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REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

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Viernes, 12 de abril de 2013

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Toros de Fuente Ymbro (correctamente presentados, con diferente juego, mansos en general, encastado el 3º, que fue aplaudido en el arrastre).

Diestros:

Curro Díaz. Estocada caída (silencio); pinchazo, media estocada, tres descabellos (silencio).

David Mora. Municipal, dos descabellos (saludos protestados); tres pinchazos, estocada casi entera (silencio).

López Simón. Pinchazo, aviso, estocada (saludos desde el tercio); pinchazo que escupe, estocada (aplausos).

Banderillero que saludó: J.M. Calvo Mntoliú, de la cuadrilla de Curro Díaz, en el 1º.

Presidente: Gabriel Fernández Rey.

Tiempo: soleado, temperatura agradable.

Entrada: casi tres cuartos de plaza.

Crónicas de la prensa: El País, Diario de Sevilla, El Correo de Andalucía, ABC, La Razón, Toromedia, Firmas.

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Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

Llegó y pasó la de Fuente Ymbro. Hubo un toro, ese tercero “Histérico”, que ha puesto histérico a más de uno. No fue un dechado de bravura, ni mucho menos, pero embistió en la muleta, se dejó pegar pases embistiendo codicioso y a lo mejor otro torero habría sacado más faena. Y ya nos conformamos con eso. Y se habla del toro de la Feria. Curro Díaz pechó con la más fea, el peor lote sin duda, y su toreo no está para esas cosas. David Mora estuvo muy por encima de su lote. Y la Maestranza, incluida la música, pero eso no es noticia, estuvo muy fría con él. Pegó lo mejores pases de la tarde con un toreo vertical y relajado a toros que fueron a menos. Pero no llegó a la grada. Por eso López Simón se decidió a calentar aquello como fuera. Empezó con una tanda de diez pases de rodillas y acabó con otra tanda genuflexa. Faena al 50% de pie y 50% en actitud orante. Y hubiera cortado oreja si acierta con la espada a ese buen colaborador, “Histérico”, al que aplaudieron en al arrastre. Es poco balance para una tarde: un buen toro de muleta, una faena efectista, un torero elegante y otro artista sin suerte, y poco más. No ha lugar al histerismo, pero es verdad que en otras tardes hay mucho menos.

Lo mejor, lo peor

Por Sandra Carbonero

Lo mejor: Histeria colectiva. Desde que un torero se anuncia en la Feria de Sevilla son muchas las noches que pasa soñando con el toro ideal que transmita, que tenga calidad, recorrido, que humille. Ese toro ha salido hoy por la puerta de chiqueros de La Maestranza. Histérico de Fuente Ymbro ha sido extraordinario en la muleta. Un astado de esos que se van para el desolladero desorejados, de los que el matador ha hecho que el público se ponga en pie y recuerde por mucho tiempo la faena. Ricardo Gallardo debe sentirse orgulloso de él y de que los tres cuartos de entrada que había hoy, un viernes de prefería, soñaran con poder ser ellos los que torearan a Histérico al natural bajo los sones de Puerta Grande.

Lo peor: Sueños rotos. Histérico no tuvo el final que merecía. López Simón, que se anunciaba este año por haber tomado la alternativa la temporada pasada en Sevilla con una oreja y una cornada a cambio, no estuvo a la altura de su oponente. Se le fue. Un triunfo que pudo haberle abierto muchas puertas. Histérico se quedó sin torear. No fue el día de la terna que no terminó de entrar en la tarde. Es imposible cerrar estas líneas sin recordar a Doña Dolores Aguirre. Su fallecimiento nos ha sorprendido a muchos. Era una mujer luchadora, respetada y admirada por todos. Descanse en paz.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Un 'Histérico', en tarde apacible

El encierro de Fuente Ymbro, de desiguales hechuras y correcta presentación en conjunto, deparó positivamente a Histérico, un castaño que pisó la Maestranza más bien con tranquilidad, correteando suelto de salida, pero que duró muchísimo en la muleta, a la que acometió con calidad, por lo que fue despedido con una merecida ovación en el arrastre.

El toro, de buenas hechuras, le tocó en suerte al joven Alberto López Simón, quien el año pasado cortó una oreja y fue corneado el mismo día de su alternativa y presentación en esta plaza de Sevilla. El torero tuvo una actitud impecable ante su oponente. Así, el diestro lanceó ganando terreno hasta llegar al platillo, donde remató con una media. Comenzó la faena de hinojos, junto al tendido 5. Logró una serie diestra con reposo y ovacionada, que remató con un buen pase de pecho. En las afueras, tras otra tanda de gran altura y un cambio de mano con el remate de un pase de pecho, estalló otra ovación y la música. Faltó más toreo al natural; muleteando enfibrado en una tanda. Otra gran serie con la derecha y pase de pecho para una nueva y fuerte ovación. Pero el todavía bisoño torero pecó de excesivo metraje y volvió a hincarse de rodillas y añadió como IVA innecesario unas manoletinas. En el variado trasteo, también aportó circulares invertidos y distintos remates vistosos. Pero se había pasado de faena y, posiblemenente por su entrega, por sus ganas, tampoco estuvo estructurado el trasteo de manera adecuada. Se tiró a matar y pinchó en el primer envite, al tiempo que escuchaba un aviso. Luego, llegó la estocada, en la que se tiró con agallas, saliendo enganchado y, afortunadamente, sin más consecuencias que una rotura de la taleguilla. De un posible trofeo, el balance quedó en una fuerte ovación.

Con el peligroso sexto, que reponía y le avisó en varias ocasiones por ambos pitones, López Simón dio una nueva dimensión de torero entregado y hasta arrojado; siendo cogido en un par de acometidas. Afortunadamente, todo quedó en el susto.

El jiennense Curro Díaz dejó una buena imagen. Con el musculado que abrió plaza, mansote, mironcete y sin recorrido, se mostró porfión y firme. Ante el manso cuarto, que acabó afligido y buscando las querencias de tablas, Curro Díaz dejó detalles de su personalísima torería.

El madrileño David Mora concretó una labor intermitente ante el segundo, un astado manejable, pero sin entrega. Lo mejor lo logró en una serie con la izquierda, relajado, con naturales de buen trazo y un cambio de mano; así como otra con la diestra, en la que alargó el viaje del remiso animal.

El quinto también se quedaba corto y David Mora extrajo un par de meritorias tandas para fallar posteriormente en la suerte suprema.

Al final, tras un festejo que transcurrió con escasos impactos emocionales, quedó grabado en la memoria la calidad de Histérico, que embistió con nobleza en tarde apacible y sin trofeos.

El País

Por Antonio Lorca. Mantazos y muletazos

Si sigue vigente la frase de Rafael el Gallo de que “la verdad del toreo es tener un misterio que decir… y decirlo”, la terna de hoy venía lista de papeles en cuanto a toreo. Nada por aquí, nada por allí y nada que descubrir: la vulgaridad más absoluta vestida de luces.

Es evidente que la máxima del Divino Calvo no se le puede aplicar a toda la torería andante. El misterio, claro está, es patrimonio de unos pocos privilegiados. Pero, hombre, una cosa es no ser un genio y otra es aburrir a las ovejas.

Es verdad, por otra parte, que el toreo actual está gravemente vulgarizado, pero se entiende que en feria de tanto prestigio como la sevillana hay que venir a dar un paso más, a hacer ese esfuerzo que es innecesario en otras plazas, a demostrar que uno se merece más de lo que le ofrecen en los despachos.

Pues, viendo a Curro Díaz y a David Mora se caía el alma a los pies. Un estilista y un poderoso disfrazados de señores anodinos, que no tenían nada que contar a la concurrencia, nada que sentir en sus muñecas y nada que transmitir.

Difícil tiene que ser manejar el capote con galanura a la vista de lo realizado por estos dos toreros. A Curro parecía quemarle en las yemas de los dedos y no dio una a derechas; Mora lo intentó a la verónica en su primero, y al entender que lo que hacía no tenía gracia cambió por una chicuelita que es más vistosa.

Y un dolor con la muleta en las manos. Ambos descubrieron su misterio y explicaron con claridad la diferencia existente entre el muletazo y el mantazo. El primero es fruto del mando, del sentimiento y del gusto; el otro es un vulgar acompañamiento de la embestida del toro. Es verdad que Curro y Mora dibujaron algunos muletazos, pero fueron todos pequeños islotes junto al océano de insufribles pases sin firma alguna.

Valientes se mostró Curro Díaz ante su primero, de corto viaje y dificultosa embestida, y desmotivado y sin misterio ante el noble y soso cuarto. ¡Qué mal se ve a un artista cuando está mal…!

Y su compañero dio la impresión de que quiere y no puede. Muchos pases, excesivos, y nada se le ocurrió ante un lote manejable que esperaba algún misterio que decir.

Les acompañaba un chaval de muy escasa experiencia, López Simón, que tomó la alternativa en esta misma feria el año pasado, que tampoco estuvo a la altura exigida, pero, al menos, se mostró variado y distinto. Exagerado en las formas, su faena al tercero, un toro encastado que no se cansó de embestir, fue un compendio de pinturería con pasajes muy toreros. Muleteó, primero, de rodillas; templó y ligó, después, más derecho que una vela; lo intentó con desigual fortuna por naturales, y mientras el toro iba a más, se notaba que el torero carecía del mando necesario para que brotara el toreo verdadero. No mató con la puntería necesaria y todo quedó en una ovación que sonó a injusticia con quien había hecho gala de imaginación.

Momentos después lo devolvió todo con una actuación muy vulgar ante el sexto, que embistió y embistió mientras los bostezos se apoderaban de los tendidos y el muchacho no daba pie con bola, y a punto estuvo de llevarse un disgusto.

¿Y los toros de la afamada Fuente Ymbro? Pues una mansada de tomo y lomo si se tiene en cuenta su desastroso encuentro con los caballos. Ni uno mantuvo en alto el prestigio de la vacada. Después, destacó sobremanera el tercero, que acudió largo en el tercio de banderillas, y no se cansó de embestir con fijeza y recorrido en la muleta de López Simón. Los demás, noblotes, sosotes, sin codicia alguna… Vulgares.

En fin, que el misterio que decía Rafael El Gallo solo está reservado para unos pocos. Pero cuando alguien se sienta en la plaza de la Maestranza, sueña con que la torería se haga presente y un torero se disponga a contar su misterio. Y quién sabe sin Curro y David lo tienen, que lo tendrán, pero escondido lo guardaban y no hubo manera de que lo sacaran a flote. Por eso, solo por eso, la corrida, que se aventuraba divertida y emocionante, fue un pestiño. Con la ayuda de los toros, claro está.

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Dos toros para levantar una Feria

La pregunta flotaba en el aire y seguía sin contestación: ¿por qué no se apuntan las grandes figuras del toreo a la lidia de estos toros fundamentales? Dejando zarandajas toristas aparte –éstos sí embisten, otros no– sólo el concurso de los mejores garantizaría el completo aprovechamiento de estos toros encastados en las vetas más temperamentales de la inmensa casa Tamarón-Domecq que tantas y tantas tardes se van sin torear por completo. No hace falta ni citar nombre. Escojan tres toreros de la primera fila y apúntenlos con esta corrida en la yema de la Feria de Abril. La apoteosis se habría oído en Sanlúcar de Barrameda. Pero no hay manera y es sangrante: se nos está birlando una simbiosis apasionante mientras esos toreros de la cabeza repiten hasta la saciedad tres o cuatro hierros, hasta que los dejan caer en desgracia. Las actuales circunstacias del toreo y el espectáculo demandan una mayor apertura de miras. El caso de los toros de Fuente Ymbro no es único. El pasado año ya se echó por el sumidero otro encierro de Torrestrella que no cayó, no podía caer en las mejores manos. Las figuras se lo pierden, sí. Pero nosotros también y el horno no está para bollos.

Ya lo dice el titular y lo repetimos por aquí. Al menos hubo dos toros dentro de una media alta para tirar de la alfombra, romper la feria en dos y relanzar la carrera de dos toreros que luchan por mantener una posición que ha costado tremendos esfuerzos a David Mora y un hueco en la corta tarta de la crisis en la que aún no hay sitio para el almibarado López Simón. Para ellos fueron las dos guindas de este encierro de Ricardo Gallardo, que refuerza tarde a tarde su papel de criador fundamental en la cabaña brava del siglo XXI. Ayer mismo recogía un trofeo que le acreaditaba como mejor ganadero de la temporada 2012. Por la tarde, después de que salieran uno a uno sus pupilos demostró por qué.

Empezaremos por el más joven: López Simón repetía en la plaza de la Maestranza, posiblemente avalado por la oreja que cambió por una cornada en esa inesperada alternativa sevillana que sirvió para abrirle cartel a los grandes. Lo dijimos hace un año y lo repetimos éste: sus poses y pasitos, esa cursi puesta en escena, no añade nada positivo a su toreo. Y no se le pueden reprochar falta de ganas ni los tremendos deseos de agradar que le llevaron a entregarse a tope con un toro, el tercero, que acabaría enamorando a todos por esas largas embestidas deslizantes que habrían merecido un toreo a su altura. Suelto e informalete en la lidia y mal sujetado por el matador y la cuadrilla acabó rompiendo con boyantía en la muleta de Simón, que lo toreó más y mejor en el inicio de faena, hincado de rodillas. Después se perdió en un trasteo en el que intentó de todo pero en el que todo no le salió bien mientras el toro se abría como un tren en los embroques con una gotita de rajado –tan buena para torear y colocarse– que acabó cantando más al final de trasteo. Pero no empaña la importancia de este excelente animal que tenía que haberle servido para lanzar su carrera. La oportunidad era de oro y aunque no faltaron esos buenos deseos del madrileño se esfumó por completo.

El sexto, fogoso y temperamental, no admitía fallos ni dudas y Simón le abrió la ventana demasiadas veces quedándose a su merced. En unas ocasiones por andar pendiente de ese espejito mágico que no deja de mirar y le puede aurrinar; en la mayoría, por andar descruzado y al hilo de este toro que quería coger la muleta pero lo hacía embistiendo hasta con la penca del rabo. Sólo se le podían hacer las cosas bien y el joven diestro fue cogido dos veces –sin consecuencias– por empeñarse en navegar a la deriva. Le pudo costar caro pero esta vez la suerte estuvo de su parte.

Pero ya habíamos dicho que Gallardo –bien arropado por Borja Domecq y Rafael Molina en el callejón– había soltado un jandillón de muy buena nota que hizo segundo y permitió a David Mora estirarse con el capote. Al toledano tampoco le faltaron buenas intenciones y planteamientos en un trasteo largo e inconexo que no llegó a cuajar en faena redonda. El propio Mora pudo comprobar en este o aquel muletazo que el toro se acoplaba perfectamente a su modo de torear pero no llegó a encontrar el hilo ni la resolución que el toro demandaba aunque lograra sentirse en algunos naturales y en varios pases por el lado derecho con los riñones metidos que encontraron el eco del tendido. Pero no se terminaba de cantar el triunfo que acabó por esfumarse en el sablazo final, que asomó.

Ofensivo, serio y magro de carnes, el quinto fue otro animal noble que tenía una virtud y un defecto: humillaba en los engaños pero no estaba sobrado de gasolina y había que esperarle mucho, tirar de él siempre y dejarle la muleta en la cara para sacarle rendimiento y administrar sus contadas fuerzas. Mora pasó mucho tiempo en la cara mareando la perdiz y el personal, esta vez, se acabó impacientando mientras crecía en los tendidos la buena impresión por el encierro de Fuente Ymbro y se consultaban los relojes espiando el comienzo de ese derby que acaparaba otras pasiones.

El peor parado de la tarde fue Curro Díaz. Sorteó el lote de menores posibilidades aunque esbozó el toreo de mayores kilates en una tarde en la que salió dispuesto. El propio diestro de Linares se había perdido las excelencias de los fuenteymbros lidiados en Sevilla el pasado año. Aquel tira y afloja con la empresa le dejó fuera de la Feria de Abril de 2012 y de una de las mejores corridas del ciclo. Este año no se lo podía perder pero tuvo enfrente un primero bruto y descompuesto que no era apto para la lírica. Había que andar siempre ganándole la acción, mantenerse muy cruzado y dispuesto.

Díaz solventó la papeleta sin complicarse la vida pero sin perder los papeles. Con el cuarto, de buena condición pero lastrado por sus pocas fuerzas, trazó muletazos tan bellos como incompletos. No podía ser; al toro le costaba un mundo moverse a pesar del temple y la delicadeza que Curro imprimió a su labor. Un pinchazo y media agarrada con cemento en las agujas dieron térmimo a su labor. El de Linares tendrá que esperar a mejor ocasión.

ABC

<img src="http://www.portaltaurino.net/archivos/18961328200600.png"/>Por Andrés Amorós. Un gran toro de Fuente Ymbro en Sevilla

Los toros de Fuente Ymbro han tenido todos movilidad y nobleza, empañada por la falta de fuerzas de alguno. El tercero, un castaño de 520 kilos, de nombre «Histérico», ha sido excelente, ha tenido gran clase y posibilitado el triunfo de su matador. Los tres diestros han tenido una buena tarde pero no han redondeado el triunfo por la falta de acierto con los aceros.

El primero de la tarde ha sido el más deslucido: luce buen tranco pero llega a la muleta brusco, corto, con genio. En banderillas, Montoliú le gana la cara con guapeza, andando, y tiene que saludar. Curro Díaz se muestra confiado, muletea en corto, tragando mucho, más de lo esperado en un diestro de su línea estética. La estocada queda rinconera. El cuarto flaquea varias veces. Inicia la faena Curro con excelentes ayudados, logra muletazos con mucho sabor pero el toro flojea, transmite poco. Esta vez se alarga con los aceros.

Recibe David Mora al segundo con buenas verónicas, cargando la suerte. El toro, algo huido, va a más, en el último tercio. Muletea David con gusto por los dos lados, abierto el compás, con clasicismo, entre ovaciones, pero falla con la espada, hace guardia. El quinto toro también tiene calidad pero escasas fuerzas. Dibuja David Mora excelentes lances, derechazos templados y naturales muy lentos pero la flojedad de la res desluce todo y vuelve a estropearlo con los aceros. Ha toreado muy a gusto toda la tarde.

El momento culminante de la tarde llega con este «Histérico» que no lo es, sino muy noble. López Simón resultó herido en su alternativa, aquí, hace un año: merece su inclusión en los carteles. Y lo revalida con su actitud, transmite ilusión. El toro tercero flojea en varas pero ya galopa en banderillas y embiste incansable, con gran clase a la muleta. Comienza el diestro enlazando diez pases de rodillas. Ya de pie, liga bien derechazos y naturales. Vuelve a arrodillarse y, en las bernadinas finales, recibe un pitonazo en la cadera. La gente está con él pero pincha…

El último también se mueve pero se cuela dos veces, cuando el diestro hace la estatua. Muy decidido, planta los pies y sufre dos fuertes volteretas. Su estilo vertical implica aguante más que mando. Y mata a la segunda. Pero se ha justificado por su valor.

La Razón

Por Paco Moreno. Un «Histérico» lleno de bravura y raza

Un gran toro de nombre «Histérico» rompió ayer tarde la melancolía taurina que asumía La Maestranza y nos elevó, junto a la faena de su matador, a los momentos más intensos de lo que va de feria. Pero, el sueño de Alberto López Simón nos lo convirtió en pesadilla su espada. El madrileño se destapó como un torero con sed de triunfo. Destacó por su aguante y capacidad de improvisar para dar variedad a su repertorio. Delante tuvo un gran toro. Un «Histérico» que embistió con raza, nobleza y mucha transmisión. Las tandas del diestro se hicieron interminables, de seis o siete muletazos, enroscándose las bravas acometidas del castaño de Fuente Ymbro. Estuvo muy cómodo y relajado en la cara del toro al amparo del entusiasmo del público. Faena de oreja que sólo la espada negó.

Con el codicioso sexto estuvo muy decidido pagando como peaje dos volteretas sin consecuencias. Más voluntarioso que técnico, buscó el reconocimiento del público por ambos pitones. Se justificó de nuevo sin ningún reparo.

Curro Díaz no tuvo suerte con el toro que inauguró la tarde, un animal que cabeceó en demasía y embistió rebrincado. Ante esas adversidades, el jiennense estuvo dispuesto planteando una faena de difícil consecución, pero que, al menos, valió para justificar su presencia en el abono sevillano. Entonado, primero, en las tandas por la derecha y, luego, con la zurda, a medida que el burel acentuó sus defectos para la lidia. Tampoco le ofreció opciones el cuarto. A semejanza del que rompió plaza, rebrincó sus embestidas y llevó un molesto cabeceo. Intentó sacarle partido el espada de Linares, pero apenas pudo conseguirlo.

David Mora dejó una faena entonada y de buenos trazos al primero de su lote. Supo regalarle distancia y tiempo de reposo para que el astado se fuera arriba en sus embestidas. Tuvo buen juego, aunque le faltó una pizca de codicia y humillación. El de Borox le sacó tandas muy aceptables por el pitón derecho, mientras que al natural la res se vino a menos. Estuvo muy a gusto con el quinto, al que instrumentó una faena templada y con suavidad, que se fue diluyendo a la par que al noble toro le escaseaban sus embestidas.

Toromedia

Ovaciones para David Mora y López Simón

La tarde de los toros de Fuente Ymbro transcurrió sin triunfo, pero sí tuvo momentos interesantes. La lidia del tercero de la tarde fue de lo más destacado. Este toro gustó por su comportamiento a la afición de Sevilla, que le ovacionó largamente en el arrastre. Le correspondió a López Simón que tuvo momentos destacados en la faena pero con algunos altibajos. También David Mora hizo cosas interesantes en el primero de su lote.

Curro Díaz dio algunos lances estimables en el primero de la tarde. Hubo un buen quite por chicuelinas de David Mora en este toro. En la muleta, el de Fuente Ymbro se quedó muy corto por el pitón derecho, apretando para adentro. Curro insistió por ese lado y a base de tragarle le sacó algunos muletazos de mérito, ya que el toro desarrolló cada vez más complicación. Lo probó por el lado izquierdo sin resultado y mató de estocada con derrame.

En el cuarto, toro que no humilló en los primeros tercios, Curro Díaz comenzó la faena con muletazos de buen gusto, pero el astado no remataba sus embestidas, limitando la labor del torero. Curro lo intentó sin lograr que la faena tomara vuelo. Mató de pinchazo, pinchazo hondo y descabello y su labor fue silenciada.

David Mora toreó bien a la verónica al primero de su lote, que demostró poca fijeza en los primeros tercios. Comenzó la faena de muleta toreando al natural y la primera serie fue coreada por el público. El toro empezó a empeorar en la segunda tanda por ese lado y cambió a la mano derecha, por donde logró los mejores momentos de su labor en una primera serie con buena estética y otras posteriores con muletazos sueltos de buena factura. Mató mal y fue ovacionado.

El segundo de su lote tuvo nobleza pero no llegó a entregarse en ningún momento de la faena, de modo que los intentos de David Mora toparon contra la falta de emoción de su enemigo. Logró momentos de mérito, pero su labor no pudo romper de forma definitiva dada la escasa colaboración de su oponente. Fue silenciado.

López Simón comenzó la faena de muleta al tercero de rodillas, primero por alto y después toreando en redondo. Creó expectación y ya en la primera serie diestra hizo sonar la música. La segunda tanda por ese lado siguió subiendo el nivel del trasteo y al natural consiguió una serie más discreta. De nuevo por la derecha subió algo el tono de su actuación y terminó la faena de rodillas. Pinchó antes de dejar una estocada entera. Ovación tras aviso.

El sexto dio dos tremendas coladas a López Simón por el pitón derecho en el comienzo de faena. Al ver la complicación por ese lado planteó la faena sobre la mano izquierda y le dio algunas tandas hasta que el toro se orientó y le propinó dos volteretas seguidas. Volvió a la cara y siguió jugándosela. Mató de pinchazo y estocada y fue aplaudido.

Firmas

Por Gastón Ramírez Cuevas. Los eternos inconformes

En esta época donde la gente busca la satisfacción instantánea, el espectáculo de toros es totalmente anacrónico, pues raras son las tardes en las que el respetable sale de la plaza complacido y de acuerdo. Es decir, la gente se molesta cuando pasa más de una corrida de toros sin que se corten orejas a granel.

Digo lo anterior porque me sorprendió mucho oír comentarios en el tendido acerca de lo mal que habían estado los tres espadas de uno de los carteles más atractivos de la Feria, cuando en mi opinión lo que estuvo fatal fue el ganado (exceptuando al primero de López Simón que fue fuertemente ovacionado en el arrastre porque dio mucho juego).

Quizá lo de Fuente Ymbro es engañoso, pues aunque fueron muy débiles no rodaron por el albero; aunque no tuvieron clase de repente se empleaban; aunque no repetían permitieron uno que otro pase suelto de calidad, y sin ser algo del otro jueves, tampoco fueron unos adefesios. También es preocupante constatar que el encierro de ayer embestía sin ritmo, sin compás, sin cadencia, como si de músicos de jazz -abstractos y atonales- se tratase.

Lo peor, para los inconformes jueces del público, fue que el toro “Histérico” (¡pobre animal, que nombre tan horroroso!) ofreció una seria posibilidad de triunfo y López Simón no la cogió al vuelo.

Vayamos por partes. En mi opinión, los otros dos espadas del cartel estuvieron muy por encima de sus lotes.

Curro Díaz se enfrentó primero a un toro que no tuvo un pase, y luego a un burel que no dio una embestida completa. Ahí quedaron un pase de la firma y varios derechazos sueltos de gran empaque y calidad. Humildemente digo que yo preferiría volver a ver al fino torero de Linares que a varios espadas que tienen hasta tres contratos en esta Feria.

David Mora se las tuvo que ver con un segundo que careció de clase y de bravura, sólo eso. Mora trató de obligar al bicho a entregarse, pero el pupilo del señor Gallardo dijo que nones. Peor suerte tuvo el torero madrileño con el quinto, pues dicho astado fue aun más débil, más corriente y más soso que el otro. La tauromaquia de Mora necesita de un animal que está en peligro de extinción: el toro bravo, alegre y fuerte, y eso, querido lector, es cosa del pasado remoto.

López Simón pudo haberse librado hasta cierto punto de las feroces críticas si hubiera matado bien y a la primera al tercero del festejo. La faena de muleta tuvo de todo: un larguísimo derechazo de rodillas; la dosantina; cambios de mano por delante; largos pases de pecho; una serie de naturales templados; derechazos completos, suaves, y ceñidas manoletinas.

Los implacables sinodales le censuraron al joven madrileño que no supo bordar más tandas de naturales, que abusó del toreo de rodillas, que carece de naturalidad, que torea muy tieso, que no sabe templar, que desperdició al mejor toro que ha salido por chiqueros en lo que va del siglo, etc. A mí me hubiera gustado ver cómo hubieran reaccionado los sabios del sanedrín si Alberto acierta con la toledana al primer envite. ¿Los inconformes hubieran sacado el pañuelo o le hubieran negado un trofeo a un torero que se entregó hasta donde pudo?

Esos inconformes fueron los mismos que le pitaron a López Simón cuando se jugó la vida en el sexto, indicándole así que querían que abreviara. Dicho rumiante fue tan débil que para defenderse optó por desarrollar sentido. El torero fue cogido feamente hasta en dos ocasiones, pero eso no obstó para que le plantara cara al toro y lograra emocionantes pases por ambos perfiles. Afortunadamente la otra mitad del respetable, el público bueno y entendido de Sevilla, se quedó en La Maestranza para sacar al tercio al valerosísimo tercer espada y para despedir con aplausos a la terna. Recordemos que mucha gente tenía prisa por irse al futbol…

Mañana ¿cómo se comportarán los inconformes con Manzanares? ¿Se habrán olvidado ya de que hace apenas unos meses era su ídolo y torero de Sevilla? ¿Serán tan implacables como con Curro Díaz, Mora, y López Simón?


Sevilla Temporada 2013.

sevilla_120413.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:17 (editor externo)