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Real Maestranza de Sevilla

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Domingo, 14 de junio de 2015

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Novillos de Conde de la Maza (de distinta presentación, descastados en general; 2º y 4º, devueltos por claudicación; el mejor, el 5º, bravo).

Diestros:

Borja Álvarez]: de sangre de toro y oro. Estocada caída y tendida, dos avisos, seis descabellos (silencio); estocada tendida (silencio).

Miguel Ángel Silva: de verde botella y oro. Municipal, estocada trasera (saludos desde el tercio); estocada trasera (oreja).

Alejandro Conquero: de blanco y plata. Dos pinchazos, media estocada, tres descabellos (silencio); dos pinchazos, pinchazo hondo, aviso, dos descabellos (silencio).

Banderilleros que saludaron: Juan Navazo, de la cuadrilla de Miguel Ángel Silva, en el 5º.

Incidencias: Borja Álvarez fue atendido en la enfermería de una “contusión y varetazo corrido sobre region gemelar externa de pierna derecha” y el banderillero Manuel Garcia-Seco de una “contusion con contractura muscular sobre cintura escapular izquierda”, ambas producidas en el cuarto de la tarde.

Presidente: Fernando Fernández-Figueroa.

Tiempo: soleado y agradable, con rachitas de viento.

Entrada: menos de media plaza.

<iframe src="https://player.vimeo.com/video/130701177" width="500" height="275" frameborder="0" webkitallowfullscreen mozallowfullscreen allowfullscreen></iframe> <p><a href="https://vimeo.com/130701177">Resumen Novillada 14 Junio 2015 Sevilla</a> from <a href="https://vimeo.com/maestranzapages">Maestranza Pag&eacute;s</a> on <a href="https://vimeo.com">Vimeo</a>.</p>

Crónicas de la prensa:

Lo mejor, lo peor

Por Sandra Carbonero

Lo mejor: El buen son entre Silva y ¨Greñosero¨. Tres chicos jóvenes se presentaban en la Maestranza hoy con una ganadería muy conocida en Sevilla como es Conde de la Maza. La tarde iba muy cuesta arriba hasta que salió en quinto lugar “Greñosero” y tuvo la suerte de caer en manos de Miguel Ángel Silva. El extremeño recibió con suaves lances a la verónica a un animal con calidad y emoción. Con la muleta poco a poco extrajo muletazos templados y largos por el pitón derecho. Con la zurda también plasmó algún natural con mucho gusto. La estocada final puso en sus manos un merecido premio. Con el complicado segundo sacó la raza. No quería dejarse ganar la batalla y lo intentó una y otra vez con poco lucimiento por culpa de su manso oponente. Lección de firmeza y entrega de Silva.

Lo peor: La historia interminable. Tres infumables y largas horas ha durado el festejo. Excepto lo vivido en el quinto, el resto ha sido para el olvido. Los novillos condicionaron el desarrollo de la tarde. Borja Álvarez derrochó ganas. Recibió a portagayola al que abrió plaza. Un animal muy abanto que no terminó de entregarse. Faena muy larga con la que estuvo a punto de escuchar los tres avisos. Se vio una clara falta de oficio en Alejandro Conquero. Con el sexto dejó estuvo en novillero, arrebatador y sin querer dejar pasar la oportunidad que tenía en sus manos.

El Mundo

Por Carlos Crivell. Un novillo y un novillero

La novillada fue un suplicio para una terna poco experta. Los utreros del Conde, un plato indigesto que necesitaba una lidia acertada para limar sus asperezas. El festejo se alargó porque fue premioso; es lo que pasa con los mansos, con dos novillos devueltos por su manifiesta invalidez y unas cuadrillas muy precavidas ante la exigencia de los animales. Todo contribuyó de forma lapidaria para romper las esperanzas, ya de la terna debutante, ya del público hastiado.

Los del Conde la Maza, bien presentados, fueron fieles a su encaste Núñez de salida. Fueron abantos y corretearon el ruedo maestrante con ligereza, algunos tuvieron pocas fuerzas, pero al final no tuvieron la calidad precisa para que unos aspirantes muy verdes pudieran mostrar sus cualidades. Se salvó el quinto, único utrero que se desplazó con clase y largura. Para colmo fue muy mal lidiada. Total, una novillada difícil con la excepción del citado quinto.

El más favorecido de la tarde fue el extremeño Miguel Ángel Silva, que al menos intentó asentar las zapatillas con el segundo bis, novillo muy manso, al que pudo robar algunos muletazos de mayor intención y firmeza que estética. Se fajó con ganas Silva en una labor que logró la atención del tendido. Solo su carrera sin rumbo cuando fue desarmado al matar dejó una imagen algo desairada.

Ese quinto fue el novillo de mayor calidad en la muleta. Silva confirmó lo apuntado en una faena sobra ambas manos con fases templadas en las que llevó con mando al burel. Una faena recibida con alegría por la plaza. Algunos derechazos finales, con el chaval ya confiado, fueron de trazo largo y expresión muy agraciada. No pudo ligar los muletazos y podía haber estado más rotundo, pero salvó su presentación sevillana. Aunque la estocada cayó atravesada paseó una oreja.

El alicantino Borja Álvarez se atascó con el primero, un novillo noble y soso aunque de mínima clase, al que le pudo torear en tandas voluntariosas. Alargó la faena y se puso pesado con el descabello. El palco le perdonó los tres avisos. El cuarto fue lidiado como sobrero. Se protestó porque parecía lastimado y se derrumbó sobre el albero varias veces. El novillo fue malo sin paliativos y el de Alicante muleteó sin brillantez.

Cerró terna el onubense Alejandro Conquero, que anda muy verde para trances tan exigentes. Se hincó de rodillas en dos largas en tercio para saludar al tercero. El novillo fue muy malo. Se revolvía sobre las manos y se necesitaba mucha exposición, temple y mando para mejorar su condición. Conquero hizo lo que pudo. El sexto se paró mucho. Al de Huelva apenas le quedó la opción de intentarlo con la izquierda, mostrar un buen concepto, pero tropezó con un animal parado y de mármol. Así acabó un festeo muy largo donde se salvaron un novillo y un novillero.

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Tres horas de casi nada

Cuando el choquero Alejandro Conquero intentaba levantar la faena al sexto novillo, la noche se había cerrado ya sobre la plaza de la Maestranza. El festejo encaraba ya las tres horas irremisibles de duración y gran parte de la parroquia había cogido la puerta espantada de aburrimiento, frío y nocturnidad. Con o sin la oreja que cortó el extremeño Silva al mejor novillo del envío del Conde de la Maza, la novillada había constituido un auténtico despropósito. Es verdad que Silva, sobreponiéndose a sí mismo y a sus muchas carencias, había logrado salvar los muebles pero la escasísima preparación de sus compañeros, naúfragos de la playa inmensa del Baratillo, no les hacía merecedores del paseíllo sevillano. ¿Quién les hizo el flaco favor de anunciarlos en la plaza de la Maestranza? ¿Qué les dirán ahora sus ilustres mentores? Las tres coletas se presentaban ayer en Sevilla. En el caso del alicantino Borja Álvarez, talludo de edad y pasadito de cuerpo. Y tuvo enfrente un novillo, el primero, de aire manso y rajado pero noble condición con el que no fue capaz de dar una a derechas. La lidia había sido un desastre y casi nadie fue capaz de ponerle un capote en la cara para descubrir su buena condición, que el muchacho –que también se cobró un mamporro– no supo ver y mucho menos lucir. Al cuarto, un sobrero aún más flojo que el que se había marchado a los chiqueros no fue capaz de hincarle el diente por ningún lado. El naufragio se había consumado.

Pero el choquero Alejandro Conquero le iba a superar. ¿Qué pintaba allí? El tercero resultó pegajoso pero tuvo cierta movilidad aunque el novillero tuvo mucha más. Los pasos atrás, la desconfianza absoluta y la falta del más mínimo recurso para andar delante del utrero convirtieron su labor en una pantomina. Con el bruto sexto escenificó un largo esfuerzo que no tenía ningún rumbo. Mal sin paliativos.

El extremeño Silva había sembrado muchas dudas con el segundo, primero de los sobreros que remendaron el encierro del conde. Flacón, avacado y corretón, también pareció algo reparado de la vista aunque el defecto se palió en la muleta, que el chaval manejó siempre fuera de cacho, cargado de desconfianza y citando al hilo. A la postre no fue tan malo el bicho, que le perdonó todos sus errores antes de cantar la gallina de puro manso.

Silva iba a tener la suerte de llevarse la bola premiada, un excelente quinto al que toreó compuesto, evidenciando un gran esfuerzo, pero lejos del verdadero triunfo que le brindaba ese ejemplar. Le pidieron ¡dos orejas! Tenía más que de sobra con la que paseó por el anillo.

El País

Por Antonio Lorca. La mansedumbre y el destoreo echan raíces

La primera, porque duró casi tres horas, lo que es inaguantable para cualquier alma cándida. Es inexplicable que la autoridad no remedie tal desatino. Cuando terminó, casi las diez y media de una fría noche, los asistentes al festejo de Madrid, que había comenzado treinta minutos antes, ya estaban cenados y con el pijama puesto.

Segunda, la novillada del Conde de la Maza fue verdaderamente infumable. ¡Qué derroche de mansedumbre, trufada con una manifiesta invalidez, falta de clase y ausencia de casta! Solo el quinto novillo, sin fuerzas también, embistió con nobleza.

Tercera, la terna de luces, que debutaba en la Maestranza, parecía estar enferma del virus moderno del toreo, ese que incita a dar pases sin orden ni concierto, faltos de hondura y esencia, que no dicen nada y ponen a prueba la paciencia.

Y cuarto: en lugar de aficionados, que han desertado definitivamente de estos festejos, ocupa los tendidos una pandilla de bullangueros partidarios y forofos de los toreros actuantes que jalean a su preferido sin motivo justificado y piden trofeos de risa sin el más mínimo rubor.

A pesar de todo, hubo una oreja, que se la concedieron al novillero extremeño Miguel Ángel Silva, que fue el más afanoso, valeroso e ilusionado de los actuantes; y la paseó tras la muerte del quinto, el único animal que embistió con atisbo de nobleza. El joven está, como los demás, contagiado de destoreo, pero destacó por su disposición, su ambición y su actitud de novillero deseoso de triunfo; sus paisanos de Zafra jalearon en exceso su labor, sonó la música y, en un arranque de cariño desmesurado, llegaron a pedirle las dos orejas. Quedan en su haber unas verónicas trazadas con gusto, tres derechazos templados y algunos destellos de buena factura.

Esa buena impresión la transmitió ante el muy manso y dificultoso segundo, al que recibió con tres garbosas verónicas rodilla en tierra, y ante el que no se arredró, hasta que entró a matar, perdió la muleta, el novillo hizo por él, y -para sorpresa de todos- el muchacho inició una despavorida carrera que le llevó a cruzar el diámetro de la plaza y lanzarse al callejón como si le persiguiera el mismísimo diablo, que hacía rato que había abandonado la persecución. ¡Qué imagen tan extraña y qué poca torería en esa espantá…!

Borja Álvarez, natural de Alicante, no dijo nada ni ante el muy soso primero ni ante el inválido cuarto. Recibió de rodillas frente a chiqueros al que abrió plaza, al que muleteó siempre en contra de lo que mandan los cánones y su anodina labor pasó, como lógico es, desapercibida.

Menos suerte tuvo el onubense Alejandro Conquero, el más inexperto de los tres, pero sin posibilidad alguna ante un lote verdaderamente infumable.

La novillada había comenzado a las siete y media, con el sol donde debe dar, y acabó cuando ya era noche cerrada y con mucho frío para esta época. Total, que ojalá no se repitan muchos festejos como el de ayer; de lo contrario, ni a los partidarios les van a quedar ganas de volver…

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Silva, único calor en un frío festejo

Miguel Ángel Silva, por valor y entrega, aportó el único calor en un espectáculo que resultó frío y excesivamente dilatado -hasta tres horas de duración-. Una función -vigésima de abono en la Maestranza- en la que debutaron los tres novilleros -Borja Álvarez, Silva y Alejandro Conquero-, quienes se enfrentaron a una seria novillada de Conde de la Maza, de juego desigual.

Miguel Ángel Silva consiguió el único trofeo del festejo del quinto novillo, un negro mulato, encastado, al que cuidaron en varas y que resultó el mejor del desigual encierro. El zafrense toreó bien a la verónica y muleteó con sentido del temple en una faena en la que arrancó una fuerte ovación y por primera y única vez la Banda Tejera cuando hilvanó unos derechazos de trazo largo en una serie marcada por la ligazón. También al natural mantuvo un buen nivel. Con decisión y valor se volcó para propinar un estoconazo contundente. Fue premiado con una merecida oreja, aunque el público pidió de manera exagera un segundo trofeo.

El resto del festejo tuvo escasa historia. El propio Silva vio como su primero era devuelto tras perder las manos y acalambrarse. En su lugar saltó otro ejemplar del mismo hierro, manso y peligroso, que parecía reparado de la vista cuando embistió tras el capote del matador y de sus banderilleros. El diestro concretó una actuación digna en la que mantuvo el tipo y destacó en una serie diestra.

A Borja Álvarez y a Alejandro Conquero les vino grande el estreno en Sevilla con esta seria novillada. Álvarez abrió plaza con un astado con cuajo y mansote, al que recibió con una larga cambiada frente a toriles y otra en los tercios. El novillo llegó con nobleza a la muleta. Al alicantino, mal colocado por momentos, le faltó mando y dominio en el trasteo y estuvo mal con los aceros. La presidencia, que le mandó dos recados, le perdonó los tres avisos.

El cuarto fue devuelto tras blandear. Como cuarto bis saltó un novillo que pareció lesionarse de salida, que acusó una mayor flojedad y al que, sin embargo, el presidente mantuvo en el ruedo. El animal, manso, perdió constantemente las manos entre las protestas del respetable. Álvarez, sin oponente, robó muletazos en una labor larguísima, con el público pidiendo que cortara, sufriendo un susto al ser alcanzado por el astado.

El onubense Alejandro Conquero, con el complicado tercero, al que recibió con dos largas en los tercios, anduvo desconfiado. En trasteo a la defensiva, cortó de inmediato su labor. Mató mal: se quedaba en la cara y no pasaba.

Ante el sexto, al que le costaba embestir, Conquero se esforzó en un trasteo porfión, que cerró con arrojadas manoletinas, un par de ellas rodillas en tierra. De nuevo, volvió a pasarlo mal en la suerte suprema con dos descabellos tras tres pinchazos. Fue el punto final en una tarde fría, casi gélida en lo artístico, en la que Silva aportó el único calor.

Toromedia

Miguel Ángel Silva corta una oreja

Borja Álvarez se fue a portagayola en el novillo que abrió plaza y dio una larga cambiada más a un animal algo suelto de salida. En la muleta el novillo fue mansito pero tuvo movilidad y Álvarez intentó recoger su embestida logrando acoplarse más al final de la faena con la mano derecha en una serie que fue lo mejor de su actuación. Por prolongar en exceso la faena se llevó un par de sustos que por fortuna no tuvieron consecuencias. Sonaron dos avisos mientras descabellaba.

El cuarto fue devuelto y en su lugar salió el segundo sobrero, que también fue protestado por falta de fuerza. Esta condición negativa limitó la faena de Borja Álvarez, que lo intentó sobre todo por el pitón izquierdo, resultando tropezado por el novillo sin consecuencias. Prolongó en exceso la faena y mató de estocada.

Miguel Ángel Silva se lució en el recibo de capa a su primero con lances con una rodilla en tierra. El novillo se cayó en el remate y se lastimó, por lo que fue devuelto. Salió un sobrero del mismo hierro que se coló varias veces por el pitón derecho de salida. No quedó fácil para la muleta y Silva lo intentó por el lado derecho con poco resultado. El del Conde se rajó cuando el novillero cambió a la zurda, buscó chiqueros y en ese terreno le plantó cara logrando algunos momentos de mérito. Mató de estocada que hizo guardia y estocada entera. Ovación.

En el segundo de su lote dio lances jaleados por el público. El novillo fue el mejor de la tarde y Silva logró buenos momentos con la mano derecha haciendo que la música sonara por primera vez. También dio alguna serie estimable al natural. La faena fue a más en acoplamiento y terminó en triunfo después de rematar el torero su actuación con una estocada que fue suficiente. Cortó una oreja con petición incluso de la segunda.

No resultó fácil el tercero de la tarde, con el que Alejandro Conquero no pudo lucirse. El animal apretaba por ambos pitones y el novillero no logró la necesaria quietud en el trasteo. Pinchó antes de dejar una estocada, teniendo que descabellar.

No le ayudó tampoco el sexto al novillero onubense. La descompuesta embestida del novillo provocó enganchones con la derecha y después también al natural. El novillo se paró pronto y limitó aún más la posibilidad de lucimiento, aunque Conquero se esforzó por sacar partido y terminó incluso dando manoletinas de rodillas. Pinchó y necesitó de varios descabellos. Su labor fue silenciada.


Sevilla Temporada 2015.

sevilla_140615.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:25 (editor externo)