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PLAZA DE TOROS DE VALENCIA

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Domingo, 11 de marzo de 2012

Corrida de toros

FICHA TÉCNICA DEL FESTEJO

Ganadería: Cuatro toros de Vegahermosa y dos, 3º y 5º, de Jandilla (bien presentados, nobles y con buen juego, excepto el 4º, deslucido).

Diestros:

El Cordobés: oreja y silencio.

Francisco Rivera Ordóñez: oreja y oreja.

El Fandi: dos orejas y oreja.

Entrada: tres cuartos de plaza.

Crónicas de la prensa: El País, El Mundo, La Razón.

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El País

Por Vicente Sobrino. Triunfalismo popular

Los toros de Vegahermosa y Jandilla se sumaron a la fiesta popular. Solo el cuarto, del primer hierro, se puso estrecho y quiso ser algo así como el hermano de la discordia. Pero no fue tanto como pareció, ni tan poco como para fiarse mucho de él. Los otros cinco se pusieron pronto de acuerdo con sus respectivos lidiadores. Ni un mal gesto. Ni una contestación a destiempo. Todo el mundo a colaborar. Incluso la gente, de etiqueta especial en la tarde, aplaudió todo: lo bueno, lo regular y lo demás. Pero todo el mundo contento. Toreros, ganadero, público y empresa, que vio la plaza llena en sus tres cuartas parte.

Los tres primeros toros fueron despachados a la primera. Aunque la media estocada que recetó El Cordobés, la sin puntilla de Paquirri, tirando la muleta, y la contundente de El Fandi, serían cuestión de debate buscando la ortodoxia. Pero las tres sirvieron para destapar con alegría la tómbola. El Cordobés le cortó una oreja al toro que abrió plaza por una faena despegadilla, descaradamente populista y de mucha galería. Sin gran motor ese primero, pero de nobleza infinita, tuvo el suficiente recorrido y duración para que El Cordobés estuviera con él todo el tiempo que quiso. La rana, que bajó el telón a este primer acto, fue celebrada con júbilo en el tendido.

El segundo de la tarde tuvo dos caras en varas. Empujó y se empleó en la primera y a punto estuvo de derribar, y se marchó suelto sin recibir castigo en la segunda entrada. Paquirri cumplió en banderillas, con un tercer par al violín. Otro buen toro para la muleta. Fácil siempre Paquirri. Sin mucho compromiso pero anduvo como Pedro por su casa. Un desarme pudo acabar con la historia, pero Paquirri se desquitó con una seria al natural que fue lo mejor. La estocada, de efectos fulminantes, quedó fea al echar la muleta en la reunión.

El Fandi recibió al tercero con un variado carrusel de capotazo: lances, verónicas, chicuelinas, la media, todo por el mismo precio y en el mismo envoltorio. Como un juego para el Fandi, que llevó el toro al picador con otra remesa de chicuelinas. Entre la primera y segunda entrada al caballo, de simple trámite administrativo, un combinado de más chicuelinas con vistosas saltilleras. Acto seguido, banderillas. Un portento físico. Tres pares de formidable colocación, jugando en el tercero con el sombrero del mayoral. Apenas entró en juego la muleta, sonó la música. Sin mucha emoción el toro, pero también de gran nobleza, le sirvió a El Fandi para comenzar con rodillazos. Fácil el torero siempre. Y más a gusto con la muleta en la izquierda, por donde lo hizo mucho mejor. De colofón, un racimo de circulares y espaldinas antes de una estocada contundente. Premio mayor: dos orejas.

Tres veces llevaron al caballo al cuarto; le pegaron en la primera y se escupió en las otras dos. Esperó en banderillas y arrolló sin consecuencias al peón Ismael González. A la inercia del toro, El Cordobés no acabó de lucir ni conectar. Cada loco con su tema: el toro a su aire y el torero al suyo. Se entretuvo pinchando El Cordobés y se desinfló la cosa.

También sueltecillo en varas el quinto, al que apenas picaron. Sobrio pero más ajustado Paquirri en banderillas. Algo rebrincadito el toro, no opuso resistencia en la muleta. Le vino pequeño ese noble toro a Paquirri, que le anduvo muy relajado. La serie con la derecha mirando al tendido reactivaron al personal, que con la galería final acabó entregado.

Cuatro pares le clavó El Fandi al sexto. Cuatro formas de banderillear y los ocho arpones que cabían en una moneda de un euro. Otro derroche físico. Brindó a sus compañeros de fiesta y sin pensarlo dos veces, se hincó de rodillas en el centro del ruedo. Hubo de todo en la faena, pero lo mejor volvió a ser con la muleta en la zurda. Más irregular en este caso, pues el toro fue agotando su gasolina hasta quedar casi sin reserva. Más rodillazos al final y solo el pinchazo previo a la estocada final, también con pérdida de muleta, evitó otro premio de pleno.

El Mundo

Por Vicente Zabala de la Serna. Lluvia de orejas para Rivera Ordoñez y El Fandi

Un entradón para ver a Manuel Díaz 'El Cordobés', Rivera Ordóñez y El Fandi. Tres cuartos largos en 11 de marzo. Bolón para la empresa. Fandi por el G-10 para repartirse la audiencia entera según barómetro de All Sport. ¿O no?

Del lavado tercero de Jandilla le dieron a Fandila las dos orejas. El tipo no paró. Desde la larga cambiada de rodillas, las chicuelinas, el galleo al paso, el quite por talavarenas, el inicio de faena de hinojos, la derecha y mucha izquierda con una embestida preñada de movilidad más que de calidad, de informalidad diría, circulares invertidos y fiesta y una estocada hasta la gamuza y en la misma yema. Puerta grande. Ahora recordaría yo a toda la plebe que se regodeó el 23 de julio cuando a José Tomás le negaron la victoria…

Manuel Díaz terminó haciendo la rana con un jandilla de Vegahermosa encastadito, que pedía mando para expandir el último tranco, que sin él se quedaba, sin el mando, digo. Como El Cordobés tampoco se quedó nunca quieto apenas hubo problemas, pese a algún achuchón. Especialmente al matar, cuando el toro hizo hilo con el matador, que se estrelló contra las tablas. Se salvó de milagro. De ahí el toro salió muerto. Y a Díaz le dieron una oreja.

A Rivera se le entregó otra con un toro que estaba en las antípodas de volumen y temple: 610 kilos. Rivera Ordoñez banderilleó, muleteó sobre la mano derecha entre las rayas y bajo los terrenos de sol tiró largo el derechazo. Al natural (sic) perdió pie en un momento dado y cortó el grito de la solanera que, como a la Macarena pero en masculino, le gritaban “¡guapo, guapo, guapo!”. Se tiró a matar con rectitud, aunque la espada tendió hacia el rincón del abuelo maestro de Ronda.

Díaz no pudo hacer nada con el mal estilo del castaño cuarto. Una cosita geniuda y raspada. Mató después de tres pinchazos.

Rivera Ordoñez le hizo de todo al lindo quinto, de buen fondo. Incluso a veces le cogió el temple por el pitón derecho, y cuando no, lo tiró. Tiempo le dio para desplantarse de rodillas y de espaldas y también a hacer el teléfono de Arruza. Como se cobró media estocada de mortal efecto, a las 9.000 personas que habitaban en el coso de Monleón les provocó la pañolada, que se convirtió en otro trofeo y la puerta grande.

El último no duró mucho por su mejor mano, que fue la izquierda. El suficiente para que Fandi, después de cuatro pares de banderillas, le cortase la sexta oreja del festejo y le pidiesen la segunda.

Sin rencor: esto queréis, esto tenéis. Peor lo tienen los que se han quedado en casa.

La Razón

Por Paco Delgado. Festival y apoteosis del «todo vale»

Casi se llenó la plaza para presenciar el segundo festejo del abono fallero, una corrida en la que se anunciaban dos matadores muy populares gracias a su habitual presencia en revistas de sociedad y programas de cotilleo, medios en los que se habla de todo, menos de toros. No es por tanto de extrañar que se aplaudiese hasta la voltereta que dio el primer toro de El Cordobés, un ejemplar de Vegahermosa blandito y sin codicia en el primer tercio. Su muerte fue brindada a un público enfervorecido con el gesto. A golpe de flequillo y sonrisa «profiden» hizo que le fueran jaleadas sus series iniciales, bastante atropelladas y rápidas, sin acoplarse ni quedarse quieto a lo largo de un trasteo zigzagueante de puro intermitente del que sólo destacaron algunos derechazos aislados en los que hubo algo más de temple. La rana, los desplantes finales y hasta el arreón que se llevó contra las tablas tras la estocada que culminó su primer turno propiciaron la primera oreja de la tarde.

El cuarto, mucho más justo de fuerzas, manseó en varas y esperó en banderillas. En el último tercio no humilló y desparramó más la vista al ser su lidia bastante anárquica y desordenada. Para colmo, le costó mucho matar.

Romaneó hasta casi derribar el segundo, un toraco de más de 600 kilos, que, sin embargo, salió suelto y manseando. Banderilleó sin especial brillantez Paquirri y no pasó de discreto con la muleta pese a la bondad de su oponente, que se desplazó con buen son y recorrido aun con el hándicap de su mucho peso. Abusó el torero de desplazarle hacia afuera y torear aprovechando el viaje del animal, sin apreturas ni compromiso, al amparo de un sector de la plaza que no cesó de jalearle al grito de «Guapo, guapo». La estocada final, lo mejor. Blandeó más el que hizo quinto, al que casi no se picó. Pese a ello, le costó mucho seguir el engaño y no ayudaron los numerosos tirones que le dio su matador, toreando en todo momento por y para la galería, lo que le valió salir a hombros.

El Fandi, que recibió a su primero con dos largas de rodillas, tiró de repertorio con la capa poniendo en suerte y quitando con mucha variedad. Entusiasmó con la exhibición atlética que protagonizó al banderillear y con el apoyo popular incondicional sacó una faena efectista, siempre de cara al tendido, sin rematar ninguna serie. Paseó dos orejas.

Muy similar fue su segunda actuación, volvió a banderillear con más espectacularidad que pureza, clavando casi siempre a toro pasado y muleteando después con mucha rapidez. Primó la cantidad sobre la calidad y ofreció, sobre todo, muchísima fiesta al personal, que no valoró en ningún momento si lo que sucedía en el ruedo tenía o no importancia. Volvió a estar muy eficaz con el estoque y se convirtió en el primer gran triunfador de la feria.


Imágenes: El Fandi y 'Paquirri' salieron a hombros en la segunda de Fallas/JUAN CARLOS CARDENAS-EFE. Imágenes del festejo: Francisco José Ferriz.

Valencia. Temporada 2012.

valencia_110312.txt · Última modificación: 2020/03/26 12:24 (editor externo)