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REAL MAESTRANZA DE SEVILLA

Domingo 7 de abril de 2024

Corrida de toros

Ficha técnica del festejo

Ganadería: Toros de Fermín Bohórquez (bien presentados, con juego desigual, escasos de fuerza. Parados los dos primeros, 3º y 6los mejores).

Diestros:

Lama de Góngora: pinchazo, media que escupe, aviso, estocada (ovación); estocada (oreja).

José Ruiz: dos pinchazos, cuatro descabellos, aviso, tres descabellos (silencio); dos pinchazos, pinchazo hondo, descabello, aviso, cuatro descabellos (silencio).

Juan Pedro García Calerito: estocada (orejas); estocada, aviso, descabello (oreja).

Banderilleros que saludaron: Fernando Sánchez y Juan José Domínguez, en el 1º de la tarde.

Presidente: Fernando Fernández-Figueroa.

Tiempo: soleado, temperatura agradable.

Entrada: poco más de media plaza.

Imágenes

Video resumen AQUí

Crónicas de la prensa

Puerta de Arrastre

Por Santiago Sánchez Traver

Oportunidad para toreros crecidos

Llegó como prólogo del ciclo ferial la corrida de la oportunidad. O de los locales, que se llamaba antes. Cuando la Feria más larga, Canorea los ponía a todos los diestros sevillanos. Menos a alguno que ya no cabía y se iba a la puerta de la empresa o de la catedral a hacer huelga. Ahora no caben ni seis, sólo caben tres. Y esta vez hubo dos que lo aprovecharon. Con un encierro de Bohórquez que no me gustó, salvo un buen tercero, y que no dio muchas facilidades, dos estuvieron muy dispuestos y un tercero descubrió sus carencias y, tal vez, su futuro. Lo mejor vino de parte de Calerito pues el de Aznalcóllar anduvo sobrado toda la tarde, mostrando que ha crecido en la espera de oportunidades y que se puede esperar que cuaje en torero con capacidad, obteniendo un triunfo que, al menos, le abrirá algunas puertas. Lama de Góngora anda abriéndose camino en pueblos, en América y en la Conchinchina, y eso forma como demostró con una faena de oreja, que también le va a servir. Y sobre José Ruiz, que perdió los papeles en un momento dado, cayó en la Maestranza ese silencio que lo dice todo.

Por Jesús Bayort. ABC. Calerito vuela sobre los hombros del abismo y dispara en el orgullo de Lama de Góngora, elevado en un explosivo final

Lloraba Calerito como hombre maduro, consciente de lo que acababa de sucederle. No contenía la emoción quien se había vestido tres horas antes de modesto y oro en la fonda del abismo tras saberse vencedor. Triunfador de una batalla por la resurrección. Personal y artística. Un año hacía que no le daba pellizcos al capote de paseo. Un año olvidado, defenestrado, que saldaba sobre los hombros de la justicia. Por la calle Iris, vía de escape de su honradez y entrega. El pundonor de un torero con la hierba en la boca, frente a la bisoñez del hombre que aún sigue siendo niño. No le pidan más, suficiente milagro fue lo suyo. Desde el 22 de abril de 2023 sin vestirse de torero. Le bastaron unos pocos de muletazos para levantar su carrera, al compás de cómo había levantado la tarde, despeñada tras el arrastre del primero. Que cayó como una loza.

Fue decepcionante ese arranque, demoledor. Se esperaba demasiado del primer toro, como se deseaba otro final para Ruiz Muñoz, vestido de penitencia y azabache. Pero ese primero no fue del gaditano, sino de Lama. Que no obró el milagro ante un animal cuya estampa y estilo profetizaban cante grande. Si uno así no funcionaba, ¿qué toro podía funcionar? Tampoco sería el segundo, ya de Ruiz Muñoz, aunque ahí se vislumbró la llama. Desapercibida para muchos, cantada por los poquitos aficionados que siguen quedando en Sevilla. Fueron tres chicuelinas y una media verónica. Que las daba Calerito, claro. Que además de desembalsar lágrimas e ilusión, sabe torear. Ahí quedó el quite, lo más destacado de aquella ya lejana lidia.

Era la carta de presentación de quien había mandado un currículum en blanco a Ramón Valencia. A quien, todo hay que decirlo, hay que reconocerle su atrevimiento para anunciar a un chiquillo sin bagaje y su buen ojo para apostar por un torero con condiciones. Tapadas hasta ese momento. Analizadas frente a una lupa con dos lentes. ¿Exigencia o benevolencia? Se puso ante nosotros el prisma del reconocimiento, un niño que quería hacerse hombre ante las intermitencias de Noticia, el tercero. De tan espectacular lámina que ya todos lo daban por bueno. Desde por la mañana. El deseado, el niño bonito. Larguito y proporcionado, con cuerpo para embestir, acucharado en su acapachada cornamenta. Que tuvo mucha tela que cortar y que tardó en embestir con la calidad que le intuían. Brusco en su salida, descompuesto. Al que mimaron en la lidia. Sin definir cuando Calerito brindó a Antonio Ruiz 'Espartaco', su maestro; hombre de mil batallas, hombre de enorme pundonor.

Como pundonor tuvo el pupilo, arrodillado sobre el reclinatorio del centro del platillo. Esperando la arrancada, soportando un inicio que se podría ilustrar con los picos de un electrocardiograma. Eran los momentos más descompuestos de un animal que terminó entregado, sometido a la poderosa, a la vez que bisoña, muleta de Calerito. Hacía el de Aznalcóllar lo que hasta ese momento no habían hecho sus compañeros: adelantar la franela para después bajarla y ajustarla. No fue la faena perfecta, ¿cómo iba a serlo con semejante bagaje? Pero su desbordante ilusión y serio compromiso cubrían las carencias. Como la música, conectada tras un soberbio cambio de mano. Se teñían de blanco los tendidos tras una colosal estocada, petición con fuerza. Que no dudó en atender Fernando Fernández-Figueroa, presidente con fama de exigente que, casualidad o no, siempre preside los festejos de mejor presentación. Trapío y armonía. Qué menos. Como también atendió la petición del sexto, una faena tapada, casi hasta el final. Cuando Calerito impuso su mano izquierda para obrar el milagro ante Numerario, el más feo y violento de la corrida.

No fueron las dos únicas orejas. Ahí está la de Lama de Góngora, espoleado en el cuarto tras el repaso inicial de Calerito. Se enfadó el sevillano, dolido en su orgullo de camino a la puerta de chiqueros. Enterrado sobre el túnel de la incertidumbre en un prolongado rezo. Plegarias que fueron atendidas, no sin antes pasar la prueba. El salto olímpico de Bohemio hubiera acabado con cualquiera. Se hacía la sombra sobre la figura –tan diminuta ahí– del sevillano. Que no desistía en una sucesión de largas eléctricas, como las verónicas siguientes. Paradójicamente, más cantadas que el asolerado recibo al primero. Al que toreó con compás y lentitud. Se acopló Lama cuando Bohemio bajó revoluciones, ya más cortito en la distancia con el toro, con más caída y ajuste su muleta. Dos naturales que retumbaron en la grada, que iluminaban un camino casi desconocido para el torero. El del ajuste y la entrega. Como las siguientes tandas, poderosas, pese a la ya desentendida y fea salida del animal. Le aprobaban su verdad en una especie de censura a lo inicial. Un modo de señalarle el camino. Del que no se quiso salir con la espada, casi en la misma puerta de chiqueros en la que había comenzado. Un cañonazo y otra oreja de ley, que no hacía falta sugerir el «cariño». Un runrún continuó el recibo de Lama al primero, los ya citados lances con compás y despaciosidad. Amistoso era muy hondo, aunque bajo y estrecho de sienes. Armonía y seriedad. Categoría de Fermín Bohórquez. Como en su embestida. Sostenido en su salida, con un talento soberbio. Y la plaza barruntaba cosas, que no llegaron a concretarse. Se acabó su fondo demasiado pronto, asolado tras el prescindible inicio.

Seguramente alguno haya llegado hasta estas líneas postreras esperando leer la saña del cronista. Lamento la decepción. Ruiz Muñoz, abroncado tras la lidia del quinto, ya tiene suficiente con su calvario personal. Que la vida le sonría pronto.

Por Antonio Lorca. El País. ¡Qué mérito…!

Si es verdad que torear es un milagro, que lo es, lo sucedido en La Maestranza es la prueba irrefutable de la veracidad de la afirmación. Los tres toreros del cartel torean muy poco (Lama, seis corridas en 2023, y Calerito y Ruiz Muñoz, tres cada uno), y los dos primeros han hecho realidad parte de esos sueños que tantas noches de duermevela habrán dibujado en su película personal de triunfos.

Calerito ha tenido buen cartel desde sus inicios como novillero, pero las circunstancias no le han permitido romper como torero de ferias. Hoy, sin embargo, ha demostrado que ese milagro es posible porque tiene valor, entrega, pundonor y ganas de comerse el mundo.

Se le nota, y es normal, que no ha lidiado treinta corridas la temporada pasada, pero esta tarde ha paseado dos orejas que, sin duda, le servirán para usar en más ocasiones el traje de luces. No han sido faenas rotundas, cada uno de los trofeos lleva el añadido del cariño del público, pero hay que admitir y valorar el esfuerzo de estos toreros nuevos con capacidad para pensar delante de los toros la tarde de su cara y cruz, la tarde definitiva de su temporada.

Y Calerito comenzó con un bonito quite por chicuelinas en el primer toro de Ruiz Muñoz, y destacó en otro quite en el sexto del mismo palo que cerró con una excelsa y larga media verónica. Brindó su primero al padre de Espartaco, su maestro desde que era un niño, e inició la faena de muleta de rodillas, aguantó la codicia del toro y encendió la tarde. Duró poco el animal, como toda la corrida, pero a Calerito se le vio asentado y firme en una labor corta y presidida por la intensidad de un hombre que buscaba el triunfo con admirable ahínco. Salió en el sexto a darlo todo ante un toro con movilidad al que fraguó una faena irregular, presidida por el tesón y cuajada de detalles. A pesar de que mató mal, los tendidos pidieron mayoritariamente la oreja que paseó.

Arrebatado se le vio a Lama de Góngora cuando sonaron los clarines que anunciaban la salida del cuarto. Antes, había veroniqueado primorosamente a un toro nobilísimo, el que abrió plaza, que acudió con presteza al caballo, y derrochó nobleza en el tercio final, pero muy pronto se quedó sin vida. Los intentos del torero resultaron baldíos.

Quizá por eso, y por la oreja que había cortado Calerito en el tercero, Lama cruzó el ruedo y se plantó de rodillas frente a la puerta de toriles a la salida del cuarto. El toro casi lo arrolla al ejecutar la larga cambiada, capotazo que repitió dos veces más en el tercio. No pudo centrarse ante un animal de comportamiento irregular hasta que citó por naturales y dibujó de uno en uno, en tres tandas, muletazos de mucha enjundia que fueron justamente jaleados por los tendidos. Es decir, que dijo en voz alta que también merece mejor trato de las empresas.

Y Ruiz Muñoz tuvo peor suerte. Se lució a la verónica en un quite al que abrió plaza, pero su lote fue el menos propicio para el triunfo. Cansino, soso y deslucido fue el primero, y muy complicado el quinto, con el que se mostró desconfiado en exceso.

Calerito lloró como un niño cuando lo alzaron en hombros para disfrutar del triunfo. Cualquiera sabe las lágrimas que llevará derramadas a causa del olvido. ¡Qué mérito…!

Por Luis Carlos Peris. Diario de Sevilla. La oportunidad fue por barrios

Llegaba un festejo que lleva camino de hacerse tradicional, el que ha tomado el nombre de Corrida de la Oportunidad y que si hasta el pasado año contaba con seis espadas, en este ciclo se ha normalizado con una terna de jóvenes promesas que no siempre están capacitados para resolver algo. Y en este de ayer concurrían tres toreros de muy distintos estatus, pues encabezaba la terna Paco Lama de Góngora, que saboreó el dulce de traspasar la Puerta del Príncipe como becerrista en 2012 y que contó con una alternativa de lujo en plena Feria para que luego desapareciese del circuito. Alternaba con José Ruiz Muñoz, sobrino nieto de Curro Romero y que el año pasado dejó buenas sensaciones en Sevilla y en Madrid para que cerrase el cartel el prometedor Juan Pedro García Calerito.

Pero en una tarde que invitaba a sentarse en el tendido maestrante, la entrada dejó mucho que desear, pues asistieron 4.250 espectadores, lo que representa el 42% del aforo de la plaza. Poca cosa dadas las circunstancias climatológicas, la ausencia de fútbol local y el buen ambiente de la terna. Y para esa terna, un encierro de Bohórquez, puro encaste murube que hogaño suele lidiarse en corridas de rejones. Y es que se trata de un toro que no tiene en la humillación una de sus virtudes, pero la verdad es que aparte de su magnífica presentación el juego fue bueno en líneas generales, con el dato indiscutible de que el peor lote se lo llevó Ruiz Muñoz.

Abrió la tarde un toro precioso, cuajado y muy serio, con muy buenas hechuras y que embistió bien a al capote de Lama, que lo manejó perfectamente a la verónica y en el que se lucieron esos dos buenos banderilleros que son Juan José Domínguez y Fernando Sánchez. Pero entre la costalada que se dio en el quite y los dos puyazos, Amistoso llegó sin vida a la muleta. Detalles de torería y poco más con el defecto imputable al torero de lo larga que fue la faena. En el cuarto salió a revienta calderas para recibir a Bohemio a portagayola más tres largas de rodillas que caldearon el ambiente. El toro se le queda debajo y la faena destaca por detalles muy toreros, principalmente en naturales de frente, pero la oreja va a ganarla, sobre todo, por la magnífica estocada. De esta manera, Lama no desaprovechó la oportunidad.

Quien sí la aprovechó de principio a fin fue Calerito, que salió a por todas de forma muy sincera. Muy en murube el tercero, de nombre Noticia, y saliendo renqueante del caballo, Juan Pedro García dejó al toro medio crudo, se lo brindó a Antonio Espartaco, arrancó por redondos de rodillas y lució mucho al natural, pero el toro se acabó pronto y le corta una oreja con un espadazo formidable. En el quinto, más de lo mismo, muy decidido en el recibo a la verónica y en un quite por Chicuelo. Brinda a la plaza y, sin probarlo, arranca toreando en los medios con la diestra. El toro saca el defecto de sus hermanos, pero Calerito se acopla a media altura en redondos con Numerario, tan negro como el resto del encierro. Pronto se da cuenta de que el pitón bueno del toro es el izquierdo, se echa la muleta a la zurda y le enjareta unos naturales por debajo de la pala del pitón para que aquello vibrase y le diesen una oreja a pesar de la mala colocación de la espada. Sin duda alguna, Calerito bien que aprovechó la oportunidad, con que lo natural sería que lo volviésemos a ver anunciado en alguna plaza.

Está atravesando un drama familiar José Ruiz Muñoz, el sobrino nieto de Curro Romero. No sé si eso le influyó o todo fue culpa del mal lote que le tocó en desgracia, pero la verdad es que sale muy mal parado de esta oportunidad tan frustrada. Con una presencia imponente, figura con empaque y detalles muy personales, la tarde se le puso muy cuesta arriba con el sainete que dio con la espada en su primero, Nominado en la tablilla. Eso ocurrió tras haber dejado entrever cosas interesantes con el capote y en algún que otro redondo. Pero donde entregó la cuchara fue en el quinto, un toro serio y que enseña las puntas. Se llamaba Vicario y le hizo pasar un calvario a Ruiz Muñoz ya con el capote. Desarmado, se tiró al callejón y a partir de ahí, con los papeles perdidos dio una imagen de impotencia absoluta, acentuada a la hora de manejar los aceros. Por todo ello puede decirse que la oportunidad la aprovechó según quien.

Por Vicente Zabala de la Serna. El Mundo. Calerito y Lama, la capacidad y la llama del toreo triunfan en Sevilla

Veníamos del descalzaperros ganadero de Resurrección así que la loa inicial para la presentación de la corrida Fermín Bohórquez, tan seria como abierta de tipos y líneas, cuatreña entera, es de obligado cumplimiento. Luego, dentro del interés general y la variedad de su juego, saltaron tres de toros con notables posibilidades, sin alcanzar ninguno la excelencia, siendo el tercero el que apuntó más notas hacia ella. Como para decir que la ganadería está en el camino. Juan Pedro García «Calerito» triunfó por partida doble hasta alcanzar la salida a hombros por la puerta de cuadrillas. Pero fue Lama de Góngora quien, con una sola oreja, prendió la llama del toreo.

Fue el primero un toro hondo y muy rematado, de una expresión guapísima, una belleza redonda, quizá demasiado pesada (585 kilos). Maravilló su tranco y su temple de salida y sorprendió Lama de Góngora a la verónica, tan bien dibujada en su interpretación. Hasta los medios trenzó una despaciosa gavilla y, una vez allí, abrochó con garbo. Un volatín prematuro castigó al toro antes del peto, donde se gastó no poco. Juan José Domínguez y Fernando Sánchez se desmonteraron con los palos. Quedó una embestida amable y escasa, de pacata repetición y poquito aliento. Lama, muy centrado, buscó estrategia de uno en uno a partir de la segunda serie con la derecha. Cogió la izquierda algo tarde -algún natural brilló entre el aplomado viaje- y la faena terminó por alargarse demasiado.

Completaba la terna netamente sevillana Ruiz Muñoz, que el año pasado dejó a Sevilla la miel en los labios y la presidencia a él sin una justa oreja ante un gran toro de Bohórquez -ése sí fue excepcional-. Soltó brazos y nervios en un quite en los albores. Cuando salió su toro, acapachado, badanudo, cortas las manos, siguió soltándose. Sostuvo el toro la humillación -como se vio en las aladas chicuelinas de Calerito-, una bondad sin chispa, una cierta dormidera. Lo de RM se hacía difícil sin enganchar la embestida para darle lo que le faltaba, viaje, o sea, pues es el sobrino nieto de Curro torero de componer. Luego lo apretó algo más y se eternizó con los aceros.

Noticia cambió el guion y esa fue la buena nueva. Otro tipo, más carácter y, sobre todo, más vida. No se prestó, sin embargo, al toreo con el capote. Tan revoltoso de salida. Iría fijando el bohórquez la humillación y las vetas de calidad. Además del reprís. Puede que más reprís que ritmo. Calerito lo quiso pronto. Y, tras brindar al padre de Espartaco -su hoja de ruta desde niño-, se clavó de rodillas y puso la Maestranza en ebullición. Pasó el toro con una transmisión bárbara, colocando la cara abajo y Calerito corrió la mano encajado en los riñones. Desató un incendio. Una vez en pie la faena continuó en el mismo tono de intensidad también sobre la derecha. Series cortas y sin respiro. Al rematar la segunda serie diestra un cambio de mano superior abrió el camino de la izquierda. Por donde el buen toro no se entregó igual, apuntando un final antes de hora. Lo suficiente en calidades para que, después de un espadazo, una oreja compensase una faena tan técnica como vibrante.

Lama de Góngora a continuación cortó la suya por otro palo, más corazón en el sentido del sentimiento pero también del valor cuando marchó a porta gayola. Tres largas cambiadas libró como tres explosiones. La interesante corrida de Fermín Bohórquez continuaba saliendo muy abierta de tipos y líneas con el nexo de unión de la seriedad. El toro fue como dos personas en una. Se venía por el derecho andando, haciendo hilo y saliendo con la cara por la cadera. Nada fácil. Y, sin embargo, por el izquierdo descolgó 15 veces (con otro son) que bastaron para que Lama prendiese la llama del toreo en 15 naturales. Roto, mecido, hacia dentro. Muy largo, muy despacio, según el toro se iba durmiendo y luego desentendiendo. Apuró todo hasta la estocada empujada con el alma y así el premio contuvo la misma verdad.

La armonía que portaba el quinto escondía escondía un demonio en su interior que mostró todas las carencias de Ruiz Muñoz. Que en el primer trance de peligro, casi de cabeza al callejón, entregó las armas. Dejémoslo ahí.

No enamoraba precisamente el sexto, que se hacía muy despegado del piso. La capacidad de Calerito ahormó las desigualdades de la embestida jugando con alturas y distancias. Hasta hallar el sitio, el pulso y el buen fondito del toro en su izquierda. Muchos resortes técnicos. Y cabeza para cerrar la faena a favor de obra. La estocada atravesada bastó para el descabello. Cayó otra oreja y se abrió la puerta de cuadrillas.

Por Inma León. El Español. Tarde para la lucha y la esperanza en Sevilla: dos orejas para 'Calerito' y una para Lama con sabor a gloria

De nuevo Sevilla ha calentado motores de cara a su feria taurina y la del real de Los Remedios con una tarde de la oportunidad, que ha sido más bien para poder continuar entre la lucha y la esperanza.

Sobre todo para Juan Pedro García 'Calerito', que ha cortado una oreja a cada uno de su lote saliendo a hombros por la puerta de cuadrillas; y para Lama de Góngora, que salió espoleado en el cuarto de la tarde. Ruiz Muñoz, sobrino nieto de Curro Romero, no tuvo su tarde.

Lidió con la más fea, pero él tampoco logró tocar las teclas adecuadas para estar por encima de los animales cuando en tardes anteriores ha dejado un regusto de personalidad en los tendidos.

Se lidiaron seis toros de Fermín Bohórquez, algunos de preciosa lámina. El mejor lote estuvo compuesto por el tercero y sexto, dos ejemplares que sin ser completos tuvieron muchas cosas buenas, que 'Calerito' aprovechó con el fin de no llevarse otros tantos meses sin enfundarse en un vestido de luces. Esto le ocurrió el año pasado.

Por tanto, sus ganas e ilusión han pesado más, aunque también su capacidad para pensar delante del toro, a pesar de torear tan poco. Ya lo advirtió en el quite que le hizo al primero de Ruiz Muñoz.

Ya con el suyo despertó al público maestrante con un vibrante toreo de rodillas sin probaturas y aguantado las bravuconas embestidas, tras brindarle su muerte al padre de 'Espartaco', el que fuera su maestro. Sonó la música y a base de tesón y de dejársela puesta consiguió cogerle el ritmo, sobre todo por el derecho, culminando su obra con un espadazo.

Con una oreja ya en el esportón, salió muy decidido en el sexto. Lo paró con el capote con lucidas verónicas, aunque lo que levantó el vuelo de la faena fueron los profundos naturales en un trasteo bien ligado y con cabeza. Tuvo que utilizar el descabello, pero el público le premió con esa segunda oreja también por su actitud, fundamental en tardes así.

El otro que puntuó para continuar con su lucha fue Lama de Góngora. El sevillano salió espoleado tras la primera oreja de 'Calerito', yéndose a la puerta de los chiqueros.

Una vez allí lo lanceó con emoción con tres largas cambiadas y por verónicas. Con la muleta se acopló más bien tarde, pero cuando le cogió el sitio dibujó un ramilletes de despaciosos naturales, que le valieron el trofeo.

Antes había pasado demasiado tiempo con el primero, el toro de mejor presencia del encierro de Bohórquez, pero vacío de mensaje, y que fue sensacionalmente picado por Pedro Morales 'Chocolate'.

La tarde culminó con 'Calerito' en volandas por su doble trofeo en una tarde que le permitirá continuar entre la lucha y la esperanza, al menos hoy, con sabor a gloria.

Por Antonio Muñoz. El Correo de Andalucía. Calerito sale a hombros tras cuajar una buena tarde en la Maestranza de Sevilla

Las lágrimas de Juan Pedro García Calerito al recoger su segunda oreja reflejaban la emoción vivida durante toda la tarde. El diestro de Aznalcóllar ha cortado dos orejas en este festejo previo a la feria de abril y le ha servido para salir a hombros por la puerta de cuadrillas.

Una tarde que le servirá de cara a su carrera taurina, ya que hay que resaltar que solo toreó tres festejos en 2023. Por lo que tiene mayor importancia. La naturalidad y la templanza con la que ha andado esta tarde en el albero maestrante es digno de admirar.

En el quite al toro de su compañero, ya se le vislumbraron las ganas por triunfar. Tres chicuelinas y una media con mucho aroma sevillano que dejó mella en el tendido. El diestro lidió el toro llamado Noticia, de Fermín Bohórquez, con unas hechuras excepcionales para la Maestranza. Calerito brindó al maestro Espartaco Padre que se encontraba en el callejón.

El toro rindió homenaje a su nombre y embistió con mucha clase por debajo durante toda la faena de muleta. Lo recibió de rodillas con la mano diestra y le enjaretó una buena tanda que sirvió para que el público pusiera toda la atención. Posteriormente, continuó con la mano izquierda y lo entendió a la perfección.

Destacaron varios cambios de mano y pases de la firma. Mató de una estocada entera que le sirvió para cortar la primera oreja de la tarde.

En el sexto toro, quería redondear la tarde y, de esta forma, continuar por la senda del triunfo. Con el capote destacó otro quite por chicuelinas. Brindó al público de Sevilla desde los medios para realizar una faena con mucha precisión y concentración en los vuelos de la muleta. El toro tenía nobleza pero también sus dificultades. Venía mejor en la media distancia y embestía con mayor lentitud por el pitón izquierdo.

Resaltaron varias tandas con la mano zurda que levantaron los olés de la plaza. A la hora de matar, no quería que se le escapara el triunfo. Mató de una estocada suelta y contraria. El toro no caía por lo que tuvo que utilizar el descabello. Acertó a la primera y toda la plaza pidió la oreja con insistencia que le sirvieron para cortar otra oreja. Un grupo de jóvenes lo sacaron a hombros para salir por la Calle Iris.

Nueve años hace que tomaría la alternativa Lama de Góngora en la Maestranza. Se le ve mucho más maduro y más cuajado a la hora de entender a los toros y dotarle la técnica que necesitan en cada momento.

El torero sevillano ha mostrado una gran voluntad por agradar al público de la Maestranza en el día de hoy. El compromiso con su plaza, como él la llama, es total. En el cuarto toro de la tarde, después de ver cómo su compañero Calerito cortaba la primera oreja no se quería quedar atrás. Se fue a portagayola para recibir a su segundo toro. Se levantó y prosiguió con dos largas cambiadas y varias verónicas desde los medios para rematar con una revolera. El público ovacionó el esfuerzo.

Con la muleta, realizó una faena de menos a más. Al principio, optó por coger la mano diestra y el toro embistió de forma desigual y no se despegaba del sevillano. Con la mano izquierda se acopló mejor y sonó la música. Ahí, la faena cogió vuelo y Lama de Góngora consiguió los mejores momentos. El toro de Fermín Bohórquez embestía despacio pero con mucha clase, recordando a las faenas mejicanas.

Continuó la faena por la izquierda, dando el pecho y a pies juntos. Estuvo en todo momento arropado por el público sevillano. Siguió los consejos de su apoderado, José Chacón, desde el callejón que le insistía en la mano izquierda. Consiguió matar de una gran estocada que le permitió conseguir una oreja.

Antes, recibió de salida al primer toro de la tarde con un buen ramillete de verónicas. Ahí ya se demostraron las buenas intenciones con las que afrontaba la tarde. Los banderilleros cuidaron en todo momento al cuatreño de Fermín Bohórquez. Fue una gran lidia por parte de los subalternos en la que se desmonteraron Juan José Domínguez y Fernando Sánchez.

Había una gran expectación con la muleta porque el toro auguraba mucha clase y un gran galope. Por desgracia, todo quedó en eso. El toro echaba la cara alta en mitad del muletazo y no pudo lucirse el torero sevillano.

Por Toromedia. Calerito corta dos orejas y Lama de Góngora, una en la segunda de abono en Sevilla

Juan Pedro García Calerito ha sido el triunfador en la segunda de abono al cortar una oreja de cada toro, por lo que fue sacado a hombros por la puerta de cuadrillas al finalizar el festejo. El torero de Aznalcóllar estuvo muy centrado y solvente toda la tarde y sacó partido del lote más destacado de la corrida de Fermín Bohórquez. Lama de Góngora también puntuó al cortar una oreja del cuarto de la tarde, mientras que Ruiz Muñoz se fue de vacío.

Lama de Góngora abrió la tarde con un excelente toreo a la verónica ganando terreno que provocó los primeros oles del tendido y que fue muy aplaudido. El de Bohórquez fue dos veces con alegría al caballo y recibió el castigo justo. En banderillas se lucieron Juan José Dominguez y Fernando Sánchez. El toro llegó a la muleta más apagado y embistiendo a media altura, de modo que la faena consistió en la insistencia de Lama de Góngora por hacer embestir a un toro cada vez más parado. Pinchó antes de cobrar una estocada entera y fue ovacionado.

Lama de Góngora se fue a portagayola a recibir al cuarto, dando después dos largas cambiadas más en el tercio para posteriormente torear a la verónica con compostura. Fue un recibo de capa emocionante a un toro que posteriormente se movió en la muleta pero sin emplearse del todo. Lama plantó cara y estuvo siempre firme, logrando los mejores momentos al natural en un par de series en las que toreó con gusto aprovechando bien la inercia del toro hasta que el animal se rajó. Mató de estocada y cortó una oreja.

Manseó de salida el segundo de la tarde cuando Ruiz Muñoz intentaba el toreo de capa. Fue medido en el caballo y Calerito hizo un bonito quite por chicuelinas. En la muleta, Ruiz Muñoz se vio limitado por una media embestida sosa que no le permitió brillar. Lo intentó por ambos pitones dejando ver sus ganas de agradar. Estuvo por encima pero sin poder construir faena. Falló con los aceros.

Ruiz Muñoz no pudo lucir de capa en el recibo al quinto, que a la postre fue el toro más complicado de la corrida. No humilló y se metió peligrosamente en el inicio de faena, dejando claro que no tenía posibilidades. El torero pasó momentos de apuros para acabar con su enemigo.

Calerito se mostró dispuesto y seguro desde el primer momento. Brindó la faena a Antonio Ruiz 'Espartaco padre' y dejó un comienzo vibrante de faena toreando en redondo con las dos rodillas en tierra. Siguió ligando con la derecha una buena serie que hizo sonar la música. En la siguiente serie hubo un buen cambio de mano como remate a una tanda reunida. Cuando cogió la zurda al toro le costó más pero Calerito mostró solvencia y oficio para rematar una faena seria y con fondo. Mató de buena estocada y cortó una oreja.

Calerito brilló en el quite que hizo al sexto y después planteó una faena de porfia y talento ante un toro al que le faltaba entrega, pero al que entendió bien, sobresaliendo en el toreo al natural. Por ese lado el toro embistió mejor y el torero hizo sonar la música con series en las que salió a relucir su capacidad y su calidad. Faena de mérito que remató de estocada y descabello y que le valió sumar un trofeo más. Al finalizar el festejo lo sacaron a hombros por la puerta principal o del patio de cuadrillas.

Fotografías: Arjona/Toromedia.

07_abril_24_sevilla.txt · Última modificación: 2024/04/26 12:05 por paco