón que a punto estuvo de colapsar este viernes cuando pasadas las nueve de la noche, con el tráfico cortado por la inmediata carrera nocturna del Guadalquivir, Talavante pareció acariciar las cuatro lunas de Vicente Amigo sobre los hombros de la gloria sevillana. Justo antes había puesto el último y necesario puntal ante el Quitalunas quinto, la actuación del reposo, cuando mejor y más aplomado se mostró para sellar lo más hondo de su tarde, de su triunfal tarde.
Tan triunfal como para este presidente que ya lidera el escalafón histórico de puertas del Príncipe, casi tantas concedidas como orejas negadas a Morante de la Puebla. Nada pareció importarle al benévolo usía –ni los conjuntos ni la colocación de las estocadas–, entregado ante una Maestranza que tras la huida de la televisión se había llenado como confirmación de que no todo es tan apocalíptico como algunos nos pretenden vender. Más preocupado por el triunfal resultado que por inmortalizar un meritorio contenido, Talavante había hecho vibrar a la plaza en su eléctrica primera labor, protagonizada por una profunda primera serie y un eterno cambio de mano. Habían pasado cuarenta minutos de festejo y el acumulado ya alcanzaba las tres orejas. Puerta del Príncipe para el exceso, y salida sobre los hombros de la generosidad presidencial. El jarabe contra los tiempos que corren, dirán algunos. Y como todos intuimos, la desdicha esperaba a Daniel Luque en la tercera bolita de la mañana. Pese a la adversidad, enorme estuvo ante el violento e incierto tercero. Parecía poner cordura el de Gerena con lo más reunido, estructurado y redondo de todo el festejo. ¿Qué hubiera sido de ese supremo Dalia, tan oculto en el capote, de caer en la muleta del maestro de Gerena? Caída la noche, me aborda la duda: ¿quién es la gran figura de esta terna? ¿Cuál de los tres es el que seguro no estará el próximo Domingo de Resurrección?
Quedará en nuestra memoria ese excelso Dalia al que precisamente la memoria nos recordaba a un homónimo venteño y a un extraordinario Manzanares. Fue el arquetipo del toro moderno, disimulado en el capote, reservando un torrente de clase y bravura que estalló ante la insistente franela talavantina; por momentos lenta, por momentos acelerada; por momentos ajustada, por momentos desajustada. Dos orejas incuestionables, partiendo del insospechado primer trofeo a Castella. Alto de agujas y más escuálido que sus hermanos fue este Dalia, cinqueño desde agosto y bravo desde que Talavante desplegó su muleta con la máxima de Chenel: «Pronto y en la mano». Faltó el temple y la rotundidad, aunque ya todo parecía dar igual. Como no parecía darle igual al torero cuando, negado a perder la oportunidad, se dejó prender del pitón derecho en su atrevida suerte suprema. No menos calidad tuvo Quitaluna, aunque sí más parado que su hermano. Como más parado y calmado estuvo Talavante; más hondo, más torero.
Despreciado se llamaba el tercero, que no despreció el inconmensurable Daniel Luque, más ordenado, estructurado y reposado que lo anteriormente visto en esta tarde ante la incertidumbre y aspereza del guapo victoriano. Una labor con sordina y con su terno marfil rápidamente bañado en sangre de toro; mandón y apabullante. Se agradeció que abreviara con el sexto, como se le hubiera agradecido a Castella que hiciera lo propio con el descompuesto cuarto. Sí se encontró el francés con el franco Dakar, el primero de la tarde, al que sólo faltó mayor transmisión.
Posdata: un solemne minuto de silencio nos recordaba lo sabio y la gracia del toreo. Se acordaba Sevilla de Paco Camino y Pepe Luis Vázquez, elogio del arte de torear. Menos luto le guardaron algunos a Onetoro: unos guiris se habían subido a su palco de invitados, vulgo caseta; más arte tuvieron los dos José Antonio, el hijo del Pío y Ramírez, encaramados al palquillo de los narradores. A rey muerto, rey puesto. Que venga el siguiente.
Por Álvaro Rodríguez del Moral. Diario de Sevilla. Puerta del Príncipe para Alejandro Talavante
El matador pacense Alejandro Talavante ha cortado la tercera y preceptiva oreja que le franquea de par en par una matizable Puerta del Príncipe. Este tercer trofeo lo amarró después de una faena templada, un punto efectista, rematada con un espadazo caído ante un quinto de embestida noble. El diestro extremeño había cortado dos orejas al segundo toro de la primera corrida de la feria de San Miguel, un excelentísimo ejemplar de Victoriano del Río, en una faena un punto discontinua que, en cualquier caso, que le deja entreabierta la Puerta del Príncipe. Al toro, llamado 'Dalia' le dieron la vuelta al ruedo póstuma.
También ha cortado una oreja de mucho peso el torero de Gerena Daniel Luque en el tercero de la tarde. Luque, que fue el triunfador el pasado año y lleva una temporada plagada de éxitos, no pudo hacer nada en el sexto. El toro que cerró plaza, peligroso y deslucido, no brindó la más mínima opción de lucimiento al torero que se marchó de vacío mientras alzaban en hombros a Talavante camino de la Puerta del Príncipe.
Castella prolongó sin sentido un trasteo meramente voluntarioso a un cuarto remiso, aquerenciado y violento al que ha despachado de una estocada trasera. Ha sido silenciado.
Por Toromedia. Talavante corta tres orejas y abre la Puerta del Príncipe en la primera de San Miguel
Sebastián Castella abrió la tarde con un bonito saludo de capa en el que hubo lances con una rodilla en tierra, delantales y buena media. En banderillas saludó José Chacón. Castella comenzó muy bien con estatuarios y buenos remates por abajo. Dos series ligadas y templadas con la derecha crearon ambiente. El de Victoriano, buen colaborador, embestía mejor por el derecho, por eso la faena bajó un poco de intensidad en la serie al natural. Volvió a entonarse cuando de nuevo toreó con la derecha. Terminó con manoletinas y estocada efectiva. Oreja.
Al segundo de su lote Castella le dio algunas verónicas por el pitón izquierdo. Lo cuidó en el caballo y Viotti le puso dos buenos pares. Castella brindó al público, se llevó al toro a los medios y le plantó cara con firmeza y determinación. El de Victoriano no fue fácil por tener una embestida desordenada y defenderse. Castella hizo el esfuerzo pero esta vez no tuvo la colaboración de su enemigo. Mató de estocada. Silencio.
Talavante estuvo suelto con el capote en el segundo de la tarde, que recibió dos puyazos contundentes. Se acopló muy bien con un toro repetidor y de gran calidad y bordó el toreo con la derecha alargándose en los remates, sobre todo en un cambio de mano interminable. Al natural también embistió bien el de Victoriano y Talavante siguió acrecentando su obra. Toreó con estética y profundidad completando una faena de altos vuelos. Remató con derechazos con una rodilla flexionada y precioso cambio de mano. Mató de estocada saliendo tropezado de la suerte. Dos orejas y vuelta al ruedo póstuma al toro.
Brindó al público Talavante el serio quinto de la tarde, al que templó desde la primera serie al natural en los medios. Le siguió una serie ligada con la derecha y rematada con pase de pecho mirando al tendido. La faena rompió en la siguiente serie al natural, templada y de preciosa factura. Sonó la música y la faena siguió creciendo con un torero inspirado y seguro que aprovechó a este otro buen toro de Victoriano del Río. Mató de estocada y cortó la oreja que le faltaba para abrir la Puerta del Príncipe.
Daniel Luque se empleó en el recibo al primero de su lote, dejando buenos lances ante una embestida exigente. Saludó en banderillas Iván García. Luque comenzó doblándose con torería e impuso su mando en la primera serie diestra. Esa fue la clave y la tónica de la faena: el mando del torero de Gerena sobre un toro que exigía y que fue a menos. Faena seria y con fondo que terminó con un arrimón de los de verdad, que caló hondo en los tendidos. Dos veces los puso en pie con la emoción de ese toreo de cercanía y de su valor. Mató de estocada y el toro tardó en caer. Oreja tras aviso.
Luque recibió al sexto a pies juntos pegado a tablas. Después de su encuentro con el caballo el toro se afligió y se paró mucho. Luque le dio tiempo e intentó sacarle muletazos de uno en uno pero al de Victoriano le faltaba celo y no transmitió nada. Lo probó por ambos pitones y optó por matarlo. Lo hizo de pinchazo y estocada. Silencio.
Fotografías: Arjona/Toromedia.