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REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

Jueves 28 de abril de 2022

Corrida de toros

Ficha técnica del festejo

Ganadería: Toros de El Parralejo (bien presentados, con buen juego en general, aplaudidos en el arrastre; 5º, devuelto por claudicación de sus cuartos traseros).

Diestros:

El Fandi: Pinchazo hondo caído, descabello (silencio); estocada fulminante (ovación).

Miguel Ángel Perera: Estocada, aviso (oreja); estocada, aviso (aplausos).

Daniel Luque: Estocada (oreja); estocada en su sitio (dos orejas). Abrió la Puerta del Príncipe.

Banderilleros que saludaron: Curro Javier en el 2º y Javier Ambel en el 5º. Ambos de la cuadrilla de Miguel Ángel Perera.

Incidencias: Danuel Luque fue prendido en el 3º de la tarde resultando fuertemente golpeado. Tras la lidia “fue atendido en la enfermería de varetazo en hemitórax derecho a mitad de 5ª-6ª costilla. Exploración de rodilla izquierda sin hallazgos patológicos, con buena movilidad. Pronóstico: menos grave. Continúa la lidia”.

Presidente: Fernando Fernández-Figueroa.

Tiempo: soleado, fresco, con rafaguitas de viento.

Entrada: poco más de media plaza.

Imágenes

Video resumen AQUí

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

Puerta del Príncipe para un gran torero

Como en esto no hay quinielas no puedo decir que yo lo había pronosticado, pero sí que tenía claro que si había un torero que triunfaba seguro en esta Feria era el diestro de Gerena, porque es el que atraviesa el mejor momento de todo el escalafón desde hace mucho tiempo. Aunque aquí no lo hayan querido ver -lo digo por lo de la entrada, media plaza escasa- y no lo hayan tenido que enseñar los franceses. El encierro del añorado Pepe Moya también contaba con buen pronóstico y no decepcionó. Bravos en el caballo, y en la muerte, nobles la mayoría, alguno sosito, y otros con dificultades. Pero dificultades salvables, con técnica, oficio, valor y ganas, que son las que dan el triunfo. Y eso es lo que hizo Daniel Luque, salir a a por el segundo con decisión y jugársela como un tío tras la tremenda voltereta. Y salir de la enfermería para dominar aun incierto 6º con su poderoso toreo para cerrar en filigranas y estoconazo. De Fandi no voy a decir nada, otro año más de lo mismo -el que da lo que tiene…-. Y Perera enjaretó una templada faena derechista -ese pitón era de carretón- al tercero para cortar una justa oreja. Ah, y que no me discutan lo de la Puerta del Príncipe, que, si no, empiezo a sacar comparativas. Y la Feria que no es que vaya bien, es que va como un tiro, y cada día nos lo pasamos mejor.

Lo mejor, lo peor

Lo mejor. La mano y la muñeca de Daniel Luque, trayéndose al toro Traillero después de que éste lo hubiese prendido por la taleguilla zaradeándolo al cielo hasta cuatro veces. Antes ya había destacado con un cuajadísimo quite por gaonera efectuado en el de Perera. Valentía, pundonor y casta torera la que demostró el torero de Gerena, sobre todo luciéndose al final con vistosas luquesinas que lograron someter en su totalidad al exigente “parralejo” que cerró plaza.

Lo peor. Los tercios de banderillas del granadino Fandi, que ya no son lo que eran. En absoluto…

Crónicas de la prensa

Por Antonio Lorca. El País. Daniel Luque, lidiador total, por la Puerta del Príncipe

Merecidísima la Puerta del Príncipe para Daniel Luque. Más pronto que tarde tenía que tocar la gloria con las yemas de los dedos un torero en reconocida progresión, transfigurado en un lidiador total, que ha ofrecido en La Maestranza toda una lección magistral de toreo comprometido, en un derroche de valor, entrega y compromiso.

Se veía venir a pesar de la tremenda voltereta que sufrió cuando muleteaba a su primero, que lo enganchó de mala manera, lo levantó del suelo, se lo pasó de un pitón a otro, y la sensación es que llevaba cornada cuando, por fin, se pudo escapar de los terrenos del toro. No fue así, por fortuna, y Luque pudo continuar una labor muy meritoria ante un animal codicioso e incómodo al que doblegó sin aparente esfuerzo, sobrado de facultades y oficio.

Pasó a la enfermería y junto a los médicos estuvo hasta que sonaron los clarines para la salida del sexto de la tarde. Con el muslo izquierdo vendado para tapar la rotura de la taleguilla, Luque no pudo lucirse con el capote, —solo pudo hacerlo en toda la tarde en un quite por gaoneras apretadísimas al segundo—, y se enfrentó a un toro astifino que acudió con presteza y empujó en el caballo, que no hizo nada destacable en banderillas y llegó al tercio final envuelto en interrogantes.

Pero el torero lo tenía claro. Brindó al respetable desde el centro del anillo, y en cuestión de segundos, visto y no visto, se había hecho el amo del ruedo. Luque obró el milagro de abducir al toro, se hizo uno con él, de tal modo que la imagen resultante no era otra que la torería, la simbiosis perfecta entre un hombre inteligente y un animal exigente. Y entre ambos desplegaron emociones por toda la plaza en una faena en la que sobresalieron la firmeza, la claridad, el oficio y la entrega del torero, y la humillación, la fijeza, la seriedad y la casta del toro.

Luque asentó las zapatillas, colocado siempre en el terreno justo, y desplegó una tauromaquia basada en la ligazón, el ceñimiento, la quietud, la hondura y la firmeza. El arte del toreo, en suma.

Fue una labor sobre la mano derecha, con una sola incursión con la zurda que acabó en un cambio de manos henchido de garbo torero.

La faena terminó con un abanico de vistosas luquesinas, el toro ya absolutamente entregado, y una estocada perfectamente ejecutada aunque cayó trasera y evitó una muerte sin puntilla del animal. La plaza se cubrió de pañuelos, y el presidente no tuvo duda: le concedió las dos orejas de una sola vez, prueba evidente de su convencimiento.

Méritos también acompañan a El Fandi y Perera.

Es muy meritorio —dicho completamente en serio— que el torero granadino continúe en primera línea tras 22 años de alternativa. Su toreo nunca ha provocado pasiones y el tercio de banderillas, en el que ha sido capitán general, ya no obra el milagro del alboroto de antaño. Pero ahí sigue, dando capotazos y muletazos entre el general silencio del público, y él como si tal cosa. Le tocaron en suerte dos toros dóciles y con carita de buenos, toros de carril que se llaman, y el torero hizo lo que sabe, que no llegó a los tendidos.

Y mérito el de Perera, que cortó una oreja sin peso alguno tras una labor insulsa, irregular y vacía ante el toro más noble de la corrida, el segundo, un santo varón. Y se alargó en exceso ante el soso quinto, con el que tampoco dijo nada relevante. Fueron sus subalternos Curro Javier y Javier Ambel los que sí destacaron en el tercio de banderillas.

Pero el foco estaba en el Paseo de Colón, donde un hombre dolorido sonreía feliz con el merecimiento de los grandes toreros.

Por Luis Carlos Peris. Diario de Sevilla. Carta abierta a don José Moya

Señor don José Moya Sanabria, querido Pepe, te fuiste de este mundo como un triunfador que tenía la pena de no haber visto embestir un toro tuyo en Sevilla y cuando Dulzón se comía la muleta que le mostraba Miguel Ángel Perera te imaginaba llorando de alegría en tu primera fila de barrera del Cielo. Y desde un lugar tan privilegiado, Pepe, lo pasarías feliz por haberse cumplido el sueño que te alimentó para meterte en la aventura de ser ganadero de bravo.

Decíamos ayer que el arranque de la Feria estaba lleno de grandes sensaciones y de muy buenos augurios. Lo que dio de sí el cartel de la oportunidad para seis toreros sevillanos y que a continuación diese un golpe en la mesa el extremeño José Garrido a la par de que un joven trianero desvelase unas condiciones inéditas hasta esa tarde hacían que nos pusiéramos en lo mejor. De ahí que la cuarta corrida de la temporada, la del hierro de El Parralejo, llegase con una sobredosis de buenas expectativas.

Y vamos a saltarnos el orden natural de las cosas para resaltar la tarde de un torero sevillano que con todas las condiciones para ser figura del toreo estuvo inmerso en un bache demasiado profundo. Pero una tremenda fuerza de voluntad hizo que Daniel Luque cambiase el duro que atesoraba avaramente para ir escalando posiciones hasta coronar ese Tourmalet que es salir por la Puerta del Príncipe tras una lección de torería, de compromiso y de mucho valor.

El de Gerena fue un dechado de precocidad en sus comienzos de novillero, era una gran esperanza y todos lamentábamos que hubiese caído en un pozo del que no lograba salir, pero todo llega en esta vida y Daniel Luque no sólo ha logrado salir de la sima sino que está muy bien colocado para alcanzar la cima del toreo. En una tarde donde no pudo lucir su excelso toreo de capote se las avió con la muleta y la espada para el triunfo. En su primero se la jugó a carta cabal y eso que Traillero lo cogió para matarlo cuando lo pasaba por el alto. El pitón izquierdo se fue al pecho y la tragedia revoloteó por todo el Baratillo. Lo había cogido toreando y toreando siguió hasta arrancarle una oreja tras estocada sin puntilla.

Salió de la enfermería para matar al sexto y todo lo que transcurrió fue una sucesión de episodios bajo el común denominador de la valentía, la torería y las ganas de salir por el Paseo de Colón. Se llamaba Jurista el toro como en un claro guiño a la familia del ganadero y era exigente, como exigente fue toda la corrida. Daniel se arrebató, vio que la mayor puerta del toreo estaba entreabierta y fue con todo a por todo. Bajo las notas de Cielo andaluz, el gerenense empezó a tocar el Cielo con sus manos y la Maestranza iba entregándosele pase a pase, ora con la diestra, ora con la izquierda o al natural con ambas manos sin ayuda del estoque. Y a la hora de la suerte suprema, hasta los gavilanes y aunque el toro tardó en doblar, las dos orejas fueron a manos de un auténtico ciclón.

Todo había comenzado con El Fandi y con ese espectáculo único en banderillas del granadino. Portentoso de facultades y rematando en los dos toros con el par del violín, David estuvo correcto con un toro que desarrollaba sentido. Repitiendo un buen tercio de banderillas, ante un toro de embestidas irregulares estuvo por encima del morlaco, lo mató de gran estocada y saludó correspondiendo al cariño de la plaza.

Estuvo muy brillante Miguel Ángel Perera en su lote, sobre todo con el magnífico Dulzón, corrido en segundo lugar y que colaboró en la faena que cuajó con él. Una pena que el toro tardase en doblar, lo que dio lugar a un aviso y que el premio se quedase en una sola oreja. En el quinto estuvo por encima de un toro muy brusco y deja muy buenas expectativas de cara a su cita con la de Victorino. Y todo acabó, querido Pepe, con la buena nueva de que ya embistió en Sevilla un toro tuyo y no uno solo, claro que no.

Por Álvaro Rodríguez del Moral. El Correo de Andalucía. Luque abre la Puerta del Príncipe y salta de órbita

Aunque sea a toro pasado hay que contar las cosas como son: el interés de este cartel ayuno de química sólo tenía dos agarraderas. La primera era comprobar el juego del envío de la familia Moya Yoldi, que se estrenaba en la plaza de la Maestranza con una corrida de toros después de pasar todas las reválidas, incluyendo la gran novillada del último San Miguel. Pero había otro foco de indudable interés en torno al excelente momento de Daniel Luque, el torero sobre el que gravitaba la auténtica responsabilidad de un festejo que le ha servido de definitivo trampolín para saltar de órbita después de rescatarse a sí mismo del sótano del toreo.

Luque había llegado para cambiar la moneda. Y eso se palpa desde el primer lance, en la actitud, la colocación, la forma de estar en la plaza y hasta en la que se afronta el paseíllo. El matador de Gerena ya había enseñado esas credenciales con un tercero que no terminó de definirse en los primeros tercios. La lidia fue premiosa, cargada de capotazos, y los hombres de plata pasaron muchas dificultades para dejar los palos. Daniel venía dispuesto a torear y lo hizo con precisión, frescura y sentido de la escena –enseñando su proverbial capacidad- en una faena que tuvo que sortear algunas dificultades. Una de ellas fue el defecto del toro de salir distraído de los muletazos. No importó. Le cogió el aire desde el primer muletazo, empapándole de muleta en una faena que se quebró de repente cuando el toro, que nunca regaló nada, le alcanzó en una tremenda voltereta.

Recobrado y sin cornada –pero con una fortísima paliza- volvió a la cara y se puso a torear. El toro, ya lo hemos dicho, tenía sus problemas pero Luque supo acompasarse a una embestida que no estaba exenta de emoción. Al final se puso andarín y desentendido pero el torero de Gerena amarró el triunfo con un contundente espadazo que debe contar para premio. Había caído la primera oreja…

Después de pasearla se marchó a la enfermería donde pudieron apreciar el mapa de cardenales que le había hecho el bicho. Iba a salir con el tiempo justo para lidiar al sexto, que brindó al público después de una lidia sin relumbrón. El toro pareció acobardarse en los primeros muletazos pero acabó rompiendo hacia delante con una embestida cargada de picante y emociones que exigió apuesta y compromiso por parte de Daniel Luque, que se la jugó de verdad. Ésa fue la clave de la faena, asentada sobre el lado derecha y vistosa en esos remates, especialmente a esos molinetes que liga al de pecho alborotando los tendidos.

Luque tragó al natural a la vez que toreaba con un valioso sentido de la escena, estructurando una faena que fue a más. El lío gordo llegó con las luquecinas finales, con el toro completamente sometido. La espada entró a la primera y entró bien. Cayeron dos orejas, la Puerta del Príncipe. Luque ha cambiado de planta…

Pero hubo otra oreja en la tarde. Fue la que le cortó Miguel Ángel Perera al excelente tercero, un completo toro –otro que contaría en la corrida ideal de la Feria- al que cuajó una de sus faenas al uso, basada en muletazos limpios y tersos sobre la mano derecha sin despegar el engaño de la cara del animal, que habría desarrollado más y mejor en otra distancia, despidiendo su embestida. Tuvo más naturalidad y mejor aire una templada y postrera tanda diestra. El acero entró a la primera y la larga agonía del toro no fue óbice para que la parroquia, que andaba por agradar, pidiera y consiguiera el primer trofeo de la tarde. Mucha más espesa fue su labor con el informal quinto, al que se hartó de dar pases sin que la faena llegara a tener nunca planteamiento, nudo o desenlace.

Había abierto plaza el inevitable Fandi, que cubre la cuota de fontanería taurina en el abono sevillano. Tuvo dos toros más o menos manejables y con movilidad –más desigual el primero, un punto topón el cuarto- a los que lidió con soltura y variedad, banderilleó con su acostumbrada facilidad y muleteó con ademán de funcionario. Poco más.

Por Andrés Amorós. ABC. La casta de Daniel Luque abre la Puerta del Príncipe

Triunfo rotundo, incontestable, de la casta torera de Daniel Luque [así lo contamos en directo]. Y lo logra después de haber sufrido una fuerte voltereta, imponiéndose a unos toros encastados de El Parralejo, que también triunfa en su debut con una corrida en la Feria de Abril. La gente sale feliz, con la emoción única que a veces logra suscitar una tarde de toros.

He acudido a la Plaza de los Toros recordando al inolvidable amigo Pepe Moya, creador de la ganadería de El Parralejo. En estas mismas páginas le dedicó un precioso obituario el maestro Antonio Burgos. Dedicó mucho esfuerzo, talento e ilusión a crear una nueva ganadería brava. Esta tarde afronta el mayor reto: si lo hubiera podido ver, ¡cuántos nervios hubiera pasado! También, ¡cuánto hubiera disfrutado viendo la emoción que han transmitido algunos de sus toros! Y le hubiera hecho feliz que hayan propiciado un triunfo rotundo y auténtico a los toreros.

Los toros, muy bien presentados, han tenido casta, movilidad y emoción, dentro de un comportamiento lógicamente variado. Ha destacado el magnífico Dulzón, que hubiera merecido la vuelta el ruedo, al que Miguel Ángel Perera ha cortado una oreja. También han sido nobles primero y cuarto; más complicados, los demás. Se veía venir

El triunfo de Daniel Luque se veía venir. Después de haber ocupado un lugar de privilegio en las grandes Ferias, lo había perdido por su carácter irregular pero nadie dudaba de sus cualidades. Felizmente, se recuperó de ánimo y ha encadenado tardes importantes en las Plazas francesas, donde es un ídolo, y en las españolas. Ahora mismo, pocos diestros tienen tal capacidad para resolver problemas, delante del toro, como él: une cabeza, dominio y arte. Recuerdo haberle visto cortar las orejas a sus dos toros, de Miura, sin especial esfuerzo: muy pocos son capaces de eso. Esta tarde lo ha refrendado en Sevilla: se ha merecido esta absoluta felicidad.

Después de habernos deleitado con la clase del segundo toro, Dulzón, el tercero, aplaudido de salida por su bella estampa, es reservón, espera, en banderillas. (Una vez más, las hechuras no garantizan el buen juego). Daniel, muy firme, se dobla bien y lo mete en el canasto en seguida. El toro sigue siendo incierto y se lo echa a los lomos, pasándoselo dramáticamente de pitón a pitón: lleva rota la taleguilla y ha sufrido un fuerte pitonazo en el pecho, quizá detenido por la chaquetilla. Vuelve a colocarse en el sitio donde los toros encastados hieren y liga estupendos muletazos. Se vuelca sobre el morrillo en una gran estocada. (Otra de las suertes en que ha mejorado, en esta nueva etapa). La oreja es indiscutible. Pasa a la enfermería.

No vuelve a salir hasta el sexto toro. No sabemos si lleva alguna herida o contusión en las costillas. El sexto, muy armado, se da dos vueltas de campana, flaquea un poco y surgen algunas protestas, pero acude pronto al caballo, como todos sus hermanos. Brinda al público. Aunque el toro embiste algo rebrincado, Luque no le duda, aguanta muchísimo, se lo pasa muy cerca, le deja la muleta puesta. Aguanta en un cambio de mano y un pase de pecho verdaderamente monumental, que pone a la gente en pie. Todavía se adorna con algo que hace poco ha creado, una variante de sus tan copiadas luquecinas. El público está volcado por completo con la emocionante faena, pide al cielo que acierte con la espada. La estocada hasta la mano es la mejor rúbrica a una gran faena y a una tarde en la que ha demostrado su actual momento de técnica, de arte y de entrega: se abre para él la soñada Puerta del Príncipe.

El resto del festejo queda inevitablemente en segundo plano. Con más de veinte años de alternativa, El Fandi sigue en su línea atlética y espectacular. Lleva al primero al caballo por chicuelinas y gallea… también por chicuelinas. El toro se viene arriba, galopando, en banderillas y el diestro se luce sobre todo en el par de la moviola, corriendo hacia atrás hasta reunirse con el animal, y en los jugueteos finales , a cuerpo limpio. Comienza la faena de rodillas y sale del apuro con un molinete. Acierta en algunos derechazos de mano baja pero el toro se para a mitad y El Fandi recibe un pitonazo en la cara. Ha sido una trasteo con oficio y escasa estética. Aplauden más el descabello - ¡en esta Plaza ¡ - que un pinchazo hondo. En el cuarto, también bravo y noble, enlaza verónicas con… chicuelinas: ¡qué empacho! Coloca cuatro pares de banderillas; el último, al violín. (Escucho a un guasón: “¿Ya no pone más?”). La faena es voluntariosa, hasta que el toro se para. Mata con decisión. Honor a su nombre

A Miguel Ángel Perera no le están dando algunos empresarios el trato que su trayectoria profesional merece. Tiene la fortuna (¿o no?) de que le toque el espectacular toro segundo, que hace honor a su nombre, Dulzón. Perera lo recibe con lances a pies juntos y mide el castigo. Brilla con los palos Curro Javier. Al matador se le ve tan fácil, desde el comienzo, que parece perderle un poco el respeto al toro. Cuando hace bien las cosas, abriendo el compás y llevándolo imantado en la muleta, el toro responde con nobleza. Mata con decisión pero el gran toro se traga la muerte y da lugar a que suene un aviso (y algún pito inoportuno, impropio de esta Plaza): se concede la oreja. A la gente se le olvida pedir la vuelta al ruedo al toro, que merecía. En el quinto, parea con mérito y riesgo Ambel. Perera aguanta los derrotes pero la porfía queda en tablas.

Sale en hombros Daniel Luque por la Puerta del Príncipe, hacia un Guadalquivir ya en sombras. ¡Qué hermosa es la Fiesta, cuando coinciden la casta brava de un toro y un torero!

Por Jesús Bayort. ABC. La mala baba de Daniel 'el travieso'

«Niño, la guasa al toro». La frase es histórica en el mundillo taurino. Y seguro que a Daniel Ruffo Luque se la han dicho, o se la han querido decir, en más de una ocasión. Dudamos que hayan sido muchos los atrevidos. No es lo mismo torear tras el burladero que cuadrado frente al cornúpeta. Diciéndoselo o no, pocos han olvidado el engreimiento pueril del de Gerena. Y éste sigue pagando esa costosa factura. Como dice la soleá: «La soberbia y el orgullo / tienen su equivocación / quien se crea que el mundo es suyo / ha perdido la razón». Pero no sólo perdió la razón: hundido en los infiernos perdió apoderados, fincas, cuadrillas y hasta amigos.

Todos lo juzgamos, pero nadie lo compadecimos. Y si mil veces se equivocó, mil veces pidió perdón. Con los toreros dándole la espalda, los aficionados estigmatizándolo y los empresarios relegándolo, su resurrección sólo podía llegar de una manera: justificándose ante el toro. Pocas escaladas han sido más costosas y prolongadas que la suya. Daniel Luque está enfermo. De 'taurinitis' crónica. No le hablen de otra cosa que no sea de toros. Es de los que se levantan y se acuestan con el bicho en la cabeza. Además posee el don de la clarividencia. Ve como pocos las virtudes de los animales. También los defectos. Por eso pocas veces ha pasado por el hule. Y precisamente por eso tiene mayor mérito lo que hizo este jueves: no dudarle a un toro especialmente desapacible de hechuras, que no mostró públicamente ninguna condición positiva en los primeros tercios. Lo cuajó hasta que pasó lo que él sabía que podía pasar. Resulta que hasta con la espada se tira de verdad. Ya no podemos decir únicamente que tiene una cabeza privilegiada: los tiene cuadrados.

La Puerta del Príncipe es el pórtico que lo vuelve a introducir en primera clase. Y con todo lo que lleva pasado, no dudamos en que sabrá valorar y aprovechar la coyuntura. Vendrán grandes tardes de toros. Estamos convencidos. La mejor recompensa para un TORERO, en mayúsculas, que tuvo el tesón de no abandonar cuando ya lo dábamos por muerto y el mejor homenaje a un señor ganadero que desde el palquillo del cielo tendrá agujetas de tantos botes, los que habrá dado con Daniel Luque… y con su Betis.

Por Toromedia. Daniel Luque abre la Puerta del Príncipe

El Fandi hizo honor a su reputación banderillera en el primero de la tarde, dando espectáculo y sobresaliendo en el segundo par de la moviola y el tercero al violín. Comenzó la faena de rodillas apostando y la primera serie fue ligada y limpia. Mejoró en la segunda por ese pitón y por el izquierdo, el toro comenzó a ir a menos y a defenderse. Tanto es así que en uno de los cabezazos alcanzó la cara del torero propinándole un buen golpe. El Fandi estuvo solvente toda la faena y mató de media y descabello.

En el segundo de su lote, El Fandi estuvo variado de capa tanto en el recibo como en el galleo para colocar al toro en el caballo. Colocó cuatro pares de banderillas sobresaliendo el último al violín por los adentros. El de El Parralejo se movió y El Fandi ligó series con oficio pero sin lograr caldear los tendidos. Mató de estocada sin puntilla, lo mejor de su actuación. Fue ovacionado.

Perera no pudo lucir de capa en su primero, al que midió en el caballo. Luque hizo un quite ceñidísimo por gaoneras y Curro Javier se desmonteró en banderillas. Perera sometió por abajo en el inicio de faena y se gustó en los remates por bajo. Ligó bien la primera serie con la derecha y sonó la música. Hubo dos más por ese lado de mucho aguante, buscando la cercanía. Por el lado izquierdo el de El Parralejo embistió con menos entrega, así que el extremeño volvió a la diestra para dejar la serie más templada y redonda, que caldeó el ambiente. Mató de buena estocada y el toro tardó en caer, pero hubo petición de oreja que el palco atendió.

El quinto fue devuelto a corrales. Perera brindó de nuevo al público la faena al sobrero con el que pronto se fue a las afueras. Allí fue ordenando la embestida por el lado derecho y fue desarmado por el izquierdo. Poco a poco le pudo por el derecho a la brusquedad del toro, pero la faena no pudo despegar a pesar de la insistencia y solvencia del torero. Mató de estocada.

El tercero de la tarde fue recibido con una ovación por su presencia y no dejó a Daniel Luque brillar con el capote. El de El Parralejo no descolgó tras los dos puyazos, pero en la muleta embistió en las dos primeras series gracias a la firmeza y determinación de Luque. En la siguiente tanda dejó la muleta puesta y ligó con mucho mando y emoción. Cuando probó al natural lo cogió de fea manera y le golpeó en el pecho. Maltrecho, volvió a la cara del toro y se puso de verdad en dos series diestras con el toro más rajado ya. Finalmente volvió a probar con la zurda, imponiéndose con rotundidad. Cortó una oreja y pasó a la enfermería.

Luque salió de la enfermería para matar el sexto. Dos volteretas dejaron a este toro algo tocado en los primeros tercios. En la muleta, Luque impuso su mando y el astado respondió con vibración en la embestida. El de Gerena estuvo firme todo el tiempo, tragando y sometiendo con la mano muy baja. La faena tuvo mucha profundidad y emoción por el lado derecho, con muletazos arrastrando medio engaño que provocaron hondos oles en el tendido. La última serie por ese pitón y las luquesina crearon clima de triunfo grande. Luque empezó a soñar con la Puerta de Príncipe y la amarró con una gran estocada. Primer gran triunfo de la feria.

Fotografías: Arjona/Toromedia.


28_abril_22_sevilla.txt · Última modificación: 2023/04/13 12:54 por Editor