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Jueves, 16 de abril de 2015

Corrida de toros

Ganadería: Toros de Fuente Ymbro (bien presentados, con buen juego; aplaudidos 3º y 4º que fue el mejor).

Diestros:

★Antonio Nazaré: estocada atravesada y tendida (saluds desde el tercio; estocada tendida (oreja).

★Arturo Saldívar: pinchazo, media estocada tendida y trasera (silencio); estocada trasera, descabello (silencio).

★Javier Jiménez: pinchazo, estocada (saludos desde el tercio); tres pinchazos, estocada (silencio).

Banderilleros que saludaron: Lipi y Ricardo Izquierdo, de la cuadrilla de Javier Jiménez, en el 3º.

Presidente: Fernando Fernández-Figueroa.

Tiempo: soleado, agradable.

Entrada: menos de media plaza.

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Por Santiago Sánchez Traver

La corrida de Fuente Ymbro ha sido extraordinaria, vaya eso por delante. Como él mismo dice, el ganadero tiene mal fario con lo de las orejas, pero da lo mismo señor Gallardo, la corrida está vista y la hemos disfrutado. El cuarto, ese “Turulato”, era una delicia verlo embestir. Un apoderado me decía al final que soy injusto al pedir, en directo por TW, la vuelta al ruedo, pero así lo sentí en vivo y así lo sigo sintiendo en este momento que escribo. Y no es quitarle méritos a Nazaré, que estuvo extraordinario, que a ver si es verdad y esta vez la abre otras muchas puertas… Y los otros toros también sirvieron, incluso el quinto, de gran son pero que llegó sin fuerzas. Y si no llevo razón, lo veremos; a ver cuantos premios se llevan “Turulato” y sus hermanos… Saldívar pasó sin pena ni gloria y debió apretarse más porque había donde hacerlo. A Javier Jiménez le pudieron las ganas y el deseo en el tercero, en que los desarmes deslucieron e interrumpieron la faena. Aún así, pudo cortar oreja si mata a la primera. En fin, que yo me fui muy satisfecho y sólo preocupado por una cosa: la falta de público. En este cartel debía haber habido el doble. Y la culpa no es de los del G-4, porque este cartel se habría puesto igual en la preferia aunque hubieran toreado los del G-4 en el ciclo. Y me temo que habrían venido los mismos.

Por Sandra Carbonero

Lo mejor: El regreso de Nazaré. Ricardo Gallardo volvió a traer hoy a Sevilla la emoción. Un buen encierro de Fuente Ymbro que en alguna ocasión mereció un oponente superior. Tan sólo Nazaré dio la única vuelta al ruedo con un trofeo en mano. Fue en el cuarto. Un toro calidad, movilidad y un muy buen pitón derecho. Antonio intentó hacer las cosas bien echándole la muleta adelante, llevándolo largo, a pesar de su poco oficio. El diestro de Dos Hermanas dejó muletazos de bello trazo que echábamos de menos en él. A todo esto hay que sumarle la raza que sacó después de una gran voltereta que sufrió en el primero y le provocó una contusión en costal y un varetazo. Javier Jiménez salió con mucha ambición pero no fue suficiente para que el final fuera de otro color. La faena al tercero no terminó de coger el vuelo necesario tras dos desarmes. Meritorio fue el epílogo entre los pitones. Con el sexto volvió a mostrar esas ansias de triunfo que se fueron disipando.

Lo peor: México no golpea de nuevo. Arturo Saldívar no estuvo acertado con ninguno de su lote. No pudo meter en el canasto al encastado segundo y al quinto, aunque le propinó demasiados pases, no terminó de acoplarse en ningún momento.

Crónicas de la prensa:

Por Carlos Crivell. Antonio Nazaré sobrevive a un gran toro

Era una corrida de toreros en tiempo de ganar crédito. Para ellos, un encierro de la siempre interesante divisa de Fuente Ymbro. El ganadero necesitaba lidiar un lote bueno en la Feria sevillana. Puede estar satisfecho. En una lectura rápida, y sin entrar en muchos detalles, los toros le ganaron la partida a los toreros. Ricardo Gallardo presentó seis toros de seis sementales distintos, un detalle que se apreció en el juego de las reses. Dentro de la variedad, tres toros de nota alta por motivos diferentes. El segundo fue muy encastado. El tercero fue noble. El cuarto fue un toro de lujo en la muleta. Solo la falta de fuerzas le resta nota a un conjunto de toros de estampa bellísima.

El cuarto salió al ruedo sevillano y el aficionado entendido se admiró ante el remate perfecto del llamado 'Turulato'. Hondo, largo, enmorrillado, era el toro más bonito de la camada con toda seguridad.

No se pudo apreciar su bravura en el caballo; es más, del segundo puyazo se fue suelto. Ese detalle le quitó el premio final de la vuelta al ruedo. Todo lo que hizo en la muleta se inscribe en un recital del toro soñado para un torero en tiempo de salir del olvido.

Cuando un torero se enfrenta a semejante animal, hay un compromiso mayor. Antonio Nazaré había salido de la enfermería poco antes. El primero de la tarde le había cogido al torear al natural. El golpe en el tórax y en la cabeza fueron tratados con infiltraciones.

Nazaré cuajó al cuarto tandas muy buenas con la derecha en las que la virtud principal fue la ligazón. No acabó de acoplarse con la zurda, pero con la derecha siguió dibujando pases de buena factura a un toro que era una máquina programada de embestir. Si no le cortó las dos orejas hay que achacarlo a la falta de más toreo al natural y a una estocada defectuosa. La oreja se pidió con fuerza, lo mismo que la vuelta al toro. El palco acertó y la ovación en el arrastre fue de clamor. Nazaré, dolido e infiltrado, había sobrevivido a un toro excelente, algo que no es fácil.

En orden de méritos, la tarde de Javier Jiménez fue interesante. El primero de su lote, tercero, encontró una muleta que le marcó el camino por abajo y con mucho temple. Tres tandas con la derecha antes de un desarme con la zurda. Con el toro ya aplomado, el de Espartinas se arrimó como una fiera. Hubo más desarmes, la música sonó y cesó varias veces, llegó un pinchazo y la posible oreja se fue al limbo. Javier Jiménez había mostrado sus progresos.

El sexto fue muy flojo y dejó parte de sus fuerzas en una costalada. Volvió a torear por abajo con la diestra pero el de Fuente Ymbro, noble, no aguantó y dobló las manos. La insistencia del chaval no pudo ya levantar una obra que acabó con el toro sin ganas de embestir. Ahora se atascó con la espada.

El segundo espada de la terna apareció en los carteles de forma misteriosa y dejó la plaza sin demostrar las causas de su inclusión en este cartel de la Feria.

Tropezó con un toro encastado en primer lugar que lo superó en todos los tercios. El mexicano le dio un montón de muletazos sin que el personal pudiera apreciar virtudes en tanta abundancia. En algunas fases el toro fue el triunfador al desbordar al lidiador.

Con el quinto tenía la oportunidad del desquite. Se fue a 'portagayola' para no consumar el saludo, repitió en el tercio con voluntad y se enfrentó al animal con la muleta para volver a dar un concierto de pases inexpresivos y sin el temple necesario. Los enganchones fueron una mala medicina para el de Gallardo, que cuando se le llevó con mimo y suavidad mostró su calidad. Al final, el misterio de la presencia de Arturo Saldívar en la Feria se quedó sin solución.

El aficionado salió de la plaza con la sensación de que los de Fuente Ymbro habían sido mejores. Al menos, Nazaré salvó su honor con un gran toro.

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Un toro llamado ‘Turulato’

La corrida cobró definitiva importancia en la lidia de ese Turulato, un precioso ejemplar castaño marcado con el número 47 que ya anda anotado en las libretas de periodistas y jurados como presunto premiado. Es verdad que aún queda mucha Feria pero tampoco es aventurado pensar que no saldrán muchos toros con la misma nota que ese cuarto que mereció irse al desolladero después de dar una vuelta al ruedo póstuma. Con otro ambiente y en presencia del público perdido en tantas fías y porfías podríamos haber visto asomar el pañuelo azul. Nunca lo sabremos…

El caso es que el ejemplar cayó en manos de Antonio Nazaré, que no había terminado de andar a gusto con el manejable animal que rompió plaza. Un puntito pegajoso, lo había recibido por delantales. Franco en el galope, codicioso, se dejó demasiadas fuerzas en un fuerte puyazo que le hizo llegar al último tercio con la sangre por la pezuña. Nazaré brindó a su banderillero Joselito Ballesteros y se empleó en un trasteo de distancias cortas, sin dar sitio al toro que se cortó en seco por un desarme. Vuelto a la cara del toro y después de coger la muleta con la mano izquierda, el animal le cazó en un seco derrote del que salió visiblemente mermado pero mucho más enfadado con su oponenteal al que toreó enfibrado y apoyado en la voz en un final de faena que remató con una estocada.

Pero a Nazaré le había tocado el premio gordo, ese Turulato al que lanceó templado a la verónica comprobando que la codicia y el galope creciente, las progresivas cositas buenas que hizo en la lidia, iban a traducirse en una embestida humillada, larga y honda en la muleta. Se le vino como un tren hasta los medios después de brindar a la parroquia. A los primeros titubeos les siguió el mazico cuerpo central de una faena resuelta sobre ambas manos que nos devolvió la mejor versión del torero de Dos Hermanas. Nazaré toreó como sabe, brilló en los de pecho y le hizo las cosas siempre por abajo en series reunidas y muy compactas. Pero su notable labor vivió un bajón argumental en su última fase y la estocada trasera y tendida tampoco ayudó. En cualquier caso, paseó una justa oreja. El toro, ya lo hemos dicho, ya cuenta para los premios.

Pero la tarde, que no estuvo exenta de interés, también brindó una excelente noticia: Javier Jiménez sigue elevando su techo, progresando como torero y sobre todo, mostrando unas ganas de ser que le convierten en uno de los valores más sólidos de la cantera sevillana.

Algunos inoportunos desarmes impidieron que pudiera cortar la oreja del buen ejemplar que saltó en tercer lugar, al que toreó desde el primer lance o el primer muletazo sin un solo titubeo y con sentido de la expresión, siempre entregado, siempre bien colocado, buscando toro en todo momento y con el cuerpo encajado. Jiménez gusta y se gusta toreando y todo lo que hace tiene la virtud de conectar rápidamente con el tendido. Javier además mostró valor seco y natural en el intenso arrimón que abrochó esa faena al primero de su lote. La embestida declinante del sexto, desinflado como un globo brillante, no le dio las mismas opciones pero Con o sin trofeo, su nombre cotiza al alza. Y la baja dejamos el nombre de Arturo Saldívar que se aburrió toreando a sus dos toros, un segundo aprovechable y un quinto casi tan soso como su matador.

Por Luis Nieto. Nazaré, único trofeo de un gran toro de Fuente Ymbro

La corrida de Fuente Ymbro, en conjunto bien presentada y encastada, con varios toros con el denominador común de la movilidad, propició un espectáculo interesante en una tarde de agradable temperatura y con menos de medio aforo cubierto.

Como punto más destacado saltó en cuarto lugar Turulato, un castaño bien armado, que embistió con bravura. Acometió con transmisión y fijeza y fue ovacionado con fuerza en el arrastre e incluso algunos espectadores pidieron la vuelta al ruedo como premio para un astado al que el sevillano Antonio Nazaré le cortó la única oreja del festejo por una faena en la que hubo entrega y que estuvo marcada por la virtud de bajar la mano y lograr algunas series con ligazón y muletazos de buen trazo. Una faena que comenzó en los medios, con el toro lanzado como una bala desde tablas. En la segunda tanda, con la diestra, hubo más reunión y sonó la música. En la tercera serie bajó la mano el nazareno, que brilló en otra con la zurda, barriendo la arena y en un pase de pecho comprometido. Del resto, destacó una tanda diestra en una baldosa y también varios remates con belleza, como alguna trincherilla. Mató de estocada y fue premiado con una oreja.

Con el que abrió plaza, un toro manejable por el pitón derecho y que apretó por el izquierdo desde su salida, Nazaré realizó una faena que brindó a su banderillero Joselito Ballesteros. Labor con altibajos, sufriendo una cogida por el pitón izquierdo, quedando maltrecho y pasando a la enfermería. Acabó en cercanías y con unas manoletinas. Estocada meritoria, auténtico volapié, en la que se volcó con el toro petrificado.

El mexicano Arturo Saldívar contó con el lote menos potable. Con el segundo, muy astifino y con cierta brusquedad, basó el trasteo, largo y sin frutos, por el pitón derecho -por el izquierdo, el toro era incierto-. Ante el flojo quinto, que perdió las manos en varias ocasiones -con protestas del público-, labor insulsa, tras jugarse el pellejo a portagayola, teniendo que tirarse cuerpo a tierra y dando una larga de rodillas junto a tablas.

Javier Jiménez estuvo a punto de triunfar con el castaño tercero en una faena con varios pases con clase, que se rompió por dos desarmes que enfriaron al público y silenciaron a la Banda de Tejera. En las afueras, con temple, logró muletazos largos tras un comienzo pinturero. Hubo un par de naturales con clase, con el toro ya receloso. Todo acabó en un arrimón entre los pitones, sin que la obra cobrara la altura precisa.

El que cerró plaza se apagó pronto tras una costalada y Jiménez se entregó en una labor porfiona que remató sin fortuna con la espada.

El público salió contento tras un espectáculo entretenido gracias a una corrida con movilidad de Fuente Ymbro, con esa joya encastada, Turulato, que precisamente no fue un toro alelado; más bien una máquina de embestir a la que Antonio Nazaré le cortó la única oreja del festejo.

Por Antonio Lorca. El triunfador fue el toro “Turulato”

El toro Turulato, bonito de hechuras, pelo castaño y 546 kilos de peso, fue el triunfador indiscutible de la tarde. No era alelado, como su propio nombre indica, ni estaba turuleco, como la famosa gallina. Turulatoera un toro de una pieza, nacido para embestir y regalar la gloria a quien tuviera la suerte de encontrárselo en una plaza. Embistió con largura en los primeros capotazos, se dejó en el caballo y no destacó porque fue muy mal picado, como suele ser habitual, persiguió en banderillas y se quiso comer la muleta, arrastrando el hocico por el albero, repitiendo una y otra vez, con fijeza y buen tranco. Y así hasta siete tandas por ambas manos. Fue un toro de bandera que ofreció sus orejas en bandeja; sus orejas, un cortijo y el pase para entrar en el sanctasanctórum de las figuras.

El afortunado fue Antonio Nazaré, un joven torero sevillano, con buenas maneras, a quien no es la primera vez que le toca una lotería de este nivel. Pero, como en ocasiones precedentes, se cerró la puerta del clamoroso triunfo que le ofrecía su oponente y cortó una oreja que sabe y sabrá a muy poco.

Muleteó muy bien, gustándose, con las manos bajas, el trazo largo, el toreo en redondo y acompañando el extraordinario son del toro. Basó la faena sobre la mano derecha, y alguna tanda surgió verdaderamente hermosa. Solo una vez tomó la muleta con la zurda, y solo destacó en el pase de pecho. En fin, que su obra no explotó, no fue capaz el torero de convertir la Maestranza en un manicomio, no pintó esa obra de arte que Turulato le ofrecía desinteresadamente. Claro que la diferencia entre los buenos toreros y las figuras de época las marcan los toros como Turulato. Nazaré captó de salida su calidad al recibirlo a la verónica y ganarle terreno en cada capotazo; pero el torero tenía prisa por rubricar con la media en lugar de llegar hasta la boca de riego y poner la plaza boca abajo. Cada cual es preso de su destino.

Y todo esto ocurrió después de que Nazaré fuera atendido en la enfermería de una contusión costal y un varetazo tras una tremenda voltereta que sufrió en su primero cuando trataba de torearlo por naturales. Se salvó de milagro y se levantó maltrecho y dolorido. Ese toro era soso y reservón, y por allí anduvo el torero sin sello y poco que decir.

Quien sí viene con ánimo de contar algunas cosas es Javier Jiménez. Firme y muy asentado, plantó cara a su encastado primero, y, en una décima de segundo, el público vibró. Eso es lo que tiene el hambre de triunfo, que se transmite a la velocidad de la luz. Muy decidido, su toreo tuvo destellos de mando y calidad, solo rotos por dos inoportunos desarmes que licuaron la calidad de su obra. Fue la suya una faena valerosa y arriesgada que no culminó por esas pérdidas de muleta que parecen detalles inapreciables, pero pesan en el ánimo de la gente. Soso y muy flojo resultó el sexto, y el torero se justificó como mejor supo.

Quien pasó desapercibido fue Arturo Saldívar. Sin alegría, con personalidad difuminada y sin argumento, naufragó ante el dificultoso segundo, y despachó, sin más, al muy blando quinto.

Antonio Nazaré corta una oreja

El torero sevillano Antonio Nazaré ha hecho la faena mas destacada esta tarde ante los toros de Fuente Ymbro, cortando la única oreja de la corrida. El cuarto de la tarde propició una labor destacada por parte del torero de Dos Hermanas, el único que ha logrado tocar pelo.

Antonio Nazaré estuvo voluntarioso con el capote en el recibo y en un quite por chicuelinas. Brindó a su banderillero Joselito Ballesteros y comenzó bien en dos series con la diestra. Cuando se echó la muleta a la izquierda fue aparatosamente volteado, buscándolo el toro en el suelo. Una vez repuesto, volvió a la cara y dio dos series con la derecha de mucho mérito. Terminó con manoletinas y mató de estocada. Ovación.

Al cuarto lo recibió con buenos lances a la verónica. Brindó al público e hizo sonar la música en la segunda tanda de derechazos. Hubo otra serie buena con la derecha antes de cambiar a la zurda para torear largo y templado. La serie más cuajada llegó a continuación con la derecha y la faena alcanzó su cénit. Dibujó muletazos bonitos en el cierre antes de una estocada trasera. Oreja.

El segundo de la tarde estuvo justo de fuerza y Arturo Saldívar no pudo lucirse de capa. Sí lo hizo Javier Jiménez en un quite variado. En la muleta el toro se vino arriba y recuperó la movilidad y el torero dejó dos series diestras de mayor acoplamiento, aunque la faena no acabó de romper. Mató de estocada trasera.

Saldívar se fue a portagayola en el quinto, un toro que fue protestado por falta de fuerza. Sin embargo el animal aguantó bien en la muleta y Saldívar logró los mejores momentos con la zurda, pero sin lograr conectar del todo con el público, por lo que la faena no llegó a tomar vuelo. Mató de estocada. Silencio.

Jiménez no pudo lucirse con el capote en su primer toro. Saludaron en banderillas Lipi y Ricardo Izquierdo. La faena comenzó con una buena serie con la derecha. La segunda fue más redonda y comenzó a sonar la música. En el remate de la tercera serie hubo un desarme y al echarse la muleta a la zurda otro más. Esto rompió el hilo del trasteo, pero en su fase final Jiménez se pegó un serio arrimón. Mató a la segunda. Ovación.

Javier Jiménez no pudo lucirse con el capote en el sexto, pero la faena de muleta comenzó con una primera serie esperanzadora. En las que siguieron, el toro perdió las manos y deslució, viniéndose abajo poco a poco. Jiménez puso interés y agotó todas las embestidas pero no pudo construir faena de triunfo. Pinchó en varias ocasiones.

<img src="http://www.portaltaurino.net/archivos/18961328200600.png"/>Por Andrés Amorós. La buena clase de Antonio Nazaré en Sevilla

Brilla ya el sol de abril. Ricardo Gallardo envía una gran corrida, sólo aprovechada por Antonio Nazaré, que luce su clase y corta una oreja, después de una fuerte voltereta. También deja buena sensación Javier Jiménez. Tiene una tarde gris Arturo Saldívar. Son aplaudidos tres toros, segundo, tercero y cuarto.

Saben de sobra los aficionados que Antonio Nazaré torea con clase. En el primero, encastado, se luce el picador José Antonio Flor. Brinda a su banderillero Joselito Ballesteros. Logra derechazos de buen trazo. En el segundo natural, sufre una fea voltereta. Todavía le saca notables muletazos y mata bien. Sin triunfo, ha realizado una digna faena. En la enfermería, lo atienden de contusión costal y varetazo en la región occipital. Consigue templar al excelente cuarto, arrastrando la muleta por la arena y ligando. La proximidad del triunfo le hace acelerarse. Por eso, se queda en una oreja, después de la estocada. Algunos piden la vuelta al ruedo para el toro, que nos ha dejado como su nombre, «turulatos».

El segundo toro es muy encastado. Arturo Saldívar no se aflige pero no lo domina. Y ya se sabe: «O mandas tú…» El toro ha estado por encima. Recibe a portagayola al quinto, se libra por pelos del percance. El toro, bien picado por Almodóvar, flaquea pero galopa. El diestro muestra voluntad y soltura pero dice muy poco. No ha conectado con el público.

En el tercero, otro buen toro, saluda Lipi en banderillas. Javier Jiménez brinda al público y, sin una duda, lo embarca bien, liga los muletazos. No es exquisito pero manda y emociona. Se presiente el triunfo pero dos desarmes lo impiden. Nos ha dejado con la miel en los labios. El sexto también es noble pero flaquea. Con soltura y facilidad, lo mete en la muleta. La faena es desigual y falla al matar pero ha dejado el buen recuerdo de un joven matador con posibilidades.

La bravura de los toros de Fuente Ymbro y la clase del toreo de Nazaré se han unido en una tarde de sol.

<img src="http://www.portaltaurino.com/images/criticos/fdo_carrasco.jpg"/>Por Fernando Carrasco. Antonio Nazaré, oreja de ley a «Turulato» un gran toro de Fuente Ymbro

Una oreja al cuarto de la tarde, de nombre «Turulato», ha cortado el sevillano Antonio Nazaré en la segunda corrida del ciclo continuado de festejos de la Feria de Abril de 2015. Faena importante como importante ha sido este astado, el mejor de una notable corrida del ganadero Ricardo Gallardo.

Nazaré se las ha visto en primer lugar con un toro andarín de salida pero que ha tenido poder y vibración en sus embestidas. Había que llevarlo mucho, cosa que ha hecho el de Dos Hermanas. Un desarme ha propiciado que tomase la muleta con la izquierda y al segundo natural ha sobrevenido una fea voltereta. Medio conmocionado el diestro, ha vuelto a la cara de su enemigo y a partir de ahí han surgido los mejores momentos del trasteo, con dos series diestras encajado el torero, acabando muy cerca de los pitones. Perfecto el volapié.

Salió de la enfermería -parece que tiene una costilla fisurada- para estoquear el cuarto. Bien con el capote, ganando terreno en las verónicas, el toro ha ido a más en los primeros tercios, empujando en el caballo y arreando tela en banderillas. Brindis al público y comienzo de faena importante. El toro tomaba el engaño con nobleza, prontitud y transmisión en sus embestidas. Una y otra vez. Y otra más. Nazaré ha corrido la mano, bajando la muleta y ligando los muletazos. Lentitud en su quehacer. Y «Turulato» embistiendo una y otra vez. También al natural, con muletazos de muchísima belleza y poderío en los de pecho o filigrana en las tirncherillas. Estocada algo trasera. Oreja de ley.

Suelto ha salido el segundo, primero del mexicano Arturo Saldívar, pero con poder desde el principio. Eso sí, echó algo las manos por delante. Pero repetía en la muleta. Un toro encastado que pedía dominio y firmeza del diestro. No era un astado fácil y tenía mucho que torear. Saldívar, puesto, ha dejado momentos buenos pero no terminó de cogerle el aire.

El quinto ha sido noble pero le ha faltado un punto más de fuerzas. Protestado en los primeros tercios, ha tomado la muleta con franqueza pero poca emoción. Bien el mexicano al natural sobre todo, con muletazos muy limpios. Por encima de su oponente.

Firme ha estado Javier Jiménez con su primero, otro toro encastado y con muy buen son. El comienzo de faena ha sido bueno, con tres series diestras en las que ha adelantado siempre el engaño para bajar la mano. Una pena el desarme. Pero se ha recompuesto el de Espartinas para volver a ligar. Nuevo desarme. Con la izquierda, dos naturales francamente buenos. Firme y puesto el torero, ha perdido una posible oreja por la espada.

El sexto ha sido el toro más indefinido del importante encierro de Fuente Ymbro. Se dio un costalazo tras el primer puyazo y eso condicionó sus embestidas. Había que darle algo más de sitio, dejarlo respirar entre serie y serie. Jiménez ha tirado de pundonor y a medida que perdía fuelle el toro el torero se arrimaba más. Muy por encima.

Sevilla Temporada 2015.