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Las claves de Moncholi

Las claves de Moncholi. Temporada 2022

Temporada 2021

San Isidro, las claves de los Adolfo y de toda la Feria

Es lo que tiene el toro de casta, que te pide el carné. Que te exige cruzarte

Por eso, la tarde no fue aburrida, porque hubo toros y toreros

La undécima de San Isidro de Vistalegre era la guinda. Esa corrida que remata cualquier feria de tronío que se precie. Esa que exigen los aficionados… que luego no van. ¡Y dale con los precios! ¿A una de Adolfo le miras el precio siendo aficionado? ¿Y por qué no a una con Roca Rey? Porque las dos del peruano han sido las dos que más taquilla han hecho. Lo cierto es que la tarde de Adolfo Martín tuvo sus claves, algunas son éstas: 1) Lo dicho, mucho exigir, mucho piar con que “queremos toros” y luego los deseos se quedan en cacareos de gallina. 2) en la última del San Isidro de Vistalegre salieron toros. Seis para más señas. Un veterinario de Las Ventas me dijo a la salida: “Han salido toros con más trapío que en Madrid”, refiriéndose al coso de la calle de Alcalá. 3) Con trapío y con casta, en más o en menos, buena y mala, que de todo hubo, pero toros. Toros para disfrutar, para no aburrirse. “Pues hoy no me he aburrido”, le decía la señora al marido con ganas de jarana. 4) Es lo que tiene el toro de casta, que te pide el carné. Que te hace pasar las de Caín. Que te exige cruzarte, algo de lo que adoleció la faena de Juan del Álamo al que abría plaza. De hecho, se le coló por no cruzarse y dejar hueco. 5) Que hubiera momentos en los que no se cruzara, no es impedimento para reconocer que Juan de Alamo tuvo mérito. Mérito en el primero y en el cuarto. Si el primero tuvo nobleza, aunque le costara más por el izquierdo, el cuarto desarrolló peligro. 6) Derrotaba el Adolfo sabiendo lo que se dejaba atrás, consecuencia tal vez, de la mala lidia administrada. Ahora pido el cambio y ahora lo pongo en suerte otra vez. El salmantino escuchó silencio. ¿Que pudo estar mejor? De acuerdo, pero que si no hubiera fallado con los aceros el reconocimiento hubiera sido mayor, también. 7) Román “le cogió el gusto” un día a los Victorino, Adolfo y cuanto le echaran y ya se ha hecho un torero de este tipo de corridas para la eternidad. El valenciano aguantó las coladas del segundo, pese a que trataba de cruzarse, como defensa. Bien. Susto que no le impidió seguir con la porfía. Mérito también, es la palabra que mejor puede definir lo suyo en ambos toros. 8) El quinto fue distinto al primero en comportamiento. Aparentemente se dejaba, -lo cual era falso-, y había que ayudar. Román no se cruzaba y el toro se le metía por dentro. Román se cruzaba y el toro a regañadientes se lo tragaba. Mérito y valor. Sí señor. Lo único que no le perdono a Román es lo mal que estuvo con la espada. “Y yo. Yo tampoco me lo perdono”, me diría el valenciano con el desparpajo que le caracteriza. 9) Tampoco tuvo lote José Garrido. Algo reservón, pegado al suelo, -en el argot taurino mexicano-, andarín que iba a su aire y con la cara alta, sosote, aunque manejable, el tercero tan pronto repetía, como de repente se frenaba en mitad del muletazo. No, la voluntad y las ganas tampoco se le pueden negar a Garrido, a quien, eso sí, se le puede y debe exigir un mejor manejo de los aceros. 10) Por eso, la tarde no fue aburrida. Porque hubo toros y toreros. Algo que se perdieron los que tanto pían. Termina la isidrada del segundo año de pandemia, en el que, a modo de conclusiones, se evidenció que: a) Roca Rey es el torero que más gente lleva a la plaza. b) Que El Juli sigue madurando, aún más. c) Que el toreo de pellizco, -Morante, Aguado y detalles de Ortega-, es lo que más se te queda en la cabeza. d) Que las corridas, en general, han salido bien presentadas. e) Y que la Casa Matilla se merece un olé y un gracias por su valentía de tirar “p’alante” y ofrecer una feria en honor de San Isidro en la que el santo patrón esta vez aguó las taquillas.

Y ahora si quieren, volvemos con la matraca de que si los precios, la distancia, el Metro, la mala presentación… ¡Viva San Isidro Labrador!


El Juli celebró la Liga paseando dos orejas

Los toros de Garcigrande casi se cargan el festejo por su sosería, falta de clase y juego deslucido

Bueno es que el toro sea toreable para poder hacer el toreo moderno. Pero, mejor sería si además transmitiera miedo

No se equivocaba Ortega y Gasset cuando decía que para conocer España nada mejor que asistir a una corrida de toros. Llevamos ya un tiempo en que algunos pesados están convirtiendo las plazas de toros en salones de bodas, banquetes y comuniones. Llevamos ya un tiempo en que los vivas a España, -uno está bien, pero sin venir a cuento y en medio del silencio de la liturgia taurina…-, al Atlético de Madrid en fecha tan señalada o a la mosca que pasa por el lado del desahogado patán, empiezan a cansar. Y todo en la décima de San Isidro que, además tuvo otras claves.

1) Los toros de Garcigrande casi dan al traste con el festejo por su sosería, falta de clase y juego deslucido. Menos mal que hubo un quinto que lo salvó y un sexto que se dejó mecer cual coche de infante. 2) Genio y figura, Morante se llevó el peor lote y abrevió en los dos. En mi caso soy partidario de que así sea. El primero, por pegado al piso, y el cuarto porque sentenció su futuro un derrote pendenciero. Lo que uno no sabe es si el Lili realizaba pasadas en falso porque no podía clavar o porque quería evidenciar que el toro no tenía buenas intenciones. 3) El problema del segundo de la tarde es que no aplomaba bien. Que no asentaba bien las manos, que se dolía de las patas. Las pezuñas parecían que llevaran un 45 en vez del 41 habitual, es un decir. Se dejaba, pero estaba inválido para la lidia. Y mira que Julián trataba de aliviarlo con el ligero remate hacia arriba. 4) El quinto tuvo otra salida. Más alegre, con más brío. Julián lo midió en su única entrada al caballo. A estas alturas de la Feria, algunos todavía no se han enterado de que, en las plazas de segunda en Madrid, se puede cambiar el tercio tras un único encuentro con el equino. 5) Fue en este quinto donde se produjo lo más completo de la tarde. Completo en cuanto al resultado, porque no hubo toreo de capa, cuestión que el Presidente no valoró a la hora de conceder las dos orejas. 6) Los dos trofeos llegaron por el mejor aprovechamiento del buen toro de Garcigrande. Una faena en la que El Juli vino a decir que ya hace tiempo se ha hecho mayor, que ya hace tiempo ha madurado. Que sabe templar, que sabe bajar la mano y que sabe gustarse. 7) Con las dos orejas, Julián López “El Juli”, atlético de pro, lució durante la vuelta al ruedo la bufanda de su equipo de fútbol favorito, el Atlético de Madrid, que se proclamaba campeón de Liga, al decir de los futboleros. 8) Otra oreja se llevó Juan Ortega del sexto, un toro muy noble, que embestía a cámara lenta. Varios “perritoros” de Garcigrande, -así conocidos por tener apariencia de toros, pero comportamiento perruno-, salieron por chiqueros. Bueno es que el toro sea toreable para poder hacer el toreo moderno. Pero, mucho mejor sería si además transmitiera casta, miedo. 9) La embestida rayana en lo pastueño, permitió algunos pasajes de toreo lento de Juan Ortega. Inspiración de fotógrafos que no de camarógrafos. La fotografía inmortaliza el instante. El video permite grabar la secuencia, el toreo ligado, justo lo que le faltó a Ortega, que requería de rectificar la colocación para cruzarse y así con obtener el siguiente muletazo. 10) Por último, uno comprende los olés salidos de lo más hondo como respuesta a semejantes muletazos al ralentí, pero lo preferiría más si, al tiempo, fueran fruto de la ligazón y no de colocarse y volver a colocar para el siguiente embroque.

Así contado, en una tarde en la que los de Garcigrande salieron muy justos de fuerza y, lo que es peor, de casta


Roca Rey lleva al público y Urdiales la oreja

¿Dónde están las excusas de los precios, de las incomodidades, de la mala presencia de los toros…?

Roca Rey sale a hacer el paseíllo como si le fuera toda la vida en ello

En la 9ª de San Isidro se demostró que no valen las excusas y que hay mucho aficionado de chichinabo. Volvía Roca Rey a Vistalegre y, qué casualidad, se volvía a casi rozar el lleno. ¿Dónde están las excusas de los precios, de las incomodidades, de la mala presencia de los toros, -están saliendo muy por encima de lo que servidor se esperaba-, de tantos argumentos fatuos que vienen poniendo estos días quienes sacan pecho diciendo que son muy aficionados, pero que no los son? Un aficionado de verdad no va solo en San Isidro a Las Ventas, sino allá donde haya un toro, -vacuno de lidia con cuatro años o más-, ya sea en el coso de la calle Alcalá, Leganés, mi querido Cenicientos, la misma Vistalegre o donde sea. Así pues:

1) Ha quedado claro que quien lleva gente a la plaza se llama Roca Rey. El cholito ha sido el común denominador de las dos tardes con más taquilla y aforo vendido. 2) Como también ha quedado claro que cuando un torero sabe torear y le salen dos toros con posibilidades, tiene más opciones que aquel otro que lleva gente, pero no tiene toros. 3) A servidor le ha queda claro que el concepto artístico le llena más. Que Morante, Pablo Aguado, Ureña y Urdiales han pasado por Vistalegre dejando huella. 4) Pero también, que la gente, el común de los espectadores que va a las plazas, lo que busca es un torero dejándose la piel, y trata de dar todo lo que lleva dentro. 5) Es el caso de Roca Rey. Sale a hacer el paseíllo como si le fuera toda la vida en ello. No será un torero artista, pero tiene un pundonor y unos huevos como el caballo de Espartero. 6) Urdiales sabe torear. Y deja pinceladas, como en el quite por verónicas y con la diestra al primero, un manso que hubiera requerido otra lidia. Más en las tablas. Pero ahí, tengo la sensación de que Urdiales no se ve. 7) El torero de Arnedo se llevó el otro toro potable del encierro, que no buenos. Urdiales lo aprovechó por el pitón más propicio, el derecho, en una faena en la que hubo variedad, remates, quiquiriquí, desplantes, molinete, cambios de mano. La espada cayó baja y delantera. Poco importó para pedir la oreja, que se concedió. 8) José Mari Manzanares le quitó el defecto de andarín que tenía el segundo a base de dejarle a su aire. Y se gustó en varios pasajes con la muleta. Por ejemplo, en el redondo y en una serie con la mano izquierda, cuyo remate de pecho fue interminable. Quiso apostar, y matar recibiendo, suerte muy compleja y de difícil ejecución. Habitualmente Manzanares la borda, pero no le salió. De no haber marrado, probablemente hubiera habido mayor petición. 9) Queda dicho que Roca Rey es todo pundonor. Sale cada tarde a jugársela. Recibe en forma de voltereta, y no se arredra. Al contrario, la voltereta fue un revulsivo. Se vino arriba y tiró de cambiados y de arrimón. Es su manera de ser y de torear. Se torea como se es. Todo ambición. No querer defraudar y siempre estar bien. 10) A pesar de llevarse el peor lote, en el sexto salió De nuevo a por todas. Consiguió firmar algunos pasajes de buen vuelo, pero su obcecó al medirse por el pitón malo, el izquierdo, y entre enganchones bajó la faena. Habían pasado 10 minutos, sonó el aviso y abrevió. Y todo en una tarde en la que hubo buenos picas como Manuel Burgos y Oscar Bernal, banderilleros como Chacón y Ambel. Y un quite de peligro de Tirado a Viruta que hicieron que el festejo fuera entretenido y merecieran la pena los euros y el tiempo invertido en Vistalegre, por muy plaza de segunda que sea. El aficionado disfruta metiéndose en el festejo y no renegando, con excusas de mal pagador.


Un torero, además de artista, debe ser un profesional

Lo que importa del toro, dicen quienes se ponen delante, no son tanto las hechuras, cuanto las intenciones

Es humano que torear en una plaza sin el calor del público es difícil de remontar

Fueron dos los trofeos conseguidos en la 8ª de San Isidro de Vistalegre. Dos que pudieron ser tres. Y hasta si me apuran cuatro. Claves y argumentos de las posibilidades que quedaron en realidades.

1) La empresa Matilla sigue echando corridas bien presentadas para Vistalegre. Algunos se quejan de la salida por chiqueros de toros cinqueños. A ellos habría que recordarles aquel dicho tan taurino de: “El toro de cinco y el torero de veinticinco”. 2) Lo que importa de un toro, dicen quienes se ponen delante, no son tanto las hechuras, cuanto las intenciones. De los seis de García Jiménez hubo tres, y si me apuran tres y medio, con posibilidades, con no tan malas intenciones, a saber. 3) Hubo un primero, el más estrecho de la corrida, que disfrutó de la brega de Ambel. Con movilidad, repetición y nobleza llevaba oreja. Y Perera se la cortó, tirando bien del toro, con una buena puesta en escena que caló en los tendidos. Bien por Perera. 4) Hubo un cuarto, al que pareó con acierto Ambel. Toro que repetía a poco que se estuviera en el sitio y que tenía recorrido para así hacerlo. Perera daba series y series sin gran transmisión. Fue solo en el momento en que tiró de garra cuando calentó los tendidos, cuando estuvo mejor. La entera en la yema no impidió que, encastado el toro, tardara en echarse. Toro de oreja con el que Perera tardó en conquistar al respetable. El mismo Perera que hace pocos años lo hubiera conseguido, menos maduro, pero sí con más motivación. 5) El segundo de la tarde fue otro toro de oreja. Ureña se gustó por delantales. Buen comienzo, buenas intenciones. Toro con clase, recorrido, nobleza y movilidad, que Ureña aprovechó con su toreo preciosista de manos bajas, llevando embebido en la muleta, muy vertical. Sabor, los naturales con la izquierda. Profundos los muletazos por bajo de remate. Toro y faena de oreja, que paseó el murciano. Nada que objetar. Mucho que agradecer. 6) Molesto resultó ser el quinto. Cierto. Defecto que no se quitó hasta mitad de faena, justo cuando tomó la muleta con la izquierda. Fue entonces cuando lo metió en el canasto. Tandas de naturales que supieron a buen toreo. Entonces ¿por qé no antes? ¿Por qué no desde el principio? Toro de oreja que no se cortó, no solo por la casi entera baja recetada. 7) No tuvo Daniel Luque toros para triunfar. El de Gerena lo intentó en ambos. Se frenaba el tercero. Consiguió dar un pase con la izquierda que transmitió, pero un espejismo. No había toro, y ya se sabe que, sin toro no hay opciones para triunfar. 8) Algo similar sucedió en el sexto, un toro suelto desde los inicios, con el que Luque lo intentó de nuevo sin que pudiera sacar nada con que justificar la entrada en el cartel, más que merecida por su tarde anterior. 9) Un detalle. El de Paco Ureña al brindar su primero toro al equipo de médicos y sanitarios que capitanea el Dr. Enrique Crespo. Un brindis a los cirujanos taurinos, seguro de tranquilidad en cualquier plaza de toros donde encuentren. 10) Y una última reflexión. Es humano que torear en una plaza sin el calor del público es difícil de remontar. Algo de lo que habría mucho que cavilar. Pero un torero, además de artista, debe ser un profesional…

La ilusión de “Ser toreros como Roca Rey y Pablo Aguado”

Porque Roca Rey es el poder. No esperen ese momento de arrebato, pero sí de respuesta contundente

Pablo Aguado es la inspiración, el toque sutil, el duende en esencia pura

Lo decían unos alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Madrid en su pancarta: “Tenemos un sueño, ser toreros como Roca Rey y Pablo Aguado”. El sueño de ser como ellos, y esa fue una de las claves de la tarde, porque:

1) No les basta ser como uno de ellos, sino como ambos. Ambos conceptos son válidos, son espejos en los que mirarse y medirse, inspirarse y sentirse. 2) Porque Roca Rey es el poder. No esperen ese momento de arrebato, pero sí de respuesta contundente; sí un seguro de espectáculo, de entrega más absoluta, de dejarse todo por convicción hasta conseguir el triunfo. 3) Mientras, Pablo Aguado es la inspiración, el toque sutil, el duende en esencia pura; el toreo despacio, apenas dibujado con un rebujo de tela; la esencia del toreo en la yema de los dedos. 4) Salió el peruano a por todas con un toro de aparente justeza de fuerzas, pero casta que le hizo venirse arriba tras prender de gravedad a Juan José Domínguez. Por eso se vino arriba, porque hizo presa. 5) Emoción que vino del miedo cada vez que Roca practicaba un cambiado. O cuando ya domado, el toro se tragó un redondo o ese pase de pecho largo, a base de toques apenas perceptibles. 6) las armas de Roca Rey son la firmeza y el valor. El poder, como consecuencia. Por cierto, aún no entiendo el porqué la Presidencia no le concedió la oreja pedida por mayoría. Cierto que fue una faena de poco fuste, pero había pañuelos. 7) Aguado recibió por verónicas al cuarto. Y en su encuentro plasmó sobre el ruedo los lances más bellos de lo que llevamos de feria. Eran lances con el capote recogido, lo brazos apenas abiertos y extendidos. Lances que nos hizo rejuvenecer a los ya vacunados, trayéndonos a todos el recuerdo de Curro Romero, con la única diferencia de que el de Camas usaba un capote más chico. 8) Aguado no está para estas peleas. Todavía. Pese a su edad, lleva cinco minutos en el toreo. Y se nota. Se le nota que está verde. Que le faltan recursos. Que aún no tiene asimilado todo tipo de toros. Que hay que esperar. Me apunto al grupo de los que no tienen prisa, con tal de ver torear tan despacito. 9) Roca es todo entrega. Aguado, todo inspiración. Roca, cabeza. Aguado, sentimiento. El peruano tiene la ambición de las figuras. El sevillano el talento de los artistas. Ambos se complementan. Entre uno y otro, me quedo con los dos. 10) y para terminar, a los dos les digo. A Roca, que el fajín es parte del vestido, de la tradición, de la elegancia en el toreo. Y a Pablo, que el negro a pocos les queda bien. Y la plata mucho mejor para los subalternos. Se oyó una voz en el tendido: “Presidenta, Madrid (Las Ventas) es plaza de temporada”. Y Ayuso debió responder para sí: “Especialmente cuando no haya pandemia”.


Luque con suerte, y su lote de Fuente Ymbro, más aún

Muy pocos pensarán qué suerte han tenido los toros de Ricardo Gallardo

En cada pase de pecho, Luque cambiaba la muleta de mano y se lo daba por ese pitón

Durante toda la faena, el de Gerena tuvo la virtud de ayudar siempre al de Ricardo Gallardo

Más de uno pensará qué suerte que ha tenido Daniel Luque. Muy pocos pensarán qué suerte han tenido los toros de Fuente Ymbro. Coincidieron uno y otros y el primero aprovechó a los segundos. Esta podría ser la primera clave de la sexta de San Isidro en Vistalegre, que tuvo más que contar:

1) Sí, Daniel Luque tuvo suerte con el lote, bien presentado como sus hermanos. En Vistalegre podrá haber quejas de lo que se quiera, pero no de que la empresa Matilla no está cuidando la presentación de los toros. 2) La suerte está echada, suele decirse. Y afortunadamente el lote le tocó a Luque, que supo aprovecharlo, porque está en buen momento, porque mantiene intacto el hambre de estar en lo más alto, porque no se arruga ante nada, porque está preparado y porque está mentalizado. 3) Lo demostró desde los inicios del tercero de la tarde que pegaba tornillazos molestos. Y los aguantó. No estaba a gusto por el derecho, pero lo intentó. Se percató pronto de que el pitón bueno era el izquierdo, y lo aprovechó. 4) Detalle el de pedir a la banda de música que no tocara durante la faena. Podría extenderme en argumentos, pero su petición fue clave para que la plaza se centrara en lo que Daniel Luque estaba haciendo. 5) Y lo que estaba haciendo no era otra cosa que aprovechar el pitón izquierdo, hasta el punto de que, en cada pase de pecho, cambiaba la muleta de mano y se lo daba por ese pitón. Esto fue clave. Hay que tener muy claro lo que se tiene delante para verlo… y hacerlo. 6) Suerte la que tuvo el sexto toro, -y el ganadero que lo crió-, pues mientras Finito y Fandi charlaban amigablemente sobre vaya usted a saber qué, Luque ponía de nuevo al toro en el caballo, se jugaba el todo por el todo para dejar a su oponente en ese punto de equilibrio justo de capacidad de embestida y aspereza. La segunda entrada le quitó la aspereza que presentaba. 7) Durante toda la faena tuvo la virtud de ayudar siempre al de Ricardo Gallardo. Esto fue así, al rematar con la muleta ligeramente hacia arriba, ayudando a confiarse en su para entonces ya más manejable embestida. 8) La otra virtud, -clave también-, estuvo en saber pulsear, en saber templar, en dar los toques oportunos para mantener el recorrido. Consideraciones ambas dos que Daniel Luque supo administrar hasta el final. 9) Dejando al de Gerena, la verdad es que Finito de Córdoba no tuvo toros. Y se le agradece que lo intentara en el primero y que abreviara con el cuarto. Ambos toros pudieron engañar a alguno, pero no a Finito que vio claro que pese a la suavidad con que manejó la muleta en el primero, por soso y decido no había faena; y que el cuarto, distraído que escarbaba, no admitía más que no ponerse pesado. 10) Por último, definir a El Fandi a estas alturas sería absurdo. Todos conocen cómo torea y hasta dónde llega el torero de Granada, pero pemítaseme tres apuntes. Uno, está con sobrepeso. Dos, no se asoma al balcón y embroca a toro pasado. Y tres, estuvo colocado, preparado para el quite en el cuarto, complicado fuenteymbro de Finito, y realizó un quite en el caballo, que permitió dejarlo mejor en suerte. Suerte que tuvo Luque con su lote. Pero sobre todo suerte la que tuvieron los de Fuente Ymbro en que les tocara a Luque.


Casta en novillos y toreros, lo que supuso emoción

Porque los toros hieren. Los toros matan

Casta, movilidad y nobleza, es decir bravura

“O tú, o yo” debió decir Manuel Perera al encunarse sobre las astas de “Rebujino”, novillo de El Freixo, que le infirió una cornada ascendente y hacia fuera de 30 centímetros y otra hacia arriba y hacia dentro de 40 centímetros. Porque los toros hieren. Los toros matan. Claves de una tarde en la que se cortaron 5 orejas y, salvo por el percance, todos salieron contentos.

1) Contentos por la casta evidenciada por los novillos de El Freixo de Julián López “El Juli”. Su sacrificio de ganadero tuvo así recompensa. Casta, movilidad y nobleza, es decir bravura. 2) Novillos que tuvieron delante a tres toreros, con virtudes y carencias es cierto, pero que dieron la cara, vinieron a por todas y no desaprovecharon la oportunidad que le dio la casa Matilla. 3) Tomás Rufo sabe manejar el percal, lo mece con sus muñecas, sin tirones, sin brusquedad, todo suavidad. Secreto de buen torero que lleva dentro y exterioriza a cada lance que da. 4) El mismo Rufo que se gustó especialmente al natural en el segundo. Defectos que debe quitarse son el colocarse tan encima, que ahoga al novillo. Todo un detalle fue, cuando al quedarse parado el novillo, resolvió peinando el lomo con la muleta. Eso es consecuencia de hacer mucho campo. 5) Detalle el que tuvo al brindar su segundo Freixa al compañero herido, dejando la montera sobre el pilar de acceso a la enfermería. Detalle de compañero, de torero a torero, de buen torero. 6) De la cuadrilla de Tomás Rufo, a destacar un pedazo de banderillero, como es Fernando Sánchez. Y también la excelente labor en la brega de Sergio Blasco, que junto con Zamorano, forman una buena cuadrilla de a pie. 7) Manuel Perera saló a revienta calderas. Sus compañeros ya habían tocado pelo y no podía quedarse atrás. Su actitud de ambición, de estar en novillero dicen mucho en su favor. 8) En el único novillos que lidió, realizó el quite a destiempo, es decir a la salida del novillo por segunda vez del caballo, momento en que le correspondía a Antonio Grande. Y fue éste quien tras el quite de Perera, exigió para sí el derecho y realizó el quite artístico que le correspondía. ¿Podía hacerlo? Podía y lo hizo. 9) La cornada a Perera le llegó tras una buena faena al tercero, más de garra, coraje y pasión, que de calidad. En el escalafón debe haber de todo. Y lo hay afortunadamente. Solo un matiz. La suerte suprema debe hacerse vaciando la embestida, no atropellando la razón; no encunándose innecesariamente. Así lo hizo y el novillo se lo encontró. La culpa, debe reflexionar Perera, fue suya. Como el éxito y la gloria que se ganó. 10) Por último, el palco estuvo muy acertado en la concesión de trofeos. Otorgó los que pidió el respetable. Una oreja a cada torero en sus respectivos primeros. Y concedió los dos por una faena medida, despaciosa, de gran sentido del temple a Rufo en el quinto.

La quinta de San Isidro de Vistalegre fue un espectáculo en lo taurino, porque hubo casta en toros, -novillos-, y toreros. Lo que transmitió emoción.


¿Por qué al rejoneo no se le toma en serio?

Lamentablemente los despachos pueden más que lo que los toreros hacen en el ruedo

El estellés viste al estilo “bandolero de Ronda” como si no pasara nada

El palco se contagió del ambiente festivo que imperó en los tendidos y consintió en no aplicar el reglamento

El cartel de la de rejones de San Isidro en Vistalegre no era el mejor posible. Lo hubiera sido de haber entrado en la terna Diego Ventura y Leonardo Hernández. Pero Pablo Hermoso de Mendoza no quiere verlos ni en pintura. Claves de una tarde de rejoneo venida a menos:

1) Diego Ventura y Leonardo Hernández no entraron porque no se les consideró por parte de la empresa. Y también porque Hermoso de Mendoza no quiere medirse con ellos. ¿No será que ya no puede? 2) Ambos dos, -Diego y Leonardo-, están por encima de los compañeros que se llevó el otrora número uno del rejoneo, amparado en Lea Vicens y en su propio hijo Guillermo, que a la sazón le superó en la pelea. 3) Mal empezamos si para torear hay que tirar de vestimentas poco ortodoxas. Las mismas, que el mismo Pablo Hermoso de Mendoza le afeó en su día al maestro Paco Ojeda cuando las usaba. Ahora el estellés viste al estilo “bandolero de Ronda” como si no pasara nada. 4) El público de rejones es poco exigente. Parece como que le regalaran las entradas y no tuviera derecho a que se hagan las cosas bien. Se hacían pasadas en falso, se clavaba a la grupa, a la media vuelta y en la distancia… y todo se aplaudía. 5) El palco se contagió del ambiente festivo que imperó en los tendidos y consintió en no aplicar el reglamento con el mismo rigor que en las corridas de a pie, convirtiéndose así en cómplice del declive que está viviendo el rejoneo como toreo a caballo. 6) Consiente el palco en que se claven más banderillas de los pares reglamentados, -o farpas-, como dice el texto legal. Consiente por ignorancia, negligencia o, lo que no quiero pensar, por prevaricación tomando decisiones que son injustas a sabiendas de que lo son. 7) El presidente del festejo hizo bien al negar la oreja a Pablo Hermoso de Mendoza, no porque la petición fuera escasa, que también, sino porque a una figura hay que exigirle más. 8) El mismo presidente le concede las dos del sexto a Guillermo Hermoso de Mendoza, que no estuvo mal, pero que pasaportó horrendamente mal. La primera oreja es del público, la segunda del palco. Igual que a pie. Con un rejón entero bajo, trasero, cruzado y perpendicular es de mal presidente concederla. Igual que a pie. 9) Entre tanto desaguisado, destacó la buena tarde que echó Joaquim Oliveira. Intervenciones discretas, llevando bien a punta de capote para enseñar a embestir y sin abusar de darle capa a los toros de Lea Vicens. 10) Torear a caballo es ir de frente a la res, clavando de arriba a abajo, al pitón contrario y rematando airosamente. Que los aires de alta escuela son de buenos caballistas y están bien, pero son adornos, no toreo. Eché de menos a Diego Ventura y a Leonardo Hernández, pero lamentablemente los despachos pueden más que lo que los toreros hacen en el ruedo. Y eso ayuda a que los aficionados no se lo tomen en serio. Y los invitados mucho menos.


Morante, genial. Ponce, preocupante. Aguado, esperanzador

La segunda de San Isidro significó una tarde plena de detalles, unos buenos y otros malos, que se resumen en: 1) Lo de Ponce es preocupante. Uno no va a confundir de sección a los lectores, ni es dado a mezclar lo personal con lo profesional. Pero, tras tres tardes, -festival del 2 de mayo, feria de Leganés y la segunda de Vistalegre-, Enrique Ponce debería hacer una reflexión profunda. 2) Se rompen varios palos en el tercio de varas. Me dicen que les falta humedad a la madera a las varas y que por eso parten. Habrá que humedecerlas… 3) Morante es un genio. Tan pronto se muestra sublime, como pega un petardo. Petardo que no lo es tanto, pues el quinto fue tan complicado como el sexto. Pero el de la Puebla no está para perder el tiempo. Servidor, personalmente se lo agradezco. 4) Por cierto, que Morante realizó un quite de peligro en el sexto, gracias a su buena colocación. Y eso es de valorar en un momento en que la colocación en el ruedo brilla por su ausencia, tanto en el tercio de varas, como a la salida de los pares. 5) Soberbio Manuel Quinta en el tercio de varas del cuarto. Da gusto verle a caballo, cómo tira el palo, cómo reúne, cómo señala y también cómo mide. Enhorabuena, torero! 6) Florito es garantía en cualquier plaza de rapidez y eficacia. Y si sus bueyes no consiguen meter al toro hacia corrales, lo hace con su chaquetilla. Lo siento por Matilla, pero da gusto ver a Florito. 7) ¡Ah! Bonita montera la que lleva Morante de la Puebla. De morillas. Entre tanta vulgaridad en el vestir, da gusto ver a un torero de su categoría luciendo semejante prenda de cabeza. 8) Y por cierto, que ver al diestro de la Puebla realizar esa brega de capa y ese macheteo de muleta, ya justifican los buenos dineros pagados. Porque mira que es cara Vistalegre. Claro está, comparada con Las Ventas. 9) Si es de justicia mencionar a Quinta por su buen hacer en el cuarto a caballo, no menos justo es considerar a Trujillo por el manejo de capote y la ejecución del tercio de banderillas en el sexto. 10) Por último, tras lo visto en la segunda de Vistalegre, ha quedado claro que se puede ejercer la autoridad con criterio, sin olvidar la categoría que tiene la plaza.

Dicho lo dicho, mañana, más.


Vistalegre no es Las Ventas, pero es Madrid

Vistalegre no es Las Ventas, pero sí es Madrid

El toro no es solo fachada, también es, sobre todo, casta

Se empieza bien cuando hay seriedad en el ruedo y orden en la lidia

Un placer volver a este rincón de “Las Claves” en el que poder compartir análisis y argumentos, lejos de posturas fanáticas y almibaradas, -generalmente apesebradas-, argumentaciones sobre lo sucedido en el ruedo:

1) Cierto, Vistalegre no es comparable a Las Ventas. Otro toro, otra afición, otro dinero, otro compromiso, pero sí debe ser la misma exigencia. No digo el mismo nivel de exigencia, pero sí la misma exigencia, porque Vistalegre es también Madrid. 2) Siento si defraudo, pero un día aprendí del maestro Joaquín Vidal que lo primero era decir lo que se pensaba. Y pienso que digo, ¡chapeau! a la Casa Matilla por dar el paso adelante y organizar este mini San Isidro. Madrid no podía quedarse sin toros. Y por eso, insisto ¡chapeau! 3) Clave del festejo que abrió la feria fue la presentación del toro. De los toros de El Pilar, salvo el primero, el resto fueron acordes con la plaza de segunda que es Carabanchel. 4) Otra cuestión fue el juego que dieron. Su sosería, falta de transmisión y fuerza, cogida con alfileres, sobre todo por la falta de casta, resultó ser otra clave por la que la primera de San Isidro apenas remontó el vuelo. 5) Vuelo que pudo disfrutarse en el sexto, no por el toro, sino por la ambición de Ginés Marín. La ambición y el buen toreo de capa con el que deleitó a los presentes en ambos toros. 6) Si la oreja concedida a Ginés tiene poco de reproche, la recibida por Álvaro Lorenzo fue más que discutible. ¿Estuvo mal el toledano? No. Ni bien como para llevarse una oreja. ¿Entonces? Había que empezar bien la Feria según la autoridad. Bien ¿para quién? 7) Se empieza bien cuando hay seriedad en el ruedo y orden en la lidia. A este paso, que los toreros se pongan más allá de la cara del caballo en el tercio de varas, como así no sucedió en el quinto, -el de la oreja discutible-, acabará siendo algo del pasado. 8) Lo de la discutible oreja viene, además, porque Alvaro Lorenzo estuvo técnicamente impecable, es verdad, y con ganas, también es cierto, pero le faltó alma, lo suficiente como para que la faena apenas llegara al público. 9) La empresa lo ha bordado en los despachos, pero en la organización hay otros factores, como el marketing, en el que me cuentan y he podido comprobar, deja bastante que desear. Y si quieren ¡tiro de argumentos! En Las Ventas también es algo inadmisible. Si se aspira a regir sus destinos, debe mejorarse en este sentido. 10) Por último, lo sucedido al inicio del cuarto, con el toro en la plaza y la megafonía a todo volumen dando no sé qué mensajes, estará bien para el baloncesto y otros deportes y espectáculos, pero los Toros es una liturgia. Y servidor nunca he oído tirar de megafonía en las iglesias.

Comenzó San Isidro, sí San isidro, porque esta miniferia se celebra en honor del Santo Patrón y el marido se Santa María de la Cabeza lo mismo labraba en Madrid “catedral”, como en el entonces pueblo de Carabanchel y su “ermita”. Así pues, ¡bien hallados!

las_claves_de_moncholi_temporada_2021.txt · Última modificación: 2022/06/15 13:06 por Editor