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Real Maestranza de Sevilla

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Jueves, 4 de junio de 2015. Festejo del Corpus

Corrida de novillos

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Novillos de Villamarta (bien presentados y de buen juego en general; 4º y 5º los mejores).

Diestros:

Filiberto: de salmón y oro. Estocada (ovación y saludos) y estocada trasera (oreja).

Andrés Roca Rey: de teja y oro. Estocada (oreja) y pinchazo y estocada (oreja).

Pablo Aguado: de grosella y oro. Pinchazo y estocada (ovación y saludos) y estocada desprendida (oreja).

Banderilleros que saludaron: Manuel A. Odero y Álvaro López “Azuquita” en el tercero, y Roberto Ortega en el cuarto.

Presidente: Ana Isabel Moreno.

Tiempo: caluroso.

Entrada: media plaza.

<iframe src="https://player.vimeo.com/video/129835408" width="500" height="275" frameborder="0" webkitallowfullscreen mozallowfullscreen allowfullscreen></iframe> <p><a href="https://vimeo.com/129835408">Resumen Novillada 4 Junio 2015 Sevilla</a> from <a href="https://vimeo.com/maestranzapages">Maestranza Pag&eacute;s</a> on <a href="https://vimeo.com">Vimeo</a>.</p>

Crónicas de la prensa:

Lo mejor, lo peor

Por Sandra Carbonero

Lo mejor: Un Corpus arrebatador. A Sevilla se viene a por todas. A cara o cruz. Ese ha sido el lema que han tenido presente esta tarde los tres novilleros que han hecho el paseíllo en el coso del Baratillo. Tanto Filiberto y Roca Rey, que debutaban en la Maestranza, como Pablo Aguado, pudieron dar la vuelta al ruedo con algún trofeo en la mano. Roca Rey ha nacido para ser torero y se le nota hasta en la forma de caminar por la plaza. El peruano arrancó un apéndice a cada uno de sus oponentes. Roca Rey demostró en el segundo de la tarde un gran valor y gran sentido del temple. Comenzó por estatuarios una faena en la que aguantó parones continuos del animal y de la que pudo extraer muletazos toreando muy despacio. La labor del quinto la emprendió de rodillas con altas dosis de intensidad como el epílogo al natural sin ayuda. La Puerta del Príncipe se quedó esperando su salida a hombros. Le faltó tener un mejor colaborador y una buena estocada, pero en Roca Rey hay presente y futuro. Filiberto sorprendió frente al noble cuarto con el que dejó detalles muy toreros y cargados de plasticidad. El novillero de la tierra, Pablo Aguado no podía quedarse atrás. Tenía un último cartucho con el sexto y clavó las rodillas en el albero en el centro del ruedo para recibirlo por faroles para terminar prendido de fea manera. Aguado se levantó, sacó la raza y echó manos del capote otra vez, logrando que la Banda de Tejera se arrancara a tocar. Momento épico. El resto de la faena fue a base de coraje y raza con un novillo muy complicado.

Lo peor: Otros tiempos. Era uno de los días grandes de Sevilla. La festividad del Corpus es una efeméride importante para la ciudad que se engalana para tal acontecimiento. Ir a los toros en este día tan especial era tradicional como un Domingo de Resurrección, pero es algo que se está perdiendo y con trabajo debemos recuperar.

Diario de Sevilla

Por Luis Nieto. Debut triunfal de Roca Rey

Todavía con el olor maravilloso a juncia y romero de la procesión, la conmemoración del Corpus se trasladó por la tarde a la Maestranza, con ese desfile litúrgico que es el paseíllo, encabezado por Filiberto, Roca Rey y Pablo Aguado, quienes como decían los revisteros estuvieron en novilleros; jugándose el tipo sin miramientos ante una novillada de Villamarta, bien presentada y de juego dispar, en la que el triunfador fue Roca Rey, quien cortó dos orejas y cayó herido; ganando también un trofeo Filiberto y Aguado en un espectáculo que mantuvo en todo momento el interés del público, que llenó en su mitad la Maestranza.

Roca Rey, con ese aire de monaguillo en su semblante, apunta trazas ya de cardenal del toreo en el ruedo. Con tan sólo 18 años posee una madurez increíble. Llegado de Lima, con antecedentes taurinos y bajo la tutela de José Antonio Campuzano, su descubridor, impresionó en su debut en Sevilla por un valor desmedido y un registro amplio de recursos. Puede ser un torero importante, largo y de largo recorrido.

Con el manso y complicado segundo, se mostró firme en una faena en la que aguantó y mandó con la zurda y en la que robó muletazos arriesgados con la diestra, con el novillo mirando y midiendo. Mató con decisión al primer envite y fue premiado con un trofeo.

El quinto, sin que fuera un animal que se entregara, embistió mejor y vimos, de nuevo, a un novillero derrochando valor sereno y apuntando buen toreo. Comenzó de rodillas en los adentros, alternando muletazos con la diestra. Ya en las afueras, consiguió dos tandas con temple por el pitón derecho, una de ellas con ligazón y cambio de mano. Con la izquierda, sacó algunos naturales sueltos de buen trazo. Los mejore llegó en una serie con la izquierda, ya cerrado en las rayas, con muletazos suaves y muy ceñidos. Con el epílogo por luquecinas el público vibró. Tras un pinchazo, se tiró nuevamente a ley para enterrar media espada determinante a cambio de un pitonazo en la zona de los testículos. Dio la vuelta al ruedo con el trofeo, totalmente merecido, y de esa manera se fue a la enfermería.

Filiberto estuvo muy decidido en su actuación. Con el cornidelantero que abrió plaza, con movilidad, que acusó un puyazo mal dado y fue a menos hasta entablerarse, el murciano realizó una faena porfiona, con altibajos. Mató bien, al hilo de tablas, de estocada.

Con el cuarto, un novillo chico y suelto de carnes, Filiberto se mostró muy decidido en una faena bien estructurada, consiguió los mejores muletazos con la diestra. En el cierre, con un circular invertido y un serio arrimón, cosechó muchas palmas. Mató de estocada entera trasera y fue premiado con una oreja.

El sevillano Pablo Aguado fue quien mejor toreó con el capote. Sin acoplarse en su primero, se entregó con un arrojo excelso ante el sexto. Al tercero, flojo, lo recibió con una verónicas en las que jugó muy bien los brazos. Elevó incluso el tono en un quite en el que brilló una lenta verónica, con el broche de una suave media. Su trasteo en las afueras, con un ejemplar con movilidad, pero que unas veces se frenaba y otras daba tornillazos, estuvo salpicado de enganchones.

Con el peligroso sexto, Aguado estuvo hecho un jabato. Se jugó el tipo con el capote, recibiendo al astado en los medios con tres faroles. De pie fue arrollado de manera brutal por el novillo. Continuó el torero con agallas y nuevo susto, intercalando chicuelinas, con la música sonando por su gesto y parte del público de pie. Con la muleta cruzó nuevamente la raya roja. En las afueras, con la izquierda, sufrió otras dos cogidas. Se libró milagrosamente de la cornada. Apenas podía respirar. Tuvo capacidad y mérito para robar muletazos. Una estocada entera fue el punto y final para ganar merecidamente un trofeo.

Gran tarde la que ofrecieron los tres jóvenes valores, con un Roca Rey con capacidad de matador de toros y con un entregado Filiberto y un arrojado Aguado, quienes también van por buen camino.

ABC

<img src="http://www.apcnet.org/archivos/LorenaMunoz.jpg"/>Por Lorena Muñoz. Roca Rey confirma y Aguado pone la emoción

El cartel programado para la festividad del Corpus citaba a la la terna de novilleros más interesante del momento. La presentación de Filiberto y Roca Rey junto a Pablo Aguado que hacía su segundo paseíllo en el abono. Fue una novillada interesante y variada con tres novilleros dispuestos que llevaron la emoción al ruedo de la Real Maestranza con un interesante encierro de Villamarta.

A Roca Rey se le esperaba después de su triunfo en Madrid y no defraudó. Estuvo variado y participativo en los quites, dejó uno muy vistoso en el segundo, otro ajustado por chicuelinas y por gaoneras. Al primero de su lote le cortó una oreja tras meterlo en la muleta cuando hacía amago de rajarse. Le cambió los terrenos de forma inteligente e hizo una faena poderosa y de mucha firmeza. El peruano lo hizo todo y bien ante un astado al que entendió desde el principio y al que le aguantó parones a mitad de los muletazos.

Su apuesta en el quinto, con mucha calidad, quedó clara en su actitud. Comenzó la faena de rodillas con vibrantes muletazos. Sonó la música y se gustó en el toreo al natural. Bajó la mano y sometió con contundencia al de Villamarta en cada pase. Se tiró tras la espada y se llevó un varetazo del que se dolió tras pinchar. Cortó otra oreja antes de pasar a la enfermería y demostrar que va a ser torero.

El sevillano Pablo Aguado demostró una dimensión de torero importante en el sexto. Era el único que no había cortado trofeos hasta el momento y se fue a los medios a recibir al novillo - de 499 kilos- al que le dio varias faroles de rodillas. Tras llevarse una fea voltereta volvió a ponerse de rodillas, toreó a la verónica y por chicuelinas. Sonó la música tras un recibo emocionante de un novillero entregado y dispuesto. Así continuó en la muleta. Aguado se la jugó, se llevó otra fea paliza y ganó la oreja después de tirarse con todo tras la espada.

No tuvo fortuna en el tercero con el que se lució a la verónica, un astado sin clase que apretó en banderillas con el que solo puedo dejar detalles de su buen concepto. Se defendió en la muleta y Aguado, que dejó naturales de buen trazo, saludó tras la estocada posterior a un pinchazo.

Filiberto también se llevó un trofeo. Estuvo animoso con el capote en el recibo del primero, un ejemplar que ofreció posibilidades para hacer faena. El murciano brindó al público una labor basada en la izquierda, ya que por ahí el novillo tuvo recorrido e importancia en la embestida. Dejó algunos naturales de buen trazo pero sin llegar a redondear su actuación que bajó de tono con la diestra. Estuvo efectivo con la espada, ya que tuvo que entrar a matar pegado a las tablas, y saludó la ovación por su efectividad.

Al cuarto, justito de fuerzas pero con nobleza, le cortó una oreja. El de Calasparra comenzó con doblones para sacarlo más allá del tercio y le dio tiempo entre series para no ahogar la embestida. Sonó la música desde el comienzo y el novillero estuvo templado, sobre todo en la última serie para cerrar al novillo en tablas, y efectivo de nuevo con la espada que cayó muy trasera.

El Correo de Andalucía

Por Álvaro Rodríguez del Moral. Aguado roba el titular a Roca Rey

Era muy difícil darle la vuelta a una crónica que ya parecía escrita. La entregada capacidad del peruano Andrés Roca Rey había calado con fuerza en el público sevillano, que también se había divertido con el excelente corte del murciano Filiberto. Antes de que saliera ese sexto se habían repartido entre ambos tres orejas y el signo del festejo parecía sentenciado. Pero el titular del festejo estaba por escribir…

Pablo Aguado ya había tenido la oportunidad de enseñar su calidad al aficionado más avezado poniendo pulso al torear con mimo a un tercero informalete y movilidad engañosa que nunca quiso coger la muleta de verdad. Era su segundo turno y ya habían pasado muchas,muchísimas cosas en una novillada que mantuvo el tono desde el principio hasta el final. Pablo sabía que había que hacer algo y se jugo el todo por el todo hincándose de rodillas para recibir en los medios a ese último utrero de Villamarta. Se sucedieron tres faroles angustiosos pero el novillo hizo presa cuando se puso de pie y le propinó una espeluznante voltereta. Se formó la mundial; sonó la música y aún le recetó otro farol que terminó de rubricar su declaración de intenciones.

El novillo no servía. Era, con mucho, el peor del envío de Federico Molina pero Aguado suplió sus dificultades con una entrega volcánica que le llevó a no volver la cara a pesar de las muchas dificultades que le planteó por el pitón izquierdo. Llegó a ser volteado de nuevo. ¡El derecho¡ le decían desde las barreras. Pero tampoco tenía un pase por ahí. En esa tesitura, la faena transcurrió en el filo de la navaja y agarrando al público por el corazón que no dudó en pedir y conseguir la oreja que se había ganado a sangre y fuego. Aguado ha dado un serio paso al frente. Enhorabuena.

Pero antes que el sevillano, el público ya se había emocionado con el valor seco y sereno de ese peruano que se presentaba en Sevilla precedido de buenas referencias y mejores sensaciones. Roca Rey no desmereció de esa fama y se metió al personal en la talega gracias a una faena que puso todo lo que le faltó a un segundo manso, rajado y reservón al que obligó a seguir su muleta a base de pasmosa quietud. La faena de Andrés Roca Rey tuvo una virtud principal: torea siempre muy reunido con el toro y eso llega de inmediato al público, que se entrega sin reservas cuando contempla los pitones de los novillos rozándole las taleguillas mientras el novillero permanece impávido. No hubo dudas en ese primer trofeo logrado por el peruano, que ya tenía el viento de cara cuando recibió al quinto, un utrero potable al que se le administró una lidia premiosa y falsamente ceremoniosa que ralentizó el festejo. Pero Andrés ya era dueño de la escena y concitó toda la atención iniciando la faena de rodillas. Hubo algún bajón argumental en el trasteo -le costó cogerle el aire por el lado izquierdo- e incluso un inoportuno desarme que frenó la música pero la virtud de Roca Rey fue levantar de nuevo la tensión de su labor con una sensacional serie de muletazos a la que siguio un ramillete de luquecinas. El toro le hirió en la entrepierna en el primer pinchazo y dobló después de una larga agonía que siguió a la estocada. La segunda oreja vino rodada.

Pero aún hubo un cuarto trofeo que computar en la tarde. Lo cortó el murciano Filiberto enseñando un toreo de excelente corte, trazo definido y elegante puesta en escena al cuarto novillo de la tarde, un animal que quizá no fue completo pero sí tuvo la virtud de humillar. Filiberto firmó sus mejores momentos con la mano izquierda y culminó su faena con el consabido arrimón. Había logrado el objetivo: le habían visto -y le habían visto bien- en el senado maestrante.

El murciano había sido el encargado de abrir plaza con un torete bravito en el caballo que acusó un tremendo puyazo. Tuvo buena condición en la muleta pero no podía con su alma. Novillo y faena se desinflaron.


Sevilla Temporada 2015.

sevilla_040615.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:25 (editor externo)