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¡Esta es una revisión vieja del documento!


TOROS EN MORÓN DE LA FRONTERA

Temporada 2021

Viernes, 18 de junio. Tres toros de Murube y tres de Juan Pedro Domecq (3º, 4º y 5º), para Diego Urdiales, ovación/silencio, Juan Ortega, palmas/oreja, y Pablo Aguado, silencio/silencio.

Domingo, 28 de marzo. Desafío ganadero. Seis ganaderías sevillanas de distintos encastes, Hros. José Luis Osborne, Pallarés, Partido de Resina, Miura, Murube (el mejor) y Juan Pedro Domecq, con este resultado: Daniel Luque ovacion, silencio y dos orejas y Ginés Marín, ovación, oreja y ovación tras petición, mano a mano.

Daniel Luque y José Murube, un binomio que salvó del desastre

ABC, 29/03/2021. Por Jesús Bayort. El cielo ya había tornado su pelaje en cárdeno oscuro. La tarde hacía rato que había renegado del ambiente primaveral que conmemoraba la entrada en Jerusalén. Y las palmas parecían abocadas únicamente a engalanar los balcones sobre sus colgaduras. Prácticamente nadie guardaba una mínima esperanza de mejoría cuando a punto estaba de asomar el quinto toro por la puerta de chiqueros.

No seré yo el que venga ahora a descubrir la sabiduría popular del refranero español, pero cabe recordar éste: «No hay quinto malo». Bendito toro que envió José Murube. Y benditas las manos que supieron acariciarlo. Daniel Luque, que había pechado anteriormente con dos cornúpetos imposibles, le dio el pulso necesario al acapachadito murubeño para tornarle su trote noblón en compases de excelencia.

No se había terminado de definir en el tramo inicial. La suavidad e inteligencia de Antonio Chacón, que le abrió los caminos, terminaron por afianzarlo. Cuando el de Gerena echó mano de la franela el toro aún estaba por descubrir. Lo fue enjaretando por alto, sin apreturas. El toro iba y venía. Y Luque, como el que no quiere la cosa, le iba dando brochazos cargados de expresión y plasticidad.

Su bondad y alegría le tapaban muchas connotaciones. Y la plenitud de Luque aún más. Con la zurda consiguió reunirse y vaciarlo en la cadera contraria. La plaza era un clamor. A las 8 de la tarde de un 28 de marzo se escucharon los primeros olés de la temporada taurina de Sevilla. Las palmas ya no eran adornos de balcones. Hasta sus habituales ‘luquecinas’ cobraron mayor elegancia. Una obra que rubricó de una sensacional estocada. Dos orejas y primera puerta grande del año en la provincia.

Pocas o ninguna opción tuvo en sus dos primeros oponentes. El primero de Osborne, corto de cuello, salió marcando las querencias y pronto se desfondó. Lo mantuvo entre algodones, pero la faena no pasó a mayores.

Con el cárdeno de Partido de Resina tuvo que tragar saliva. Un áspero y violento animal que como única virtud tuvo la carencia de la que venía adoleciendo la ganadería: movilidad. Cantó pronto su condición en las oleadas iniciales. Sin clase ni humillación, su tendencia a puntear tornó en durísimos derrotes. Puso en apuros a la cuadrilla y hasta al mismísimo Luque, que consiguió meterle con habilidad la espada pese a que colocaba la cara a la altura de la dentadura.

Ginés Marín volvió a demostrar su buen manejo de los chismes. Con soltura lanceó la espléndida embestida del cárdeno de Pallarés, que hacía surcos con las palas de los pitones y el hocico; condición que se esfumó tras la suerte de varas y le obligó a exponer en demasía con la muleta. Al discreto toro de Miura le arrancó una oreja tras una buena estocada, un animal que únicamente destacó por su peligro en banderillas. Y empezó con buena disposición con el 'juampedro' que cerraba plaza, una tacazo de hechuras que salió con brío pero que acusó un costalazo al inicio de faena.

Aviso a navegantes: el toreo vuelve

La Razón, 29/03/2021. Por Patricia Navarro. Mientras corre la cuenta atrás para Sevilla (y la incertidumbre) y se aviva la polémica sobre si habrá San Isidro, o algo que se le parezca en Vistalegre por las fiestas del patrón a cuenta de que Las Ventas sigue cerrada a cal y canto… Viajamos a Morón donde sí hay toros. En un sí o sí. Sin condicionantes. Sin la coletilla del aforo, sin trampa ni cartón, sin juegos mediáticos ni faroles ni insultos a la inteligencia ajena, más bien un juego del dinero propio para sacar adelante un festejo con estos mimbres. Se acabó el billetaje y vino la tele y lo más importante: se pudo vivir de nuevo la emoción del toreo. El ambiente. La vuelta de siempre a lo de nunca. La incertidumbre del paseíllo, los nervios, el miedo, el desafío que supone una plaza de toros y sus infinitas dudas. Nada se sabe de lo que va a pasar desde que comienza hasta el mismísimo final. Ese es el misterio. Y la grandeza. No hay obra de teatro que reproducir, ni cine en el que sepas las garantías de una película de diez o de cinco. La gloria y la miseria puede que te esperen en las dos horas siguientes y el gusanillo en la tripa, porque el horror también está ahí. Late. También el tedio, como una losa muchas tardes. Todos conviven. Nos lo recordó ese cuarto de Miura, que solo verle ya se sabía de dónde venía, no adónde iba. Era el letargo de sus embestidas cruzadas una pesadilla para sus banderilleros. Sonaban algunas palmas de tango, que eran heridas para el corazón. Aquello era un imposible. Fuego era cruzarle al toro y prenderle un par. También la lidia. Marca de la casa. Lo fueron siempre. Y lo son. Esa es la magia. Del toreo. Sus infinitas posibilidades. La teoría de lo imprevisible, como lo era después el trazo del muletazo de Ginés Marín a ese Miura, que iba más de lo que parecía, pero a mitad de él, quería morir, que no matar. Un abismo hay en la diferencia. Mató en la rectitud y paseó el primer trofeo.

La cadencia corrió a cargo del quinto. Un Murube con mucho ritmo en la embestida con el que Luque lo gozó en las puertas de casa. Fue el agua en el desierto, como si estuviera en el campo, mitad para él mitad para los espectadores. Fue todo muy despacio, muy vertical, muy para dentro. Bello. Tan acertado con la espada como para abrirse la puerta grande de lleno, aunque después por los protocolos de la pandemia no la pudiera atravesar.

De rodillas en el centro recibió Ginés al sexto de Juan Pedro Domecq, que fue toro de buena condición, pero venido a menos. De la explosión inicial hubo que conformarse con una sinfonía menor de la faena del torero.

Como es habitual en los festejos de Garzón a la plaza no le faltaba detalle, gusto, pasión por lo que se hace. Lejos de la austeridad que impera en el momento Morón lucía en plenitud y un mundo había entre un espectador y otro, incluso entre los que pertenecían a la misma familia. Un sinsentido que las administraciones deberían replantearse y reajustar, por sentido común, entre otra infinidad de cosas. Una excelsa puesta en escena, incluso de los toros, más bellos por fuera que por dentro. Un par de segundos necesitó el primero de José Luis Osborne para desmontar el burladero de salida sin inmutarse, a pesar de que luego le faltó fuerzas y requería pulso exquisito para mantenerlo en pie. Nobleza tenía, pero nada más. Se justificó Luque.

Colocaba bien la cara el de Pallarés por la derecha, pero le faltaba empujar. Más a la espera y sin querer viajar se mostró por el pitón zurdo ese segundo toro, que era el primero para Ginés Marín, que cumplió para acabar en las cercanías.

Un buen puyazo se llevó el tercero que guapo era, pero humillar no humilló nunca jamás el de Partido de Resina. Tremendo. Era un parapeto impenetrable y según avanzaba la faena más. No tenía malas ideas pero pasar por ahí era un trago. Mucho más cruzar en la suerte suprema, solventó Luque.

La tarde fue, ante todo, un aviso a navegantes: la tauromaquia está de vuelta.


Temporada 2020

Sábado, 4 de julio. Primer festejo en Andalucía tras la crisis del COVID-19. Entrada: “Agotadas las localidades” 50 % de aforo permitido por las autoridades andaluzas. Erales de Chamaco. Bien presentados y de buen juego en general. Primitivo López ‘El Primi’, (Escuela Taurina de Sevilla); Silencio tras dos avisos. Alfonso Alonso, (Escuela Taurina de Camas); Oreja. Manuel Osuna, (Escuela Taurina de Écija); Dos orejas. Francisco Delgado Saucedo, (Escuela Taurina ‘Rafael Ortega’ de San Fernando); Saludos tras dos avisos. Joselito Sánchez, (Escuela Taurina ‘Antonio Osuna’); Dos orejas. Germán Vidal ‘El Melli’ (Escuela Taurina ‘El Volapié’ de Sanlúcar de Barrameda); Oreja tras aviso.

Temporada 2019

Domingo, 24 de marzo. Corrida de la primavera. Festejo taurino para la vuelta de Jesulín de Ubrique, dos orejas y ovación, Cayetano, oreja y dos orejas, y Pablo Aguado, que sustituye a Enrique Ponce, ovación y dos y rabo simbolicos. Toros de El Torero, el 6º indultado.

Temporada 2017

Sábado, 11 de marzo. Lleno absoluto en el festejo, El rejoneador Diego Ventura, oreja y dos orejas, toros de Las Monjas. Por primera vez juntos Manuel Díaz El Cordobés, dos orejas y dos orejas, y Julio Benítez El Cordobés, dos orejas y oreja.

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