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FERIA DE MÁLAGA

Martes, 14 de agosto de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Salvador Guardiola.

Diestros:

El Fundi, (ovación y silencio).

José Luis Moreno, (silencio y bronca).

Luis Bolívar, (silencio en su lote).

Crónicas de la prensa:

El País

Por Antonio Lorca. El ojo de la cerradura

El ojo de la cerradura no es el título de una película de suspense, y, si lo es, no viene al caso. Es el nombre por el se conoce el dibujo que se pinta en el ruedo las tardes de las corridas concursos, y que marca el espacio donde se debe celebrar el tercio de la pica.

Ayer, la Malagueta apareció con un ojo de la cerradura en su arena por iniciativa de los miembros de la Asociación de Aficionados Prácticos que, en colaboración con la empresa, decidieron potenciar la suerte de varas e, incluso, instituyeron un premio de 500 euros para el picador que mejor realizase su trabajo.

Curiosa y loable propuesta por parte de sus promotores. Está bien que el público conozca que existe la suerte de varas y el papel fundamental que debe desarrollar en el curso de la lidia. Por el contrario, pone de manifiesto que los picadores y la suerte misma viven sus horas más bajas, desde el momento que se convierte en suceso extraordinario lo que debe ser normal cada tarde. Pero a los aficionados prácticos les acompaña el buen fin: como los toros no resisten ni un picotazo para un análisis clínico, como los lidiadores se inhiben de su sagrada obligación de colocar en suerte a los toros, como los picadores no destacan por sus conocimientos y manejo del caballo y la puya, y, finalmente, como la mayoría de los espectadores aplauden a los montados por no picar, está muy bien que un día, sin venir a cuento, a alguien se le ocurra pintar un ojo de la cerradura en el ruedo y se intenten hacer las cosas como mandan las normas.

La corrida fue un intento baldío de potenciar la suerte de varas

Así, pues, se repartió entre los asistentes una octavilla con las disposiciones a seguir, se nombró un jurado y empezó la competición a ver qué señor del castoreño se embolsaba el premio en metálico.

Pero los aficionados prácticos proponen y el toro descompone. La corrida de Guardiola, que el año anterior se ganó todos los premios en liza en esta misma feria, salió rana y dijo que no embestía. Desigualmente presentada —algunos toros solo se salvaron por sus descarados pitones—, fue todo un derroche de mansedumbre y mala casta; muy reservones todos, y sin clase, ni colaboraron a potenciar la suerte de varas ni al éxito de los toreros. Así las cosas, se hizo lo que se pudo para colocar a los toros en El ojo de la cerradura, pero ninguno protagonizó una pelea de bravo, todos huyeron despavoridos e hicieron añicos las buenas intenciones de quienes esperaban gozar con la belleza del primer tercio.

Y si se atreven a mirar por el desdibujado ojo que al final de la corrida aún quedaba en la arena, es fácil concluir que el resultado artístico del festejo transcurrió parejo al desastre piquero. Los toros no acudieron con franquía a los capotes, se reservaron en banderillas y llegaron aplomados, sin vida, sin casta ni rastro de codicia a la muleta. En consecuencia, un par de horas y media de aburrimiento.

Tampoco es que la terna fuera toda ella un dechado de ánimo y valeroso conocimiento. Es de justicia destacar, eso sí, a Luis Bolívar, acostumbrado a los hierros más duros, con el cuerpo ya raído a cicatrices, y, al parecer, con la entrega intacta. Su primero era un astifino que desarrolló un genio que daba pánico. Al inicio de la faena de muleta, lo citó Bolívar desde el centro del anillo, el animal dudó unos instantes, y se arrancó, finalmente, como una exhalación, y allí lo esperó el torero, derecho como una vela, con las zapatillas asentadas, y aguantando lo inaguantable. Fue lo más intenso de la tarde, lo más valeroso y emotivo. La faena resultó desordenada y sin hondura, pero con el interés que ofrecen los toros dificultosos. Salvó Bolívar el examen con la satisfacción del deber cumplido, que no es poco en situación tan poco propicia. El sexto era un marrajo con lo buscaba con saña, e hizo bien en quitárselo de encima con prontitud.

Los toros de Guardiola, una mansada, reservona y descastada

Tampoco acompañó la suerte a El Fundi, que fue recibido con una ovación por aquello de su despedida, y salio a pie de la plaza. No tuvo toros, es verdad, pero tampoco es mentira que este torero no es a estas alturas ni sombra de lo que fue. Atrás quedó el maestro enciclopédico, y se muestra ahora sin fuelle ni poderío, triste y sin alma. Fue la suya una despedida sin pena ni gloria, impropia de un torero de su categoría.

Y también hizo el paseíllo José Luis Moreno, un diestro de capa caída, que apuntó alto en su día y se ha venido abajo. Se le vio desanimado, sin entrega, muy dubitativo y precavido. Así, aun con buenos toros, no es fácil que le sonría el triunfo.

Por cierto, ¿quién se llevó los 500 euros? Desierto quedó el premio; y bien podrían haberlo repartido entre los asistentes, que bastante aguantaron.

SUR

Guardiola decepciona en tarde de silencios

Desde que se hicieron públicos los carteles de la feria taurina de Málaga, los aficionados tenían señalado en rojo la fecha del 14 de agosto. Un día en el que se volvía a anunciar en La Malagueta una corrida con el hierro de Guardiola, la gran triunfadora del año pasado y que tan buen sabor de boca dejó. Había ilusión por a ver a los toros criados en la finca sevillana de 'El Toruño'. Tanto interés había despertado la corrida 'torista' del abono que se potenció el tercio de varas con la creación de un premio para el picador que mejor tercio protagonizara y se pintó en el albero un ojo de cerradura para delimitar los espacios en los que debía desarrollarse esta suerte. Al final, como sentencia el popular dicho taurino, tanta expectación se tornó en decepción.

Las siete reses enviadas por Jaime Guardiola -tenía nueve reseñadas, pero dos se invalidaron en el campo- pasaron los reconocimientos sin problemas y es que los toros estuvieron correctamente presentados, algunos, como el primero, provocaron algunos aplausos cuando saltaron al ruedo de La Malagueta. Visto su juego, al final solo eran fachada, porque dentro no tenían nada de casta. Solo se salvó el tercero de la tarde, el mejor. Ante esta materia prima de nula calidad y clase, la tarde transcurrió entre silencios. O como resumió un espectador de la andanada del 7 en el quinto cuando gritó: «¡Me aburro!». Y eso es lo peor que puede ocurrir en una corrida de toros, que el tedio sea el gran protagonista.

El mal juego del ganado condicionó el desarrollo del festejo, pero este hecho no debe ocultar la actitud que demostraron a lo largo de la tarde dos toreros ya curtidos como El Fundi y José Luis Moreno, a los que se les vio desganados, desconfiados y desmotivados.

En la temporada de su despedida como matador tras 25 años de alternativa, José Pedro Prados 'El Fundi' hizo ayer su segundo paseíllo en La Malagueta en toda su trayectoria. Su primer toro fue un animal que salió abanto, rehuyó los engaños y recortó en banderillas. El diestro de Fuenlabrada tiró del oficio adquirido en su trayectoria para domeñar al animal y sacar algunos pases estimables por la mano derecha; por la izquierda 'Novicio' era poco claro y además se rajó pronto buscando las tablas. Mató tras pinchazo arriba, estocada entera atravesada y tres descabellos. El bonancible público le premió con palmas.

En el cuarto, El Fundi quedó inédito con el capote. Sus subalternos estuvieron mal en banderillas. 'Capote' llegó a la muleta denotando su mansedumbre, pero había confianza en que los recursos lidiadores del madrileño fueran suficientes para construir una faena. No fue así. El Fundi no se confió con el burel y tiró por la calle de en medio: lo macheteó por la cara y se fue a por la espada. Dejó un pinchazo saliéndose de la cara del toro y una estocada casi entera atravesada y caída y un descabello. Se le vio con desgana y sin actitud. Sin sitio, desconfiado y con muchas precauciones anduvo a lo largo de toda la tarde José Luis Moreno. El diestro cordobés regresó a Málaga tras varios años de ausencia y se encontró un primer enemigo que salió abanto. Intentó torear con el capote, pero solo dejó una media sin gran lucimiento. Fue con el capote donde el toro le hizo un pequeño extraño en uno de los cites y, a partir de ese momento, el matador ya no quiso saber nada más de 'Zorro-Azul'. En el caballo se le pegó fuerte y el animal llegó a la muleta sin fuerzas. Su trasteo fue insulso. Su desconfianza se manifestó en la primera entrada a matar, donde buscó tanto salirse de la suerte que se encontró sin toro y dejó una estocada en el aire. Después pinchó dos veces y necesitó un golpe de descabello. En el quinto, desde que el toro saltó al ruedo se vio a Moreno inhibido de la lidia. Tal es así que fue su subalterno Manuel Galán quien llevó a 'Sevillano' al toro. En un intento de justificarse comenzó el trasteo de muleta con unos doblones por bajo, pero ahí quedó todo. A partir de ese momento, toro y torero sumieron al respetable en el tedio. A la hora de matar estuvo verdaderamente mal. Dejó una estocada habilidosa y necesitó diez descabellos, que dio entre las protestas y pitos del público.

A Luis Bolívar le tocó el ciego en el país de los tuertos. Fue el tercero, un animal con el que salió muy decidido y al que recibió muy bien con el capote, donde destacaron dos delantales y dos medias verónicas. Tras las banderillas, el toro se vino arriba y llegó a la muleta con emoción y metiendo muy bien la cara. El colombiano comenzó el trasteo con un pase cambiado por la espalda. Después vinieron tandas en redondo donde Bolívar no terminó de cogerle la distancia a 'Financiero' y acabó por ahogar la embestida del burel. Dejó un infame bajonazo al matar y necesitó dos descabellos para mandar al 'guardiola' al desolladero. El último de la tarde desarrolló cierto peligro y aunque Bolívar intentó justificarse, tuvo que abreviar. Dejó dos pinchazos y un descabello.


Toros en Málaga

malaga140812.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:14 (editor externo)